Silencio oficial e indignación opositora ante 
ataque de EE.UU.

El jefe del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, rechazó las acusaciones de ligazón con el narcotráfico y emplazó a Washington a probar las afirmaciones del subsecretario de Estado para asuntos latinoamericanos, Philip Chicola, quien además planteó cerrar el paso al dirigente

LA PAZ, 8 de mayo (PL). — Silencio gubernamental e indignado rechazo opositor motivaron hoy los amenazantes ataques de un alto funcionario norteamericano contra el líder opositor boliviano Evo Morales, que ocupan amplio espacio en la prensa.

Morales rechazó las acusaciones de ligazón con el narcotráfico y emplazó a Washington a probar las afirmaciones del subsecretario de Estado para asuntos latinoamericanos, Philip Chicola, quien además planteó cerrar el paso al dirigente.

El jefe del Movimiento al Socialismo (MAS) denunció que el ataque evidenció intenciones golpistas y amenazas contra su vida y la inquietud de Washington ante el avance del movimiento popular, además de ratificar la opción de su organización de luchar en los marcos de la democracia representativa.

Morales ocupó un apretado segundo lugar en las elecciones generales de junio de 2002, pese a que el entonces embajador norteamericano, Manuel Rocha, amenazó a Bolivia con represalias si el electorado lo apoyaba.

Una reciente encuesta asignó al líder un 39 por ciento de respaldo ciudadano.

"Los que gobiernan Bolivia desde Estados Unidos no tienen idea de lo que sucede en el país; cada vez que los norteamericanos intervienen, el pueblo los rechaza", apuntó el diputado del MAS Antonio Peredo.

Subrayó que en Bolivia no hay un sólo cocalero que pueda ser considerado mafioso, mientras el canciller Carlos Saavedra, sin referirse directamente a las declaraciones de Chicola, señaló que los cultivos excedentes de coca —de uso natural benéfico y también usada para fabricar droga— son sembrados por campesinos pobres por necesidad de subsistencia.

El ministro señaló que el Gobierno mantiene su decisión de combatir al narcotráfico sin necesidad de pasar ninguna prueba ante Estados Unidos, que auspicia la política local de erradicación de plantíos de coca rechazada por los labriegos encabezados por Morales.

El silencio gubernamental ante la intervención del funcionario estadounidense en asuntos bolivianos fue explícitamente planteado por el vocero presidencial, Mauricio Antezana.

De otro lado, la oposición parlamentaria consideró insatisfactorias las explicaciones gubernamentales sobre una reciente acusación de golpismo lanzada contra la oposición por el Ejecutivo, alimentada por el embajador actual de Estados Unidos, David Greenlee, quien sindicó a Morales de conspirador.

El canciller Saavedra y sus colegas de la Presidencia, José Justiniano, e Interior, Yerko Kukoch, comparecieron ante la Cámara de Diputados para informar sobre la versión, rechazada por el jefe del MAS como cortina de humo para esconder a prestos golpistas promovidos por Washington.

Justiniano dijo que el Gobierno no acusa a ningún partido, Saavedra admitió no tener pruebas de lo dicho por el personero estadounidense y Kukoch alegó que el Ejecutivo sólo maneja hipótesis en torno a un supuesto golpe promovido por la oposición.

 

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