Conferencia
de prensa ofrecida por el canciller cubano Felipe Pérez Roque, a la
prensa nacional y extranjera, sobre los resultados de la votación
en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, en el MINREX, el 18
de abril del 2003.
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
José L. Ponce (Moderador).- Buenos días.
Estimados colegas, bienvenidos a esta conferencia de prensa del
ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, para
explicar los resultados de la votación en la 59va. Sesión de la
Comisión de Derechos Humanos en Ginebra.
El Ministro va a hacer una exposición inicial, va a explicar los
resultados; después, estará abierto a sus preguntas.
Como siempre, les recordamos que se identifiquen, usen los
micrófonos en el momento de preguntar.
Hay 76 periodistas, de 64 medios, de 24 países representados;
más la presencia nacional que está completa.
Sin más preámbulo, Ministro.
Felipe Pérez.- Buenos días a todos los corresponsales de la
prensa acreditada en nuestro país y de la prensa nacional.
Como se ha informado, en el día de ayer la Comisión de Derechos
Humanos en Ginebra examinó tres documentos sobre los cuales se
produjeron votaciones por parte de los 53 países miembros de la
comisión.
El día anterior había comenzado el análisis, bajo el tema 9 de
la agenda, de un proyecto de resolución presentado por Perú, Costa
Rica y Uruguay, cuyo debate, a partir de las propuestas de enmienda
presentadas por Cuba y otra propuesta de enmienda presentada por
Costa Rica en el último momento, a lo que se sumaron violaciones
flagrantes de procedimientos por parte de la delegación
norteamericana, de la de Costa Rica, y, especialmente, debido al
desconcierto producido en la delegación norteamericana y en algunos
de sus cómplices, a partir de las enmiendas presentadas por Cuba,
se creó una situación de confusión, de caos, de desorden en medio
del debate, que originó la decisión de posponerlo por 24 horas.
El debate se retomó en el día de ayer y, como ya se ha
informado, se produjeron tres votaciones: la primera de ellas, fue
una votación sobre la enmienda presentada de Costa Rica, que
realmente es una enmienda norteamericana; o sea, es un texto de
interés y elaborado por la diplomacia norteamericana, entregado a
Costa Rica para que lo presentara.
Ese texto fue rechazado de manera abrumadora por la Comisión de
Derechos Humanos por 31 votos en contra, 15 votos a favor y 7
abstenciones.
El texto en cuestión pretendía aprovechar la manipulación y la
gran campaña mediática que ha habido sobre los legítimos juicios
que en Cuba se han efectuado, para sancionar conductas mercenarias o
actos violentos de terrorismo contra embarcaciones, y tratar
entonces de provocar una condena a Cuba en la Comisión. Ese fue el
objetivo norteamericano.
A partir de ahí se produjo la propuesta de Costa Rica, que
contenía un texto condenatorio hacia Cuba, aunque no lo expresaba
de manera tan directa; pero decía: “Exhorta al gobierno de Cuba a
que garantice el respeto pleno de todos los derechos humanos y
libertades fundamentales, en particular, la libertad de expresión,
el derecho a un juicio imparcial, y expresando su profunda
preocupación por la reciente detención, enjuiciamiento sumario y
rigurosa condena de numerosos miembros de la oposición política,
insta al gobierno de Cuba a que libere de inmediato a todas esas
personas”; es decir, no expresaba condena, pero el texto,
obviamente, sugería esa percepción.
La Comisión de Derechos Humanos rechazó ese texto, duplicando
el voto de los que estaban en contra al de los que estuvieron a
favor: 31 países votaron en contra de incluir ese texto, 15 países
votaron a favor, 7 se abstuvieron.
Los 15 países que estuvieron de acuerdo en que ese texto fuera
incluido, fueron los 10 países del grupo occidental, que incluye a
Estados Unidos y varios de la Unión Europea; Costa Rica, el número
11; Corea del Sur, el número 12; Polonia, el número 13; Japón, el
número 14, y Croacia, el número 15. Es decir, los 10 países del
grupo occidental, Estados Unidos, sus aliados europeos, más Canadá
y Australia, 10; más dos países de Europa del este, que antes eran
países socialistas, Polonia y Croacia, que formaba parte de
Yugoslavia, 12; Costa Rica, 13, y dos aliados cercanos a Estados
Unidos, Japón y Corea del Sur. Fueron los 15 países.
El resto, de los 53 países que integran la Comisión de Derechos
Humanos: 31 que votaron en contra, más 7 que se abstuvieron, no
estuvieron de acuerdo en aprobar ese texto.
Se sometió a votación también el texto presentado por Perú,
Costa Rica y Uruguay, del que Costa Rica primero dijo que se
retiraba para presentar la enmienda, pero cuando la enmienda fue
rechazada, entonces, apresuradamente, pidió la palabra otra vez
para volver a convertirse en patrocinador, titulado “Situación de
los derechos humanos en Cuba”.
Ese texto, que, anticipadamente, en un editorial del periódico Granma,
nosotros expresamos que sabíamos que Estados Unidos contaba con una
ventaja para imponerlo, a partir de las presiones realizadas y la
propia composición de la Comisión, fue aprobado por 24 votos a
favor, 20 votos en contra y 9 abstenciones.
Cuba mantuvo su enmienda, presentada el día anterior, sobre
exigir el cese del bloqueo norteamericano contra Cuba, sabiendo que
un número de países que están contra el bloqueo no la apoyarían;
pero, sobre todo, para poner en evidencia la doble moral, la
incapacidad de un grupo de los aliados de Estados Unidos que se
prestan a la condena de Cuba, pero no tienen el valor de reconocer
el bloqueo contra Cuba como una violación de los derechos humanos.
La enmienda de Cuba sobre el bloqueo, como se ha dicho, fue
aprobada por 17 países, 26 estuvieron en contra y 10 se
abstuvieron. Cumplió nuestro objetivo de demostrar la hipocresía
de algunos de los que se prestan a condenar a Cuba, pero no tienen
el valor de votar, allí en Ginebra, proclamando el bloqueo como una
violación de los derechos humanos de los cubanos.
Ahora, ¿qué conclusiones queremos expresar sobre estos
acontecimientos? En primer lugar, Cuba considera que fracasó
estrepitosamente el intento del gobierno de Estados Unidos de lograr
una condena contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos en
Ginebra.
En segundo lugar, Cuba considera que el rechazo incuestionable,
ampliamente mayoritario, a la propuesta norteamericana que presentó
Costa Rica, pero que es esencialmente el interés y la aspiración
proclamada por Estados Unidos -como después veremos-, el rechazo
abrumador que recibió esta propuesta es una clara señal de
reconocimiento de la Comisión de Derechos Humanos y de la comunidad
internacional, excepto un pequeño número de países, al derecho de
Cuba a aplicar sus leyes; un reconocimiento a la pertinencia y la
legalidad de las medidas adoptadas por Cuba en defensa de su
soberanía, castigando, según nuestras leyes y con todas las
garantías, a un grupo de personas que actuaban al servicio y con el
financiamiento de una potencia extranjera que agrede al país, como
las sanciones dolorosas pero inevitables contra los secuestradores,
mediante métodos violentos, con peligro para la vida de ciudadanos
cubanos y extranjeros, incluidos mujeres y niños, de una
embarcación cubana, en un delito tipificado por los instrumentos
internacionales como delito de terrorismo. Así que consideramos que
el rechazo abrumador -y realmente sorpresivo para la delegación
norteamericana, por 31 votos en contra y 15 a favor-, es una sonada
victoria de Cuba, una señal de reconocimiento de la comunidad
internacional al derecho y las razones que nos asisten, y expreso
nuestra profunda satisfacción por este hecho.
En tercer lugar, me parece apropiado subrayar que el texto fue
finalmente aprobado como Resolución por un escaso margen, en medio
de la actual coyuntura internacional en que Estados Unidos
aterroriza al mundo con una política imperial, con amenazas
abiertas, terminada la guerra en Iraq prácticamente, precisamente
en esta coyuntura y pese a las presiones desatadas al más alto
nivel y sin el menor escrúpulo contra los países miembros de la
Comisión; pese a todo eso, el texto aprobado como Resolución
final, que fue la propuesta original que a nombre de Estados Unidos
presentaron allí Perú, Costa Rica y Uruguay, no es una condena
contra Cuba.
Por lo tanto, rechazo la idea de que la Comisión de Derechos
Humanos haya condenado a Cuba. Estados Unidos no pudo lograr su
objetivo, el párrafo que intentaba la condena explícita fue
abrumadoramente derrotado y el texto final aprobado -como veremos
después- no puede, en caso alguno, ser entendido como una condena,
pues ello no fue posible. Estados Unidos no puede lograr la condena
de Cuba. Las razones de Cuba, la justicia que asiste al derecho de
Cuba y el apoyo de la comunidad internacional impiden que Estados
Unidos y sus cómplices puedan otra vez lograr la condena de Cuba.
