Mañana, en el Sandino

¿Habrá barrida?

SIGFREDO BARROS

Luego de dos jornadas completamente diferentes —pletórica de tensión y desaciertos la primera, más tranquila y mejor jugada la segunda—, Industriales y Villa Clara, los dos protagonistas de la finalísima por el título de campeón cubano de béisbol, están de traslado y descanso para animar lo que bien pudiéramos calificar de segunda etapa del play off, con el Sandino de escenario y una pregunta en boca de todos: ¿habrá barrida?

Indudablemente, la maquinaria industrialista, el Tren Azul como lo llaman, ha jugado una temporada fuera de todo cálculo ni aún de los más optimistas. Estableció un récord de victorias, juega en estos momentos para un 750 de average luego de obtener 75 triunfos en 100 salidas, desbancó al Habana y a Pinar del Río antes del límite y en sus dos primeras salidas de esta etapa el equipo sigue crecido.

Foto: RICARDO LÓPEZ

Francisley y Zaidel protagonizarían un duelo de zurdos en el Sandino. 

Pero Villa Clara es un equipo de garra que no es campeón oriental por obra de la casualidad. Ganó más que ninguno en su zona, a pesar de no contar con una ofensiva de lujo como la de sus rivales de ahora, defendió mejor que nadie en la etapa regular de la XLII serie, con un promedio defensivo de 978, aceptable aún en los más altos niveles del béisbol y su cuerpo de pitcheo cuenta con lanzadores de calidad: Vladimir Hernández, Roidel Enríquez y dos jovenes promesas, Zaidel Beltrán y Luis Borroto, ambos frisando los 20 años y con un mundo de perspectivas.

Después de un primer choque donde la tensión caló hondo en ambas escuadras, los villaclareños cayeron el martes en un encuentro cerrado —así lo demuestra el marcador, 3-0—, con una formidable labor de Borroto en función de relevo luego del cuadrangular de Scull en conteo netamente favorable, 0 y 3, y sobre un envío sin malicia, estrategia poco recomendable contra un veterano por aquello de más sabe el diablo por viejo que por diablo.

La gran tragedia de Víctor Mesa, el Talón de Aquiles de su equipo, ha sido la ofensiva. Imposible ganar bateando tres jits por juego, todos sencillos, aunque esto último no debe de extrañar a nadie, pues los naranjas fueron oncenos en dobletes (150) y decimosegundos en jonrones (68). Su fuerte es la velocidad, como lo demuestran sus primeros lugares en triples (39) y bases robadas (73).

Pero no se puede utilizar la velocidad en función de la ofensiva si nadie se embasa, si los hombres no llegan a primera. En ese sentido, el dinámico mentor naranja pudiera introducir algunos cambios en la alineación —mover a "Riquimbili" a un turno de menos responsabilidad, pues, obviamente, él no es un tercer bate—, y colocar en ese turno a Michel Perdomo, sobre todo si el zurdo Francisley Bueno escala el montículo mañana. No existen fórmulas mágicas, pero algo tendrá que hacer Víctor en aras de una mayor producción pues 18 ceros consecutivos son, a todas luces, demasiados.

La otra cara de la moneda es la disyuntiva de Anglada ante el reclamo de algunos de reemplazar a Kendry, metido en un largo slump. Siempre he oído decir a los que saben de pelota que las alineaciones ganadoras no se cambian. Y mientras el slump no sea la causa de una derrota, el diecinueveañero jardinero capitalino debe de estar donde está, pues clase le sobra para volver a batear como suele hacerlo. Si el pitcher contrario es el zurdo Zaidel —tiró algo más de 30 lanzamientos el lunes—, el sexto turno es el que más le conviene.

Personalmente, no creo que haya barrida. Los naranjas, alentados por su afición, deben de dar batalla hasta el final. El play off, piensen lo que piensen muchos, todavía no está decidido. Y muy bien pudiera regresar al Latino.

 

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