Mañana, en el Sandino
¿Habrá barrida?
SIGFREDO BARROS
Luego
de dos jornadas completamente diferentes —pletórica de tensión y
desaciertos la primera, más tranquila y mejor jugada la segunda—,
Industriales y Villa Clara, los dos protagonistas de la finalísima
por el título de campeón cubano de béisbol, están de traslado y
descanso para animar lo que bien pudiéramos calificar de segunda
etapa del play off, con el Sandino de escenario y una pregunta en
boca de todos: ¿habrá barrida?
Indudablemente, la
maquinaria industrialista, el Tren Azul como lo llaman, ha jugado
una temporada fuera de todo cálculo ni aún de los más optimistas.
Estableció un récord de victorias, juega en estos momentos para un
750 de average luego de obtener 75 triunfos en 100 salidas,
desbancó al Habana y a Pinar del Río antes del límite y en sus
dos primeras salidas de esta etapa el equipo sigue crecido.
 |
 |
Francisley y Zaidel protagonizarían un duelo de zurdos en el Sandino. |
Pero Villa Clara es un
equipo de garra que no es campeón oriental por obra de la
casualidad. Ganó más que ninguno en su zona, a pesar de no contar
con una ofensiva de lujo como la de sus rivales de ahora, defendió
mejor que nadie en la etapa regular de la XLII serie, con un
promedio defensivo de 978, aceptable aún en los más altos niveles
del béisbol y su cuerpo de pitcheo cuenta con lanzadores de
calidad: Vladimir Hernández, Roidel Enríquez y dos jovenes
promesas, Zaidel Beltrán y Luis Borroto, ambos frisando los 20
años y con un mundo de perspectivas.
Después de un primer
choque donde la tensión caló hondo en ambas escuadras, los
villaclareños cayeron el martes en un encuentro cerrado —así lo
demuestra el marcador, 3-0—, con una formidable labor de Borroto
en función de relevo luego del cuadrangular de Scull en conteo
netamente favorable, 0 y 3, y sobre un envío sin malicia,
estrategia poco recomendable contra un veterano por aquello de más
sabe el diablo por viejo que por diablo.
La gran tragedia de
Víctor Mesa, el Talón de Aquiles de su equipo, ha sido la
ofensiva. Imposible ganar bateando tres jits por juego, todos
sencillos, aunque esto último no debe de extrañar a nadie, pues
los naranjas fueron oncenos en dobletes (150) y decimosegundos en
jonrones (68). Su fuerte es la velocidad, como lo demuestran sus
primeros lugares en triples (39) y bases robadas (73).
Pero no se puede
utilizar la velocidad en función de la ofensiva si nadie se embasa,
si los hombres no llegan a primera. En ese sentido, el dinámico
mentor naranja pudiera introducir algunos cambios en la alineación —mover
a "Riquimbili" a un turno de menos responsabilidad, pues,
obviamente, él no es un tercer bate—, y colocar en ese turno a
Michel Perdomo, sobre todo si el zurdo Francisley Bueno escala el
montículo mañana. No existen fórmulas mágicas, pero algo tendrá
que hacer Víctor en aras de una mayor producción pues 18 ceros
consecutivos son, a todas luces, demasiados.
La otra cara de la
moneda es la disyuntiva de Anglada ante el reclamo de algunos de
reemplazar a Kendry, metido en un largo slump. Siempre he oído
decir a los que saben de pelota que las alineaciones ganadoras no se
cambian. Y mientras el slump no sea la causa de una derrota, el
diecinueveañero jardinero capitalino debe de estar donde está,
pues clase le sobra para volver a batear como suele hacerlo. Si el
pitcher contrario es el zurdo Zaidel —tiró algo más de 30
lanzamientos el lunes—, el sexto turno es el que más le conviene.
Personalmente, no creo
que haya barrida. Los naranjas, alentados por su afición, deben de
dar batalla hasta el final. El play off, piensen lo que piensen
muchos, todavía no está decidido. Y muy bien pudiera regresar al
Latino. |