En cuarto lugar, queremos decir que ello no quita, sin embargo,
el hecho de que rechacemos también la Resolución finalmente
adoptada. La rechazamos porque, aunque no es un texto condenatorio,
es un texto que no tiene justificación. No existe la más mínima
justificación para siquiera examinar la situación de Cuba en la
Comisión de Derechos Humanos de Ginebra. La propuesta llevada allí
contra Cuba, que es lo más que el gobierno de Estados Unidos puede
obtener en las circunstancias actuales, no tiene justificación, no
tiene asidero legal, es solo lograda en medio de un despliegue
norteamericano a lo largo y ancho del mundo para tratar de obtener
los votos que permitan la condena de Cuba, con el apoyo de un
número de aliados, y en ningún caso significa una condena contra
nuestro país.
De todas maneras rechazamos ese ejercicio, cuestionamos la
pertinencia de esa Resolución. Rechazamos el hecho de que tres
países latinoamericanos, Perú, Uruguay y Costa Rica, se presten a
esa maniobra, sabiendo bien que no tiene absolutamente ninguna
justificación. Es un texto norteamericano, que responde al interés
norteamericano. Rechazo la idea de que es un texto dirigido a
establecer la colaboración con Cuba, como han tratado de explicar
sus patrocinadores latinoamericanos. Y las declaraciones del
Departamento de Estado, que después recordaré, son la prueba real
de quiénes son los verdaderos autores y cómo reconocen su derrota.
En quinto lugar, quiero dejar sentado que el empleo de métodos
de chantaje, de presiones por parte de altos personeros del gobierno
norteamericano, de congresistas de origen cubano que obedecen a los
intereses de la mafia terrorista en Miami, incluso utilizando a los
organismos financieros internacionales, llegó este año a un punto
sin precedentes. Las brutales presiones, las torceduras de brazo,
las amenazas desembozadas contra países del Tercer Mundo, tal como
se alertaba en el editorial del periódico Granma publicado
en el día de ayer, fueron los métodos empleados por la diplomacia
norteamericana para lograr la pírrica ventaja de apenas cuatro
votos en un texto que prácticamente no dice nada.
En sexto lugar, me interesa subrayar que, desafortunadamente,
otra vez la Unión Europea, un gigante económico, cultural y
social, dio, sin embargo, muestras otra vez de pequeñez política,
de ausencia de pensamiento estratégico, de falta de vocación por
jugar un papel en el mundo, y dio pruebas también de patrones de
doble moral en su conducta. Mientras estuvo lista para apoyar la
enmienda norteamericana que intentaba condenar a Cuba por supuestas
violaciones en los recientes juicios celebrados en Cuba con toda
legitimidad y garantías, por otro lado, los países occidentales,
la Unión Europea, Canadá y Australia, votaron en contra de
proclamar el bloqueo como una violación de los derechos humanos de
los cubanos, cuando todo el mundo sabe que es la principal
violación de los derechos de todo un pueblo.
Ello nos permitió corroborar otra vez que en las condiciones de
hoy y, sobre todo, después de los acontecimientos de la guerra en
Iraq, la Unión Europea, desafortunadamente, no tiene capacidad para
formular una política propia e independiente hacia Cuba. De todas
maneras, Cuba seguirá abierta a las relaciones con la Unión
Europea y espera que un día una Unión Europea más madura, más
clara de sus objetivos y de sus responsabilidades en el mundo pueda
borrar esta página bochornosa de sus relaciones con Cuba.
Ahora bien, por aquí tengo las declaraciones realizadas por el
señor King Holmes, que es el secretario de Estado asistente para
Asuntos Internacionales en el Departamento de Estado, uno de los
principales responsables de la diplomacia norteamericana. El señor
King Holmes, cuyo apellido se escribe igual que el de Sherlock
Holmes, declaró ayer -y esto está publicado en el boletín que
publica la Misión norteamericana en Ginebra-: “Los Estados Unidos
apoyan fuertemente la resolución introducida por tres países
latinoamericanos ante la Comisión de Derechos Humanos, que condena
las violaciones de los derechos humanos en Cuba” -refiriéndose a
la propuesta de Perú, Costa Rica y Uruguay-; por tanto, espero que
los representantes de los gobiernos de estos países no insistan en
la tesis de que a ellos los animó la voluntad de cooperar con Cuba
y que este no era un texto cuya intención fuera condenar a Cuba.
Aunque el resultado final es que no hubo condena contra Cuba, ello
no obedece a las intenciones de sus patrocinadores, sino a la
batalla de Cuba y al apoyo con que cuenta en la comunidad
internacional. Las intenciones de Estados Unidos, el patrocinador
principal, dejan claro que no había duda de qué era lo que Estados
Unidos estaba buscando; pero, además, el día antes, el Secretario
de Estado, señor Colin Powell, había expresado “su esperanza de
que la Comisión de Derechos Humanos aprobara una declaración que
condenara la situación de los derechos humanos en Cuba.”
En una entrevista a la televisión de la agencia AP, Powell dijo
que “había conversado telefónicamente con los ministros de
Relaciones Exteriores de los países que integran la Comisión,
textual: “Para dejarles en claro la importancia que tiene el voto
de condena contra Cuba.” ¿Se puede imaginar alguien el contenido
de esas conversaciones? ¿Se puede pensar en un tono respetuoso, en
una apelación argumentada, o se puede pensar -como ocurrió- en
todo tipo de presiones, amenazas, realizadas por los embajadores
norteamericanos en todos estos países y por otros miembros del
gobierno de Estados Unidos al más alto nivel?
Ahora bien, ¿qué ocurrió con las esperanzas del señor Powell?
Debo expresar nuestras condolencias, realmente, al Secretario de
Estado, por el hecho de que sus esperanzas se vieron frustradas.
Quizás para la próxima vez obtenga el objetivo; de todas maneras,
Cuba está preparada para lidiar contra este ejercicio en el futuro,
aun cuando ya los miembros del actual gobierno norteamericano estén
jubilados.
Por aquí tengo, entonces, otro despacho, en este caso de la
Agencia Francesa de Prensa, que revela muy bien lo que pasó allí
en Ginebra, después de la primera sesión y las enmiendas
presentadas por Cuba que cayeron, como ya se dijo en nuestro
periódico, “como una bomba” en la Comisión.
Dice este despacho: “Washington dejó de lado el miércoles la
búsqueda de una condena explícita contra Cuba en la comisión que
votará sobre el tema mañana” -ya se había pospuesto-, “e
indicó que a falta de consenso se conforma” -¡se conforma!- “con
la resolución inicial que había sido presentada por Perú, Costa
Rica y Uruguay.
“En lugar de reclamar una posición más dura que condene
explícitamente la represión de los disidentes, con pocas
posibilidades de ser aceptada, funcionarios estadounidenses
defendieron, en una audiencia legislativa, el proyecto de
Resolución original presentado.”
Me pregunto ahora, ¿cómo es que si este texto es peruano,
costarricense y uruguayo, donde se está discutiendo lo que se hace
es en Estados Unidos? Pienso que los cancilleres de estos países
deberían explicar por qué no fue el Congreso peruano, o el
uruguayo o el costarricense el que andaba decidiendo, la noche
antes, si se hacía una u otra variante.
El señor King Holmes, que fue convocado allí para ver si
encontraba la solución del asunto, “del enigma”, dijo estas
palabras: “Hemos trabajado duro para reforzarla” -la
resolución-, “pero hay una fuerte resistencia a cambiar la
redacción.
“Si bien la resolución puede no tener el lenguaje que
esperábamos lograr, es de todos modos una bofetada contra Cuba
(...). Esperamos que la comunidad internacional condene, una vez
más, la situación de los derechos humanos en Cuba.”
Porque Estados Unidos interpreta ese texto -que el Canciller
peruano anoche dijo que no era un texto condenatorio, sino que
buscaba la cooperación con Cuba para evitar las condenas- como una
condena que justifica mantener el bloqueo y la política de
presiones contra Cuba. Estados Unidos pidió a Perú presentarlo.
Dice el señor Holmes: “Es mejor pedir el viaje de la
representante del Alto Comisionado, la señora Chanet, a la Isla,
que no obtener nada.” Es mejor; del lobo un pelo, dice el
funcionario imperial. “Preferimos una resolución y el viaje de la
representante personal del Alto Comisionado, a cualquier otra
alternativa. Lo importante es enviar un claro mensaje...”
La noche antes dudaban, me los imagino esa noche debatiéndose:
“Me quiere, no me quiere,” arrancando pétalos. “Lo hacemos,
no lo hacemos, ¿y si lo hacemos y perdemos?”; pero en la mañana,
finalmente, la decisión fue presentar la enmienda. Estados Unidos
tomó la decisión y Costa Rica, por tanto, mantuvo la enmienda, que
fue -como ya vimos- derrotada.
Sin embargo, creo que esto revela muy bien que a Estados Unidos
le interesa, sobre todo, que el tema de Cuba se mantenga en Ginebra,
para poder retomarlo al año siguiente.
Ahora, ¿cuál ha sido su reacción, después de la votación? Le
preguntaron los periodistas, este es un despacho de la agencia
NOTIMEX (Lo muestra), le preguntan: “¿Ustedes no consideran que
lo que ocurrió allí es una suerte de derrota para ustedes y sus
aliados?” Respuesta del señor Richard Boucher, vocero del
Departamento de Estado, que es el pobre a quien le toca dar la cara
después para explicar el desastre. Dijo él: “No es así, no es
así, esto no es una derrota. La resolución dice al mundo que hay
una preocupación por la situación de los derechos humanos en Cuba.”
