Sucesos en temporadas de ballet

ANDRÉS D. ABREU

La Casa de Bernarda Alba y Dido Abandonada (coreografías de Iván Tenorio y Alicia Alonso, respectivamente) son las principales atracciones de la actual temporada del Ballet Nacional de Cuba en el Gran Teatro de La Habana, luego de las siete funciones de El lago de los cisnes que aportaron un memorable pas de trois (Annisa Curbelo, Idania La Villa y Romel Frómeta) en su primera semana y varios remarcables sucesos durante la segunda jornada.

Los acontecimientos de las últimas cinco presentaciones del clásico de Marius Petipá, en versión para la compañía cubana de su directora Alicia Alonso, abrieron con el debut de Jaime Díaz como el príncipe Siegfried. El solista del BNC consiguió la gestualidad y expresión actoral del personaje, pero las imprecisiones técnicas fueron apocando su estreno durante una función en la que Sadaise Arencibia hizo crecer sus cisnes blanco y negro más allá de lo mostrado en aquella prometedora primicia del 2002. Cisnes que cuidados de algunos excesos pudieran, incluso, elevarse muy alto.

Foto: NANCY REYESJoel Carreño y Viengsay
 Valdés en El lago de los cisnes.

El primer solista Romel Frómeta fue el otro debutante en la ejecución completa de Siegfried. Su precisa danza, junto a los refinados cisnes de Anette Delgado, aportaron la que puede considerarse como la más pulcra de las funciones, pero falló la necesaria comunicación de sentimientos, algo que habían logrado recientemente en Matanzas cuando protagonizaron un fascinante segundo acto.

La temporada de lagos y cisnes también devolvió al escenario a Hayna Gutiérrez, quien en su retorno como Odette y Odile contó nuevamente con Octavio Martín como partenaire. Ambos se entregaron a la más sentida de las noches. Ella, cuidadosa y en ocasiones espectacular desde la ejecución técnica y totalmente capaz en su representación histriónica de los personajes tanto de blanco como de negro. Él, solícito y eficaz en la que puede considerarse su mejor demostración como protagonista de un clásico completo.

En la jornada de cierre, Joel Carreño acompañó magistralmente a Viengsay Valdés en su interpretación número 30 de El lago de los cisnes. Para la primera bailarina esta fue una noche de total consagración (fascinante trabajo de giros y brazos) en una Odette matizada por la devoción y sutileza del gesto y una Odile plena de malicia, bravura y virtuosismo técnico en el espectacular final de una extensa temporada.

 

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