Pequeños Constructores

Organopónico de referencia en Granma

Pedro Mora

BAYAMO.— Cuando semanas atrás Gladys María Popa recibía la felicitación del General de Ejército Raúl Castro, Segundo Secretario del Partido, por el resultado anual de la agricultura urbana, a su mente acudieron los días iniciales del organopónico Pequeños Constructores.

Foto: ISMAEL GONZÁLEZEl reconocimiento de Raúl es
 para ella un estímulo cotidiano.

Eran momentos en que se buscaban alternativas para la alimentación popular. Se requirió trabajar mucho en aquel año 1994 para convertir en fértil un terreno ocioso ocupado por escombros, desechos y hierbas, en medio del reparto bayamés Antonio Guiteras.

Con el tiempo, la realidad se impuso como premio a la abnegación, perseverancia y empleo de la ciencia: ahora es colectivo Referencia Nacional y uno de los mejores del país. El pasado año vendió a la población 800 quintales de variadas hortalizas y condimentos frescos, con un rendimiento de 25,5 kilogramos por metro cuadrado.

Gladys, la administradora, o Yuya como todos la conocen, es una incansable mujer, rigurosa defensora de la calidad en las ofertas al pueblo. Su sello distintivo son productos siempre frescos, ininterrumpidas ventas, cordial trato al consumidor, precios módicos y ninguna oportunidad a las desviaciones.

Junto con Ángela, Ilber, César, Igmer y José, en extensas jornadas aprovecha al máximo el horario para extraerle a la tierra el preciado fruto. Predominan el amor al trabajo y el anhelo de contribuir a satisfacer una dieta balanceada.

Refiere que en los primeros tiempos cargaban el agua en vasijas para el regadío; ahora las condiciones mejoraron y disponen de sistema de riego microjet, bombeo electrificado, buenas semillas, abono suficiente y un buen espíritu de trabajo ante el reclamo de las plantaciones.

Estamos enfrascados —subraya— en las siembras de hortalizas en la época más dura, la primavera, que exige, por las altas temperaturas y las lluvias, producciones resistentes a las enfermedades; entre ellas remolacha, pepino, habichuela y rábano. Recalca que el reto de estos tiempos es producir vegetales y condimentos durante todo el año para satisfacer la demanda del cliente.

Para Yuya la calidad 
en la comercialización 
es un elemento distintivo.

Una particularidad de los trabajadores del organopónico Pequeños Constructores es que comparten sus experiencias con jóvenes estudiantes del Instituto Politécnico de Agronomía Luis Marcano.

Yuya confesó por qué sus lechugas son las preferidas del vecindario: el sustrato del suelo y las atenciones culturales. Antes del cierre vegetativo —dice— les damos dos aporques para que oxigenen y drenen mejor.

El 2003 promete ser un período altamente provechoso para las aspiraciones de Yuya y su colectivo; hasta la fecha acumulan más de 300 quintales de productos agrícolas entregados a la alimentación popular con un costo por peso inferior a los 20 centavos.

 

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