Falso, ahora vamos a examinar el texto. Al señor Boucher, pienso,
no le dio tiempo a leerse el papel y ha dicho que la resolución
expresa, lo que la resolución no expresa.
“Eso es lo que queríamos” -dice-, “y eso es lo que
obtuvimos.” Fíjense que aquí quien declara es Estados Unidos, no
es ni Perú, ni Costa Rica, ni Uruguay. Los norteamericanos son los
que declaran.
Es decir que creo que el gobierno de Estados Unidos en Ginebra,
sobre Cuba, “fue por lana y salió trasquilado”. Ha sufrido una
derrota vergonzante.
La comunidad internacional ha dado un espaldarazo al derecho de
Cuba a celebrar los juicios y condenar a los que fueron hallados
culpables por los tribunales. No ha habido una letra, una coma en el
texto aprobado que cuestione lo que ha ocurrido en Cuba. Es falso y,
por tanto, ha sido rechazado por la comunidad internacional que haya
supuesta violación de las leyes cubanas o de las leyes
internacionales en las legítimas acciones de defensa aplicadas por
Cuba. Y no fue rechazada por un estrecho margen, como el otro texto,
“aguado”, sobre Cuba, por apenas cuatro votos. Fue rechazado por
31 a 15, por los miembros de la Comisión.
Ahora, ¿se justifica, de todas maneras, que Perú, Costa Rica y
Uruguay hayan hecho este bochornoso servicio a los afanes agresivos
de la política del gobierno de Estados Unidos contra Cuba? No se
justifica. ¿Se explica? No podría explicarse desde el punto de
vista del derecho y de la actuación independiente de los Estados.
Sí se pueden encontrar razones, y después me voy a referir a ello.
Ahora bien, ¿qué dice el texto final, aprobado por 24 votos
contra 20, que Estados Unidos está presentando como una condena?
Tiene tres párrafos, el primero dice que “la Comisión de
Derechos Humanos expresa su satisfacción por el nombramiento de la
señora Christine Chanet como representante personal del Alto
Comisionado”, expresa satisfacción porque hayan nombrado a esta
señora como representante para Cuba. Segundo párrafo, “insta”
al gobierno de Cuba a que reciba a esta señora y le preste todas
las facilidades; y, tercero, “decide seguir examinando esta
cuestión el próximo año”. Eso es lo que dice el texto que el
señor Boucher ha dicho que es una resolución que expresa
preocupación, y que “han obtenido lo que querían”, y una
condena, tal como esperaba y proclamaba “su esperanza” el
secretario de Estado Powell. Eso es lo que se ha aprobado.
En esto han terminado. Tras 14 años, en este ridículo texto ha
terminado todo el esfuerzo, toda la presión de la diplomacia
norteamericana; esta es la realidad.
Ahora, ello no quiere decir que Cuba acepte siquiera este texto.
Cuba cuestiona y rechaza este texto, porque Cuba considera que no se
justifica; porque Cuba cree que no hay ninguna razón para incluir
el examen del tema de Cuba en la agenda de la Comisión de Derechos
Humanos en Ginebra, que es un órgano, como ya sabemos, lastrado en
su funcionamiento por las presiones de un grupo de países
poderosos, por la actuación realmente selectiva, discriminatoria y
politizada que Estados Unidos, en primer lugar, y un grupo de sus
aliados, han hecho de este órgano. Por tanto, lo rechazamos; pero
además, vamos a expresar lo siguiente:
La institución del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de
Naciones Unidas, resultado de la Conferencia de Viena del año 1993,
es relativamente reciente; ha habido hasta ahora tres Altos
Comisionados y, de hecho, hace solo nueve años que existe un Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos. Cuba fue
el primer país de América Latina que invitó al Alto Comisionado
de Derechos Humanos a realizar una visita, en el propio año 1994.
Pero, además, el Alto Comisionado de Derechos Humanos solo ha
visitado cuatro países en América Latina: Colombia, Costa Rica,
Cuba y Panamá. ¿Por qué hay que pedir a Cuba en una resolución,
que otra vez el Alto Comisionado venga a Cuba y convertir eso en el
centro de enormes presiones y manipulaciones si, habiendo más de 30
países de América Latina y el Caribe en el hemisferio, ha venido
nada más que a cuatro países?
La señora Mary Robinson -predecesora del actual Alto
Comisionado, el señor Sergio Vieira de Mello, que empezó en el
2002- esperó, sin obtener durante cinco años, la invitación del
gobierno norteamericano, que le dijo tajantemente que en Estados
Unidos no había nada de qué ocuparse en materia de derechos
humanos, y no la invitó y ella no pudo visitar ese país en visita
oficial, invitada por el gobierno de Estados Unidos.
¿Por qué si Estados Unidos no la ha recibido y en América
Latina solo lo han hecho cuatro países, incluidos nosotros, hay que
convertir en un objetivo el que Cuba reciba al Alto Comisionado por
segunda vez, o a un representante del Alto Comisionado? Hay una
manipulación en todo esto, y Cuba no se niega a cooperar con el
Alto Comisionado, todo lo contrario; ni con los mecanismos no
selectivos y no discriminatorios de la Comisión o de la Oficina del
Alto Comisionado, todo lo contrario. Cuba lo que no está dispuesta
es a aceptar la manipulación de este tema; el empleo sin
escrúpulos, incluso, de esta figura de Naciones Unidas, para
justificar la campaña contra Cuba, cuyo objetivo final es lograr
algún tipo de papel, de resolución en Ginebra, que permita seguir
justificando el bloqueo contra Cuba, que es el objetivo de la
diplomacia norteamericana; por tanto, por esa razón es que no
aceptamos el mandato de esa resolución.
Hay quien nos dice: “¿Pero ustedes por qué no se quitan de
arriba este problema y aceptan que venga la representante personal
del Alto Comisionado?” No, no podemos hacerlo; le haríamos un
flaco favor al resto de los países del Tercer Mundo. Nosotros no
solo aquí defendemos el derecho de Cuba, sino defendemos el derecho
de todos los países del Tercer Mundo a ser tratados con respeto.
¿Por qué si nosotros invitamos al Alto Comisionado, y ya vino a
Cuba, y expresó en su informe un reconocimiento a que no había en
Cuba una situación de violación de derechos humanos? ¿Por qué si
antes habíamos invitado aquí a una delegación de la Comisión de
Derechos Humanos, que viajó a Cuba y publicó un informe que decía
que no había en Cuba violaciones masivas, flagrantes y
sistemáticas de los derechos humanos, que son de las que se ocupa
la Comisión? ¿Por qué si Cuba invitó a un grupo de
organizaciones no gubernamentales que vinieron a Cuba encabezadas
por la señora Danielle Mitterrand y produjeron un informe, después
de visitar todo el país, visitar prisiones, igual que el Alto
Comisionado, igual que la otra delegación? ¿por qué nosotros, que
hemos dado muestra de colaborar, que respondemos los requerimientos
del Alto Comisionado, que somos uno de los países del mundo que
somos miembros de más instrumentos internacionales de derechos
humanos, muchos más que los propios Estados Unidos que tratan de
juzgarnos? ¿Por qué debemos aceptar la imposición por la fuerza
de esta resolución? Y por eso es que nos negamos, y por eso es que
tampoco aceptamos la resolución aprobada ayer, y por eso reitero
aquí que Cuba no va a colaborar con el mandato de esa resolución,
que considera espuria, ilegal y por eso es que no colaborará con la
Representante Personal ni le permitirá venir a Cuba, lo que en
ningún caso significa una posición personal contra la señora
Chanet, a quien apreciamos, respetamos, pero a quien,
desafortunadamente, han involucrado en un ejercicio con el que Cuba
no puede colaborar.
Reitero nuestro respeto por la señora Chanet, nuestra voluntad
de colaborar y nuestro respeto con el señor Vieira de Mello, Alto
Comisionado, diplomático de origen brasileño; pero Cuba no puede
prestarse a esta patraña y no se va a prestar.
Ahora, está claro que solo cuatro países en América Latina lo
han recibido. ¿Por qué Estados Unidos no se encarga de que el Alto
Comisionado, en primer lugar, los visite a ellos, que no lo han
aceptado, y, además a otros países en América Latina?
Perú y Uruguay, que presentan la resolución sobre Cuba, no han
sido visitados por el Alto Comisionado. ¿Por qué tienen que andar
preocupándose de que visite a Cuba por segunda vez, si este fue el
primer lugar donde vino en esta región?
Por eso Cuba rechaza toda la manipulación y la mentira que hay
en torno a este tema.
Anoche el Canciller peruano dijo lo que he dicho yo, “que la
resolución solo tenía tres párrafos, que era de carácter
procesal, que significaba romper las condenas contra Cuba”; pero,
¿por qué existe la resolución? ¿Por qué Perú tiene que
presentar una resolución sobre Cuba? Perú no ha presentado allí
nunca una resolución sobre Estados Unidos, sobre las violaciones de
derechos humanos en Estados Unidos u otro lugar del mundo. ¿Por
qué solo sobre Cuba, Perú hace un objetivo de que venga aquí el
Alto Comisionado, o Uruguay, o Costa Rica, cuando no ha ido ni
siquiera allí mismo a Perú el Alto Comisionado y a Cuba vino ya?
