La Aragón se impuso al veto yanqui

NACIONES UNIDAS (PL).— Ni obstáculo de visas y otros trances lo impidieron: la cubanísima orquesta Aragón sonó este viernes rotunda y contagiosa en las Naciones Unidas.

No solo eso, sino que fundió en alegría común a un heterogéneo público de disímiles latitudes geográficas, razas y culturas, trepidante a causa de la soberbia música durante el concierto organizado por la Misión cubana ante la ONU.

Poco importó a los maestros de la agrupación que el Departamento de Estado norteamericano les negara arbitrariamente las visas a dos de sus componentes clave: el director Rafael Lay y el bajista Roberto Espinosa.

Para vencer el trance, el carismático violinista Lázaro González alternó en el otro instrumento con el estadounidense David Heischer, uno que dice con orgullo haber nacido con esa "espléndida música" y se siente feliz con la Aragón.

La auténtica fiesta cubana se armó de todas formas en la augusta sala del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), cuyo espacio resultó pequeño para albergar al público.

 

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