WASHINGTON, 8 de mayo (PL). —
Estados Unidos comenzó a circular en la ONU un proyecto de
resolución que garantiza dejar en manos de la junta norteamericana
en Bagdad el poder político y financiero de la reconstrucción de
ese país árabe.
El documento hace algunas concesiones
a intereses de Rusia y Francia, pero asegura que las fuerzas
anglo-norteamericanas y la administración interina creada por el
Pentágono controlen la administración de Iraq, recalcaron hoy
funcionarios del Departamento de Estado.
Igualmente, contempla el nombramiento
de un coordinador especial de la ONU, cuya única función sería
una asesoría parcial y supervisar la asistencia humanitaria.
Deja claro que este funcionario no
tiene autoridad alguna sobre la formación de las instituciones
civiles y políticas en Bagdad.
Asimismo, con la intención de ganar
el apoyo de Moscú y París, el proyecto permite el pago parcial de
contratos por 10 mil millones de dólares en alimentos, medicinas y
bienes industriales autorizados por la ONU antes de la guerra.
Estados Unidos aceptaría el
nombramiento de un representante especial de la ONU que sería un
"socio nominal" en la política de reconstrucción.
La primera de esas dos últimas
propuestas trata de complacer a Rusia que tiene en juego
aproximadamente mil 500 millones de dólares en contratos aprobados,
y la segunda trata de satisfacer la demanda de Francia de que la ONU
juegue un papel en la reconstrucción.
Los detalles del proyecto de
resolución norteamericano trascienden hoy luego de la visita la
víspera del Secretario de Estado, Colin Powell, a la sede de las
Naciones Unidas para reunirse con el Secretario General, Kofi Annan.
El borrador estadounidense también
contempla un papel activo para instituciones financieras como el
Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional que estarán
representadas en una junta asesora para monitorear las ganancias del
petróleo iraquí.
Pero al igual que en su aspecto
político, no contempla instituciones, entre cuyos miembros
aparezcan países que se opusieron a la guerra.
El Secretario del Tesoro de Estados
Unidos, Jack Snow, informó la víspera que la Administración del
presidente George W. Bush levantaba, de manera unilateral, varias de
las sanciones dictadas contra Iraq en 1991.
Esa medida, anunciada mientras Powell
estaba en la ONU, beneficia en particular a compañías
norteamericanas que ahora podrán exportar productos a Iraq.
La combinación de la visita de
Powell con el anuncio de Snow sugiere que el gobierno estadounidense
envió a sus colegas del Consejo de Seguridad dos claros mensajes:
estar dispuesto a trabajar con ellos, pero también su disposición
de actuar por su cuenta, indicaron observadores.
Este jueves, el enviado especial de
la Casa Blanca, Kim Holmes se reunió en Moscú con el vicecanciller
Yuri Fedotov para analizar la propuesta de Washington de levantar
las sanciones.
De acuerdo con trascendidos, Fedotov
insistió en la plática en que Rusia aboga por la reanudación de los
trabajos en el seno del Consejo de Seguridad para esclarecer el
papel de las Naciones Unidas en la reconstrucción y el
restablecimiento del orden en Iraq.
En cuanto al levantamiento del
castigo, el funcionario ruso dijo que la eliminación de las
restricciones estadounidenses no significa automáticamente el fin
del sistema conjunto de las sanciones, las cuales seguirán en vigor
mientras el Consejo de Seguridad no decida lo contrario.