Porque está actuando bajo la presión y los intereses del gobierno
de Estados Unidos. Esa es la realidad, es dura, pero es la realidad,
y la verdad debe ser dicha.
Ahora, ¿tienen los gobiernos latinoamericanos autoridad moral
para ocuparse del tema de los derechos humanos en Cuba, para tratar
de preocuparse de qué está pasando aquí?
Esto (Lo muestra) es el informe que el Departamento de Estado
publicó este año sobre los derechos humanos en todo el mundo, con
un detalle: no incluye a Estados Unidos, es decir, es el único
país del cual no se ocupa, pero, bueno, es un detalle menor, vamos
a decir, al que estamos acostumbrados.
Aquí se habla sobre 180 países o algo así, pero falta un
detalle, ¿no?, ocuparse de la propia situación interna.
Vamos a ver qué dice este informe norteamericano sobre Perú,
cómo ve el gobierno de Estados Unidos la situación en Perú.
Voy a leer textualmente fragmentos:
“Hubo acusaciones de asesinatos ilegales y sin motivos por
parte de la policía.
“La policía peruana torturó, golpeó y abusó de los
detenidos.
“Fuerzas de seguridad peruanas de prisiones abusaron de los
reclusos.
“Continuaron las torturas y abusos de reclutas militares.
“La impunidad continuó siendo un problema.
“Cincuenta y seis por ciento de la población penal sigue en
prisión esperando sentencia.”
Algunos fragmentos he leído de las alegaciones.
¿Por qué si esta es la opinión que el Departamento de Estado
tiene sobre lo que ocurre en Perú, Estados Unidos no presenta una
resolución en Ginebra sobre lo que ocurre en Perú?
El informe no dice nada siquiera parecido sobre Cuba, y el
informe le dedica a Cuba unas páginas del Departamento de Estado.
No se dice, pero ni una palabra, porque no se puede decir, que en
Cuba haya un torturado, un desaparecido, un asesinado, una persona
víctima hasta morir de la violencia policial. No lo dice el
informe, ahí está publicado; sin embargo, Estados Unidos se
empeña, con todos sus recursos y su poderío, en condenar a Cuba y,
habiendo publicado esto sobre Perú, no hay, sin embargo,
resolución sobre Perú.
Pero, además, nosotros creemos que el gobierno peruano tiene
realmente cuestiones de las que ocuparse en Perú, en lugar de andar
ocupándose de Cuba.
Según informe del gobierno peruano al Congreso, la mortalidad
infantil en Perú es 43 por cada 1 000 nacidos vivos.
En Perú se mueren, antes de cumplir un año, siete veces más
niños que en Cuba. ¿No debería concentrarse en esto, en vez de
juzgar a Cuba donde se mueren 6 niños de cada 1 000 y no 43, según
la dudosa estadística posible en la mayoría de los países de
América Latina?
El informe peruano dice que hay 6 millones de peruanos que no
tienen acceso a la atención de salud, 6 de los 25 millones. En Cuba
tiene acceso el ciento por ciento de la población, pese al bloqueo,
la hostilidad y más de 40 años de agresiones. ¿Esto no es un
derecho del que debía ocuparse el gobierno peruano, para andar
intentando que Cuba reciba a un Alto Comisionado que ellos no han
recibido?
Según el informe del gobierno peruano, la mitad de la población
peruana vive en la pobreza. Me parece que, por un lado, Estados
Unidos actúa con hipocresía y doble moral, cuando intenta condenar
a Cuba y presiona y emplea para ello los servicios de Perú, del
cual dice acusaciones tan graves de las que Estados Unidos, sin
embargo, se hace “el de la vista gorda” y no se ocupa en la
Comisión de Derechos Humanos en Ginebra.
Ahora, ¿existirían motivaciones bien fundadas en el gobierno
uruguayo, por ejemplo? Bueno, según la prensa uruguaya -no yo-,
según la prensa uruguaya, “las posiciones que adopte Uruguay
sobre Cuba son para el presidente Jorge Batlle elementos de
reciprocidad, si el presidente Bush interviene para suavizar la
postura del Fondo Monetario Internacional, que retiene fondos y
reclama una reprogramación de la deuda externa uruguaya.” Esto
fue publicado a fines de enero por toda la prensa uruguaya.
“Según coincidieron fuentes parlamentarias y de la
Cancillería uruguaya consultadas” -que son las que dicen esto
entrecomillas-, “miembros de la delegación norteamericana que
acompañaron a la subsecretaria norteamericana de Estado Paula
Dobriansky” -que estaba allí “casualmente”, en una escala “breve”
que hizo allí en Montevideo-, “los miembros de su delegación
plantearon a funcionarios uruguayos” -textual- “’las
necesidades estadounidenses: por un lado, que Uruguay repita este
año en Ginebra la actuación cumplida en el año 2002 y plantee una
vez más una condena contra Cuba.’
“Las gestiones discretas de algunos de los visitantes
encontraron, por el momento, escasa receptividad en la Cancillería.”
Dicen los que hacen el cuento: “Cuando los visitantes
estadounidenses explicaron que, por el momento, tanto Argentina como
Perú y Chile están reacios a asumir un protagonismo en Ginebra,
los funcionarios uruguayos dijeron que ‘solo si fuera
absolutamente imprescindible’, la delegación uruguaya asumiría
nuevamente la iniciativa.”
“El tema estuvo presente también” -dice la prensa uruguaya-
“en las conversaciones que sostuvo el presidente Batlle con Paula
Dobriansky, quien visitó Uruguay el 28 y 29 de enero. También se
habló del asunto en las conversaciones que sostuvo el embajador de
Estados Unidos en Uruguay, Martin Silverstein, y en varios contactos
que sostuvieron además en Washington.
“La decisión uruguaya se adoptó en el contexto de la
negociación con el Fondo Monetario Internacional, ya que el tema
cubano formó parte de los requerimientos presentados por Estados
Unidos para conceder su ayuda a Uruguay.
“El otro objetivo de máximo interés planteado por Washington
y que tendrá Uruguay como el operador principal, es lograr que
varios países latinoamericanos presenten en conjunto la moción.”
Así andaban las cosas a fines de enero.
Como vemos, finalmente, quien asumió el papel principal fue
Perú. Justo es reconocer que Uruguay mantuvo un bajo perfil en el
tema, de hecho, evidentemente a la situación interna, al hecho de
que todo el mundo sabe cómo el año pasado estuvo claramente
perceptible para todos que la actuación uruguaya obedecía a estos
intereses, y, finalmente, fue Perú el principal presentador, aunque
Uruguay y Costa Rica le acompañaron.
Para entender las motivaciones del gobierno peruano habría que
recordar que, después que el presidente Bush estuvo el año pasado
en Lima, se eliminaron los aranceles a los textiles peruanos para
acceder al mercado norteamericano, y varios créditos,
financiamiento del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial, que estaban retenidos para Perú, después de una palabra
del presidente Bush expresando su deseo de que rápidamente se
resolviera, de manera “autónoma”, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial “decidieron coincidir” con el
presidente Bush y liberaron los fondos.
En el caso de Costa Rica, sabemos bien que el centro de su
política es el logro de un acuerdo de libre comercio con Estados
Unidos y, obviamente, el favor a Estados Unidos facilita esa
aspiración; en adición a lo cual hay que decir que en Costa Rica,
el gobierno recibe la presión no solo del gobierno norteamericano,
sino de la mafia cubana de Miami que tiene en San José una activa
representación.
Después de saber todo esto, ¿Cuba va a darle a este tema mayor
importancia que la que tiene, como no sea probar la doble moral, el
doble estándar que hay presente en todo esto, los métodos sucios
de la diplomacia norteamericana para lograr este objetivo? No, Cuba
tiene -no solo pensando en Cuba, sino pensando en el resto de los
países del Tercer Mundo y pensando en la credibilidad de la
Comisión- que oponerse a todo esto, y por eso se opone, y por eso
batalla, y por eso obtiene una victoria resonante como la de ayer al
lograr rechazar el texto condenatorio, al lograr desnudar la
maniobra y al lograr que, tras 14 años de batalla, Estados Unidos
tenga que hacer el ridículo papel de conformarse con un texto que
no dice nada y que solo logra el objetivo de mantener el tema de
Cuba en la agenda.
Hay personalidades que han llegado a decir que en Cuba se ha
aplicado la pena de muerte a disidentes políticos para referirse a
delincuentes comunes, con pésimos antecedentes penales, que
secuestraron, usando armas, una embarcación, que pusieron en
peligro la vida de todos los que viajaban ahí, que amenazaron con
asesinarlos, que cometieron actos de terrorismo; se ha dicho que
esos son disidentes políticos, está en la prensa publicado y he
leído declaraciones.
Ahora, si yo fuera a buscar un argumento, entonces leería esto
que está aquí:
“El presidente George Bush tuvo en Texas el récord de
ejecuciones de penas de muerte en la historia de los Estados Unidos.”
En el invierno del año pasado dijo textualmente: “Yo apoyo la
pena de muerte, creo que es una medida que ayuda a salvar vidas.”
Yo no sé por qué si esto es lo que opina el Presidente, hay
funcionarios norteamericanos que tienen la hipocresía de hablar por
el hecho de que en Cuba se haya aplicado, de manera excepcional y
obligados por las circunstancias particulares que vive el país, y
con dolor, la pena de muerte. El presidente Bush ha dicho que es una
medida “que ayuda a salvar vidas” y que la apoya.
Sigo leyendo:
“En los seis años en que estuvo como gobernador de Texas,
fueron ejecutadas 152 personas”, las firmó él. Entonces, no sé
por qué sobre este tema ningún país presenta en Ginebra una
resolución.
Los diplomáticos norteamericanos deberían al menos callar por
pudor para referirse a lo que ha ocurrido en Cuba, cuando todo el
mundo sabe la realidad que allí se vive.
El derecho internacional y la ley cubana prohíben la aplicación
de la pena capital a menores de edad.
Leo ahora: “Estados Unidos ha ejecutado a 12 menores de edad
desde que se reanudaron en ese país las penas de muerte en 1977”,
eran menores de edad cuando cometieron los delitos. “Excepto
Estados Unidos, todos los países están de acuerdo en acatar el
artículo 3.7 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que
prohíbe la aplicación de la pena de muerte a menores de 18 años
de edad.”
Estados Unidos es el único país en el mundo que no ha querido
aceptar ese precepto de la Convención sobre los Derechos del Niño.
“Ochenta y cinco penas de muerte se aplicaron en Estados Unidos
en el año 2001 y 71 en el 2002, mientras 3 700 condenados esperan
se ejecute su sentencia en los pabellones de la muerte. Ochenta de
los que esperan la pena de muerte eran menores de edad cuando
cometieron los delitos.”
Entonces, me pregunto, sobre un dato como este:
“La población negra en Estados unidos es el 12% del total, sin
embargo representan el 42% de los condenados a muerte.” Está
reconocido que en Estados Unidos la pena de muerte se les aplica a
los pobres que no pueden pagar abogados, a los negros. Ochocientas
personas casi han recibido la pena de muerte en Estados Unidos en
los últimos 25 años.
¿Qué cosa estoy citando, un documento del Ministerio de
Relaciones Exteriores de Cuba? No, estoy citando un informe de
Amnistía Internacional. ¿Por qué? ¿Por qué nunca se ha
discutido sobre eso en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra?
¿Se puede? ¿Alguien lo propone? ¿Algún país europeo que
defiende la eliminación de la pena de muerte en el mundo ha
propuesto examinar este tema en Ginebra? No, no lo han propuesto
nunca, y que alguien venga y me lo diga a mí aquí; no han
propuesto nunca una resolución que llame a Estados Unidos por su
nombre.
¿Alguien en América Latina ha propuesto examinar este tema en
Ginebra? No, nadie lo ha hecho. ¿Alguien de los que ha pronunciado
declaraciones sobre Cuba en los gobiernos europeos, se refiere a
este tema así? No, no, no se hace, no se hace, y ellos lo saben
bien.
Y oigan esta frase de Bush: “Yo apoyo la pena de muerte, creo
que es una medida que ayuda a salvar vidas.” Esa es su opinión,
no es la mía, no es la nuestra. Yo no la apoyo, nosotros
quisiéramos, y esperamos un día, no tenerla; la pena de muerte no
es consustancial a nuestra filosofía de la vida, es para nosotros
hoy apenas un recurso excepcional y al que solo acudimos por razones
de fuerza mayor, un recurso con el que hemos tenido que defender a
un país agredido por más de 40 años de hostilidades y al cual se
ha tratado de desestabilizar y se trata hoy de desestabilizar.
Yo no coincido con eso. Y nosotros es verdad que hemos tenido que
hacerlo ahora por razones excepcionales para evitar la creación de
una situación muy peligrosa en Cuba, una crisis, un incidente
migratorio al que aspiran los sectores que en Estados Unidos quieren
una guerra con Cuba; para evitar una guerra, para salvar vidas, y
hemos tenido que adoptar una dolorosa decisión, que no disfrutamos;
todo lo contrario, pero tenemos sobre nuestros hombros la vida de
millones de cubanos y de decenas de miles de norteamericanos que
perderían sus vidas en una confrontación entre los dos países, es
una guerra que duraría cien años. Entonces, nosotros estamos
actuando para evitar que el plan destinado a crear una
confrontación entre los dos países sea exitoso; hemos sido
obligados y puestos en ese callejón sin salida.
Si se cumplieran los acuerdos migratorios; si no existiera la Ley
de Ajuste Cubano, que permite a un asesino llegar a Estados Unidos y
recibir la condición de residente permanente de modo automático;
si no se recibiera en Estados Unidos a los que han secuestrado,
cometiendo delitos, embarcaciones y aviones cubanos; si existiera un
flujo migratorio “legal, seguro y ordenado”, que fue lo que
acordamos, no habría sucesos como los recientes secuestros de
aviones y embarcaciones.
¿Por qué Estados Unidos en vez de
intentar manipular todo esto y de mentir miserablemente sobre este
asunto, no devuelve a Cuba un solo secuestrador? Con uno ya se
resuelve.
Cuando Cuba devolvió a Estados Unidos,
después de advertirlo repetidamente, a dos secuestradores de un
avión, en el año 1980, nunca más se desvió un avión
norteamericano hacia Cuba, y resolvió un problema que había sido
inventado contra Cuba como parte de las agresiones contra nuestro
país. Cuba resolvió ese problema y libró a Estados Unidos de esa
plaga; devolvió, después de advertirlo, a dos secuestradores y
nunca más ocurrió. ¿Por qué Estados Unidos no hace lo mismo?
¿Qué es sino un estímulo a nuevos
delitos de este tipo, el hecho de que la gente vea cómo se llega
allí, los ponen en libertad, confiscan los aviones? En Estados
Unidos todo el mundo vio en Cuba a Leonel Macías -un asesino que
disparó para secuestrar una embarcación y llevarla para Estados
Unidos en el verano de 1993, vive libre en Miami- asesinando a un
oficial de la Marina de Guerra Revolucionaria.
Si esos potenciales secuestradores de naves
o de aviones apreciaran que Estados Unidos no va permitir que
lleguen, que los devuelve a Cuba, que elimina la Ley de Ajuste
Cubano, que cumple con dar las visas prometidas en el Acuerdo
Migratorio que, como ya vimos, han dado 700 visas, transcurridos
seis meses. El otro día dije 500 a los cinco meses; ahora digo 700
a los seis meses, y debían andar ya por 10 000, al menos.
Entonces, ¿por qué nosotros debemos
actuar de la manera que hemos hecho? Porque hemos sido obligados. Y
responsabilidad de la pena de muerte a estos secuestradores
violentos recae por entero sobre la política de desestabilización
contra Cuba, sobre el gobierno de Estados Unidos que no cumple sus
responsabilidades.
Ahora me queda, finalmente, como botón de
muestra, citar otros dos temas.
En 1989, la Corte Suprema de Estados Unidos
falló que “no era anticonstitucional ejecutar a retrasados
mentales”. Estados Unidos aplica la pena de muerte no solo a
menores de edad, sino a retrasados mentales, y mayormente a negros y
pobres; y a extranjeros, sin permitirles acceso consular a sus
embajadas.
¿Por qué esa conducta nunca ha sido
examinada en Ginebra? En Cuba no ocurre absolutamente nada de esto:
ni menores de edad, ni mujeres, ni retrasados mentales; solo
excepcionalmente, y en una circunstancia como la actual.
Y voy a leer lo último, del Informe de
Amnistía Internacional, no un invento nuestro: “Calvin Burdine,
homosexual declarado, fue condenado a muerte en Texas en un juicio
en el que estuvo defendido por un abogado de oficio, que se refería
a los homosexuales con términos como ‘maricas’ y ‘sarasas’,
que no se entrevistó con ningún testigo para preparar la defensa,
y al que se vio quedarse dormido, repetidas veces, durante el
proceso.” Esta fue la defensa con la que contó este acusado.
¿Este tema se ha examinado alguna vez? ¿Alguien ha llevado este
tema a la denuncia, alguno de los gobiernos que se han prestado para
la condena de Cuba?
“Calvin Burdine continúa recluido en el
pabellón de los condenados a muerte, su ejecución se ha suspendido
ya dos veces, cuando faltaban solo unas horas para llevarla a cabo.”
Y termina diciendo el informe de Amnistía Internacional. “No se
sabe cuántos presos han sido ejecutados en Estados Unidos por
delitos que no habían cometido.”
Entonces, por favor, pienso que deberíamos clamar por nuestro
derecho a ver un comportamiento más ético, y menos hipocresía y
menos doble moral en asuntos de naturaleza tan grave y sensible; esa
es la opinión de nuestro país. Por tanto, rechazamos la
manipulación contra Cuba; rechazamos la sola idea de que el nombre
de Cuba sea presentado en la Comisión de Derechos Humanos, nos
oponemos a este ejercicio y no vamos a cooperar con él; rechazamos
la idea de que un país de América Latina tenga razones propias
para preocuparse de Cuba, nadie tiene ni la autoridad moral ni los
motivos reales para hacerlo. Denunciamos todo esto como una maniobra
norteamericana, a la que no han podido sustraerse algunos países,
algunos por complicidad y otros porque no les ha quedado más
remedio, en virtud de las presiones ejercidas sobre ellos.
Pero, además, quiero dar un dato
adicional. El 19 de marzo se trató, en la Comisión de Derechos
Humanos, que se celebrara una sesión especial de la comisión para
considerar las consecuencias humanitarias y para los derechos
humanos que sufriría la población iraquí a consecuencia de la
agresión norteamericana contra Iraq. Se trató de que el asunto se
discutiera, ni siquiera que se condenara, o que se adoptara un
acuerdo. Solo hablar del tema, discutirlo. Una guerra, bombardeos,
población civil afectada y entonces se propone: “Vamos a discutir
qué consecuencias puede tener esto, ahora que está empezando esta
guerra, desde el punto de vista humanitario, para los derechos
humanos, el derecho a la vida.” Estados Unidos se empeñó -con el
apoyo británico, en primer lugar, y de algunos otros-, a fondo para
que esto no ocurriera, y al final se salieron con la suya y fue
derrotada la propuesta de discutir el tema, ni siquiera de tomar
acuerdo sobre él, solo sentarse en una sala y que cada cual dijera
su opinión. Eso no pudo ser posible: 18 países votaron a favor,
entre ellos Cuba; 25 votaron en contra; 7 abstenciones, y 3 países
estuvieron ausentes.
¿Quién votó en contra? Estados Unidos
votó en contra, como era de esperar; Costa Rica votó en contra.
Costa Rica que, a la que por un lado le
parecía que había que ocuparse de los juicios que ha habido en
Cuba, de las penas de muerte y de que viniera aquí alguien de la
Comisión, por otro lado Costa Rica consideró que no había por
qué dedicar allí en la Comisión una mañana, un día, a discutir
lo que pasaría con las miles de madres iraquíes que perderían a
sus hijos; los niños que serían mutilados y sus familias muertas.
Eso no tenía por qué hacerse.
Perú votó en contra también, como
Estados Unidos. Uruguay votó en contra; y votaron en contra todos
los países occidentales que ayer, sin embargo, votaron a favor de
intentar condenar, en aquel párrafo que fue derrotado, a Cuba.
Entonces, ¿es o no una vergüenza esto?
¿Cuba tiene o no razones para objetar esta maniobra espuria y sus
oscuras motivaciones? Cuba tiene razones y, como que las tiene, las
defiende.
Entendemos que ello causa, realmente, la
hostilidad y renueva las ansias de condenar a Cuba; pero Cuba
seguirá dando su batalla, a favor no solo de los derechos de Cuba,
sino del resto de los países del mundo.
Finalmente, voy a dar esta información:
Resolución aprobada en la Comisión de Derechos Humanos “Sobre
la situación en la Palestina ocupada”, los territorios palestinos
ocupados. Se presenta allí una resolución sobre las violaciones de
los derechos humanos del pueblo palestino por el ejército y el
gobierno israelí. Resultado de la votación: 51 países a favor, 1
voto en contra. ¿Quién? Estados Unidos.
Entonces, Estados Unidos, que despliega todos sus recursos, su
esfuerzo, en preocuparse por lo que ocurre en Cuba, no tiene recato
en votar en solitario contra una resolución que clama por el
respeto a los derechos del pueblo palestino. ¿Se puede tener
autoridad moral, credibilidad, en un gran país como Estados Unidos,
llamado a desempeñar un papel importante en el mundo?
El gobierno de Estados Unidos debería saber que la autoridad y
el respeto se ganan por la moralidad de los actos, por la ética del
comportamiento, por la fuerza de los argumentos y no por el lenguaje
amenazante y el poderío militar, y esto desacredita su política.
¿Por qué no se examina esto? ¿Por qué no se declara? ¡Ah!,
porque la gente no se atreve a hablar de esto.
¿Algún gobierno europeo ha dicho estas palabras que yo
pronuncio sobre la conducta del gobierno norteamericano de votar en
contra de algo tan evidente como los crímenes que a diario se
cometen contra el pueblo palestino? No, han hecho silencio.
¿Alguno de los países de América Latina, que se han prestado a
las maniobras contra Cuba en estos años, han reclamado
públicamente alguna vez? No, no lo han hecho; guardan silencio.
“Resolución sobre el Golán sirio ocupado”, los territorios
ocupados en Siria por el gobierno israelí. Aprobada. Un voto en
contra. ¿Quién? Estados Unidos.
“Situación de los derechos humanos en los territorios árabes
ocupados.” Aprobada. Votan en contra Estados Unidos y dos o tres
aliados.
“Sobre los asentamientos israelíes en territorio palestino”,
presentada por la Unión Europea. Violación de los derechos humanos
del pueblo palestino; remoción por la fuerza de sus casas mediante
explosiones, equipos pesados, usando ese territorio para instalar
allí comunidades en las que vivirán ciudadanos israelíes en
territorio ocupado: 50 votos a favor, 1 voto en contra. ¿Quién?
Estados Unidos.
Entonces, Estados Unidos tiene un patrón para juzgar la conducta
de Israel, su aliado, y tiene otro patrón para juzgar a Cuba, y,
por tanto, nosotros no reconocemos autoridad moral ni credibilidad a
las supuestas preocupaciones expresadas por un gobierno que lo
primero que debería reconocer es su obligación a levantar el
bloqueo contra Cuba, reclamado el año pasado en Naciones Unidas por
173 países que votaron con el voto en contra de Estados Unidos e
Israel, y un pequeño país del Pacífico al que Estados Unidos
presionó de manera bochornosa y lo obligó también a votar contra
Cuba.
“Situación de derechos humanos de los detenidos libaneses en
Israel”: Aprobada. Un voto en contra. ¿Quién? Estados Unidos.
Entonces creo que nos asisten razones para sentir que en el día
de ayer Cuba dio una nueva lección a la diplomacia imperial; para
celebrar, como una victoria, el hecho de que Estados Unidos no haya
podido lograr la condena de Cuba y una señal de respaldo y
legitimación a las acciones que nuestro país ha emprendido en los
últimos días, en defensa de su soberanía y en previsión de la
comisión de actos de terrorismo que contribuirían a desestabilizar
la situación y crear una peligrosa crisis entre los dos países.
Es lo que tengo que decir, mientras comento, porque se me ha
perdido y no traje aquí el despacho de prensa que habla sobre la
reacción en Miami a lo que ocurrió en Ginebra: algunos piden el
bloqueo naval contra Cuba; otros proclaman que el gobierno de
Estados Unidos debe pasar ya de la condena a la acción concreta,
que es la apuesta de los grupos extremistas y violentos en Miami: la
creación de las condiciones para que se produzca un conflicto entre
ambos países, que nosotros no deseamos, pero que enfrentaríamos,
si se produce, como sabemos hacerlo.
Bien, es lo que puedo decirles. Aunque he estado serio, debo
decirles que estoy realmente muy satisfecho del resultado ayer,
debido a la manera en que hemos derrotado la enmienda que intentaba
condenarnos, aunque, por supuesto, no me satisface la aprobación
final de un documento que, de todas maneras, no deja de mostrar la
debilidad que el ejercicio contra Cuba tiene en el día de hoy.
Moderador.- Para preguntas.
J.M. Martín Medem (Televisión Española).- Buenos días.
Usted ha dicho que el gobierno de Cuba considera que la derrota
de la enmienda presentada por el gobierno de Costa Rica es una
señal de reconocimiento del derecho de Cuba a aplicar sus leyes en
juicios legítimos para sancionar conductas mercenarias y actos de
terrorismo.
Respecto al terrorismo, durante más de 40 años la aplicación
de la pena de muerte no ha impedido que se cometan esos actos
organizados desde territorio de Estados Unidos y amparados en la
impunidad que allí gozan los que los organizan. ¿Por qué seguir
aplicando la pena de muerte, si no ha servido, parece, de freno para
ese tipo de actuaciones?
En cuanto a los considerados mercenarios, me gustaría saber por
qué hay detenidos, acusados y condenados, y otras personas, en las
mismas circunstancias, en libertad y sin cargos: Osvaldo Payá,
Elizardo Sánchez, Vladimiro Roca.
Felipe Pérez.- Sobre la primera pregunta, nosotros -ya dije-
vemos en la pena de muerte un recurso extremo, totalmente
excepcional, no deseado y que un día, esperemos, no estará en
nuestra legislación; no es consustancial a nuestra filosofía de la
vida. Pero hemos sido un país agredido, somos un país agredido,
somos un país sometido a un plan en marcha para desestabilizarnos,
y tenemos que acudir a cuanto recurso esté a nuestro alcance,
dentro de nuestras leyes y dentro del respeto a la legalidad
internacional, porque debo decir que hay más de 80 países en el
mundo que prevén la pena de muerte en su legislación. Sin embargo,
Cuba, en señal de que su posición sobre el tema no es doctrinaria,
no es que defiende la pena de muerte como parte de su programa,
cuando se vota una resolución sobre este tema allí en la Comisión
de Derechos Humanos, sobre la eliminación de la pena de muerte,
Cuba no vota en contra de esa resolución, se abstiene, para marcar
que, aunque ahora la aplica y la prevé para usarla excepcionalmente
en su legislación, ello no quiere decir que la defiende como
doctrina o como recurso que deba formar parte siempre de nuestra
legislación. Permanece en nuestra legislación con un sentido
disuasivo, como un arma de defensa, para evitar males mayores.
Si aquí se desata una situación como la del año 1994, una
crisis migratoria, que es a lo que están apostando los grupos
terroristas de origen cubano en Miami y sectores ultraconservadores
en Estados Unidos, y han ocurrido, ya lo dije, siete secuestros en
seis meses, y varios intentos más, y hay potencial para más, de
gente que no puede emigrar legalmente hacia Estados Unidos y le
dejan como única opción el tratar de secuestrar un avión, una
nave y sabe que es la manera en que lo van a recibir allí en
Estados Unidos. Entonces, si aquí se desata una cascada de estos
actos de terrorismo, de secuestro, muertes de personas, desvío de
aeronaves, se estarán creando las condiciones para una crisis
migratoria, para una situación extraordinariamente compleja en las
relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Los grupos de Miami que alientan estos actos, al mismo tiempo,
reclaman al Presidente considerar como una agresión contra Estados
Unidos una emigración descontrolada desde Cuba hacia allí. Hay un
plan muy claro que hemos denunciado aquí, y nosotros, para evitar
que eso desemboque en una guerra, entonces estamos tratando de
actuar con extraordinaria madurez ante la irresponsabilidad y la
complicidad de los que deberían cumplir sus obligaciones, en vez de
manipular este tema.
Por esa razón nos hemos visto obligados, puestos en el callejón
sin salida de acudir a una medida drástica, con dolor, porque somos
seres humanos, porque hemos luchado por la vida, porque hemos
arriesgado y perdido nuestra vida luchando por la de otros a miles
de kilómetros de distancia, porque hemos ido a combatir contra el
apartheid que mataba a los africanos, que violaba los derechos del
pueblo africano, y 2 000 cubanos cayeron allí combatiendo en otras
tierras contra el colonialismo y el apartheid. Tenemos un sentido de
la vida, porque los médicos cubanos hoy salvan vidas en decenas de
países, 3 000 de ellos trabajan gratuitamente en 21 países.
Tenemos un sentido de la vida y de la protección de la vida, porque
hemos salvado la vida de cientos de miles de cubanos al bajar la
mortalidad infantil de más de 60 por 1 000 a 6 en estos años.
Entonces, gente que ha luchado de esa manera por la vida de un
pueblo y por la de otros, no podría tener una filosofía contraria
a la vida.
El día que Cuba no esté bloqueada, el día que Cuba no sea
agredida; el día que contra Cuba no exista la Ley Helms-Burton, la
Ley Torricelli, la Ley de Ajuste Cubano; el día que contra Cuba
cesen las agresiones, los complots, las conspiraciones; el día en
que Cuba sea dejada en paz para seguir su propio camino, Cuba no
tendrá que acudir a medidas drásticas, que no desea, pero que hoy
es un deber de su Dirección adoptar para salvar y proteger la vida
de millones de cubanos, cuyo futuro y cuyo derecho a la vida depende
de nuestra actuación.
Por tanto, nosotros, con dolor, pero sin escondernos para
hacerlo, hemos tenido que adoptar decisiones de esa naturaleza.
No hemos acudido al recurso fácil del asesinato extrajudicial,
ya que, según el informe de Amnistía Internacional, el año pasado
se dieron ejecuciones extrajudiciales en más de 30 países del
mundo, varios de nuestra región.
No hemos creado escuadrones de la muerte que limpien al país de
delincuentes o de niños de la calle.
No hemos asesinado, pero hemos aplicado con rigor nuestras leyes.
No hemos creado un grupo ilegal de la policía para asesinar a
los enemigos. ¿Está claro? No hemos creado un grupo paramilitar,
como se creó en algún país, que tú, Medem, conoces muy bien, no
hemos hecho eso.
Ah, hemos aplicado la ley. No lo hubiéramos hecho, si no
hubiéramos sido puestos en una situación como esta, porque el
Consejo de Estado tiene la facultad de impedir que una sentencia de
esta naturaleza, ratificada por el Tribunal Supremo, pueda
cumplirse; pero hemos sido obligados, como fuimos obligados a
aplicar leyes que ya estaban previstas en Cuba, porque las leyes que
se aplicaron en virtud de las cuales fueron juzgados mercenarios que
actúan al servicio de la potencia que agrede a su pueblo, son leyes
que datan de fines de la década del noventa y que no habían sido
aplicadas, en un espíritu de tolerancia, porque era nuestra
respuesta a la Ley Helms-Burton; pero hemos sido puestos en una
situación en que no teníamos opción, y hemos actuado.
Lo que sí puedo decir es que no seremos derrotados sin combatir,
no existe para nosotros la palabra rendición o concesiones. Tenemos
un sentido muy claro de los derechos que hemos conquistado, porque
la primera vez que en este país ha habido derechos civiles y
políticos fue al triunfo de la Revolución, que dio al pueblo el
gobierno sobre los destinos del país y le permitió recuperar el
control de este país. Sabemos que eso les duele a algunos, pero
nosotros no estamos dispuestos a renunciar a eso.
Es verdad que ha sido juzgado y condenado por los tribunales un
grupo de personas y que otros no lo han sido; pero debo decir
claramente que el que se preste a actos de traición contra su
patria, debe saber que no goza de impunidad en Cuba, y que a nadie
aquí le ha sido concedido el derecho de impunidad, que nuestro
pueblo se va a defender con las leyes a su alcance, dentro del
respeto a nuestra Constitución y a la legalidad establecida, como
un Estado de derecho que somos, y resistirá presiones y seguirá
resistiendo el bloqueo.
¿Queremos nosotros un enfrentamiento con Estados Unidos? No.
¿Culpamos a su pueblo? No. ¿Culpamos a la mayoría de los cubanos
que viven en Estados Unidos? No. Sabemos que ellos no son los que
están clamando por la invasión contra Cuba y el bloqueo naval.
¿Comprendemos a los que en el mundo han expresado preocupaciones
y diferencias con nosotros, de manera legítima y honesta?, los
comprendemos.
¿Creemos en los que de manera miserable aprovechan este tema
para hacer una declaración sobre Cuba? No, no les tenemos respeto,
los conocemos bien. Sabemos que aquí hay quien ha hecho
declaraciones por confusión, por falta de información, o por una
percepción distinta de la nuestra; pero sabemos también que hay
mucho oportunismo político, que hay mucho discurso electoral, que
hay mucha bajeza. Pero la Revolución Cubana y el pueblo de Cuba
están por encima de todo eso, y lo que perdurará será el recuerdo
de la hazaña de un pequeño país que ha sabido preservarse
independiente, pese a los obstáculos que ha debido enfrentar.
Así que a tu primera pregunta: un recurso de excepción, la
aspiración a un efecto disuasorio; sobre la segunda, nadie es
impune, el que traiciona a nuestro pueblo, el que se pone al
servicio de la potencia que en este momento lo agrede, debe saber
que existen leyes para juzgar y penalizar esas conductas.
Serguei Novozhilov (ITAR-TASS).- Señor Ministro,
quisiera preguntarle sobre el artículo que apareció recientemente
en The New York Times. ¿Cómo podría reaccionar Cuba en
caso de que Estados Unidos va a cumplir con la amenaza anunciada en
este periódico la víspera?
Felipe Pérez.- Bueno, hoy hay una nota oficial en nuestro
periódico. Me imagino que ustedes la han recibido ya y la han
leído. Quizás a algunos no les ha dado tiempo todavía de ver en
nuestro periódico una nota oficial que se refiere a ese tema, de lo
publicado ayer en el The New York Times, en el sentido de que
“funcionarios de la Administración están preparando un surtido
de opciones para el Presidente, que aún no ha tomado una decisión
final, con la intención de castigar al gobierno de Cuba.”
“El presidente Bush -dice- probablemente hará una declaración
pública pronto. Entre las medidas, se está considerando suspender
las remesas a los familiares en Cuba o la suspensión de los vuelos
directos a la isla.” Sobre eso hay una Información, que sugiero a
ustedes, realmente, leer con detenimiento; pero para responder a su
pregunta sobre nuestra reacción, me limitaré a leer lo que aquí
se dice:
“...Sean cuales fueren los planes de castigo en el terreno
económico, le quedan al gobierno de Estados Unidos muy pocas armas
en el arsenal de acciones que pueda realizar contra Cuba. Todas las
posibles están previstas y serán enfrentadas. Los castigados
serán muchos núcleos familiares que han adaptado sus vidas al
standard económico y los considerables beneficios que en las
condiciones de Cuba” -y aquí se explica por qué- “les
propician pequeñas remesas (...) o lo que es peor, muchas personas,
en su mayoría de la tercera edad, que dependen de esas remesas. La
economía cubana y sus servicios sociales pueden resistir la
suspensión de los supuestamente grandiosos beneficios de tales
remesas, o de los vuelos charters.”
“...Cuba, donde no existe un solo ciudadano abandonado, será
capaz incluso de amparar a los que por tan inhumana política
necesiten ayuda de la Revolución.
“Las advertencias, en lenguaje amenazante, de que no tolerarán
éxodos de balseros se contradicen totalmente con el estímulo
colosal que las autoridades de ese país han ofrecido a
secuestradores de naves aéreas y marítimas cubanas.”
“...Las presuntas medidas que se anuncian de prohibir vuelos y
remesas estimularían igualmente la emigración ilegal, de la que en
nada se podría culpar a Cuba, que cumple estrictamente las
obligaciones que le corresponden en los acuerdos migratorios, sin
una sola excepción.
“...Esperaremos los pronunciamientos y las medidas punitivas
que se anuncian. Mientras tanto, tratamos de adivinar y usar la
imaginación para enfrentar exitosamente, con dignidad, firmeza y
eficacia cualquier forma de hostilidad y agresión, como la
Revolución Cubana ha hecho durante más de cuatro décadas.”
Es decir, que puedo decir que aquí no hay nadie que haya perdido
el sueño, aquí no hay nadie preocupado. La Revolución sabrá,
sabiamente, con el apoyo de su pueblo, tomar las medidas adecuadas
para enfrentar una nueva agresión.
Aquí encontré el papel que me faltaba.
“Despacho de la Agencia Francesa de Prensa.
“El Consejo para las Libertades de Cuba” -un grupo extremista
de Miami, integrado y dirigido por varios de los principales
integrantes del aparato paramilitar de la Fundación Nacional Cubano
Americana-, “aboga por la suspensión de las remesas y de todos
los viajes de Estados Unidos a Cuba.” Miren qué “casualidad”,
están pensando igual este grupo y figuras del gobierno. “Casualidad.”
¿O será que no es “casualidad”? ¿Será que se pagan las
deudas de gratitud a los que hicieron posible el triunfo del
presidente Bush en Florida? Abogan por suspender las remesas y todos
los viajes, abogan por “la imposición de sanciones
multilaterales, como las aplicadas en su tiempo a Sudáfrica”, y
abogan “por un bloqueo naval si Castro genera un éxodo masivo
hacia las costas estadounidenses”.
Al mismo tiempo que hay un plan para estimular el éxodo, que nos
obliga a nosotros a tener que tomar medidas como las que he
explicado aquí, dolorosas, pero pensando en la vida de todos los
demás. Al mismo tiempo se pide el bloqueo naval, si el plan
resultara exitoso.
Es una falta de escrúpulos y de ética, realmente increíble, en
estos amigos cercanos y compinches de las principales figuras de la
Administración, con las que tienen relaciones desde hace muchos
años.
Por su parte, el director de Derechos Humanos de la Fundación
Nacional Cubano Americana, Omar López Montenegro... Hay cosas que
darían risa, lo que pasa es que son tan serios los temas que...
Porque, oigan, que la Fundación Nacional Cubano Americana tenga un
Director de Derechos Humanos, el grupo que financió aquí las
bombas en los hoteles, que cercenaron la vida y decretaron la pena
de muerte sin juicio a Fabio di Celmo, un joven italiano inocente, e
hirieron a cerca de 40 personas, incluidos turistas, es realmente un
asunto que va más allá de lo que uno podría tolerar.
Este personaje, ligado al grupo que financió el intento de poner
40 kilogramos de explosivos C-4 en una universidad panameña,
intentando asesinar a Fidel, donde habrían muerto cientos de
estudiantes, reconoció que “habrían preferido un lenguaje más
fuerte” en el papel aprobado ayer, lo hubieran preferido; sin
embargo, dijo que “el gobierno de Fidel Castro maniobró al
introducir una enmienda contra el embargo y finalmente eso impidió
el objetivo que nosotros esperábamos”.
Lo traigo a colación nada más para recordar lo que dice esta
otra ilustre personaje, Ninoska Pérez Castellón, hija de un
esbirro de la dictadura batistiana: “Hay que pasar de la etapa de
las condenas a la de las acciones y las sanciones contra Cuba.”
Ese es el clima en el cual hoy nuestro país tiene que actuar,
tratando de impedir que ocurra una escalada en las ya deterioradas
relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
¿Cuba considera a Estados Unidos, como país, su enemigo? ¡No!
¿Considera al pueblo norteamericano su enemigo? ¡No! ¿Siente
odio, sentimientos de venganza? ¡No! Cuba aspira a una relación
normal y respetuosa con el pueblo de Estados Unidos, en el que
aprecia valores. Cuba no olvida que ese pueblo, en más de un 80%,
reclamó que el niño cubano secuestrado en Miami fuera devuelto a
su padre, a su familia en Cuba, y Cuba agradece al pueblo
norteamericano, y -mientras su gobierno piensa eliminar los viajes-,
Cuba aboga por el derecho de los norteamericanos a venir a Cuba, por
el derecho de los cubanos que viven allí a visitar a su familia.
Cuba aboga por el derecho de los cubanos que viven en Cuba a viajar
a Estados Unidos a ver a sus familias, y defiende el derecho de los
norteamericanos a tener una relación normal con un país cercano
que no es un peligro para Estados Unidos.
Así que hay dos posiciones encontradas. Pero nosotros seguiremos
defendiendo el derecho de los norteamericanos que su gobierno viola,
y el nuestro.
Andrea Rodríguez (Agencia AP).- Buenos días.
Quisiera retomar un poquito los dos puntos que mencionó el
colega Medem. Con respecto a los fusilamientos y a la pena de
muerte, ¿el gobierno cubano no cree que esta aplicación y esta
ruptura de la moratoria en la aplicación de la pena de muerte lo
desprestigia en vastos sectores, sobre todo de América Latina, que
apoyaron la causa cubana?, por un lado. Y, por el otro lado, si se
presentaron pruebas contra las otras personas disidentes o
mercenarios, como les llama el gobierno cubano, ¿tenemos que
suponer que ni Elizardo, ni Payá tienen vínculos con la Oficina de
Intereses?
Felipe Pérez.- Sobre lo primero, Cuba respeta las opiniones
de todas las personas que de manera honesta se oponen a la pena de
muerte, comprende a los que han expresado preocupaciones; sin
embargo, desestima a los que hipócritamente lo hacen por
consideraciones electorales o políticas. Sabe que una medida de esa
naturaleza supone un costo ante los que genuinamente están
preocupados, confía en que el tiempo nos dará la razón y probará
que esta dolorosa medida, tomada solo como último recurso, estuvo
fundada en la aspiración a evitar muchas más pérdidas de vida y
costos para ambos países, impidiendo que se desate una crisis
migratoria que concluiría en una guerra entre ambos países.
Ahora bien, ¿pensamos que nuestro prestigio disminuye ante los
que usan este tema por razones políticas?, ante los que lo hacen
fundados en la aspiración de anotarse un punto de buena conducta
ante la superpotencia, o por razones electorales o de otro tipo, o
por odio hacia Cuba. Sobre lo que estos piensan, realmente, no
tenemos ni la más mínima preocupación; además, sabemos que esa
supuesta preocupación sobre lo que ha ocurrido en Cuba, ellos no la
han manifestado ante los más de 80 ejecutados en Estados Unidos el
año pasado y ante todo lo que ya expliqué aquí.
Sobre la segunda pregunta. No debería usted suponer que no
existan pruebas sobre otras personas. Yo presenté las pruebas aquí
que fueron llevadas y presentadas en un juicio, que fueron
evidencias presentadas ante los tribunales y que formaron parte del
proceso. No puedo presentarlo en el caso de personas que no han
concurrido ante la justicia; pero no debería suponer que el hecho
de que no han sido presentadas, quiere decir que no existan.
Francisco Ramírez (Agencia Notimex).- Buenos días,
Ministro.
Felipe Pérez.- Buenos días, Francisco.
Francisco Ramírez.- En los últimos meses había la
percepción de que México y Cuba venían trabajando por suavizar
las tensiones que
afloraron en el primer trimestre del 2002; pero vino Ginebra y el
gobierno de Cuba hizo una valoración circunstanciada de las razones
que motivan el voto en la Comisión de Derechos Humanos. México y
Chile fueron incluidos entre los países que son incapaces, de
acuerdo con lo que planteó el comunicado de Cuba, de oponerse a la
presunta anexión de Estados Unidos sobre América Latina.
Mi pregunta es la siguiente: En estas circunstancias, ¿qué
consecuencias podría tener para las relaciones entre los dos
países, la valoración que hace Cuba sobre las razones que
motivaron a México, y el voto de México, ya en concreto, en la
Comisión, explicado por la representante mexicana Mariclaire
Acosta?
Felipe Pérez.- Quien se siente ofendida es Cuba. Cuba
considera que no existe una razón siquiera que justifique que el
gobierno de México o el gobierno de Chile apoyen una resolución
que implante un monitoreo sobre la situación interna de Cuba,
cuando eso no ocurre contra ningún otro país de nuestra región
donde hay violaciones de derechos humanos, incluidos México y
Chile, y cuando en América Latina ningún país ha levantado su voz
para condenar las violaciones de derechos humanos en Estados Unidos,
incluso de manera especial, contra migrantes mexicanos y de otros
países. Por tanto, Cuba no reconoce autoridad moral a ningún
gobierno de la región, que hacen silencio ante las violaciones de
derechos humanos en Estados Unidos, para entonces pronunciarse sobre
lo que ocurre en Cuba. Es decir, Cuba es quien se siente ofendida.
Cuba considera que no existe una razón que explique una posición
que, se sabe de antemano, favorecerá el interés norteamericano de
construir un pretexto con el cual continuar justificando el bloqueo
y las agresiones contra Cuba.
Cuba esperó siempre, y espera todavía, que sus hermanos
latinoamericanos adopten una posición de defensa de un pequeño
país latinoamericano, implantado en el centro de la región, y
sobre el cual hay más de cuatro décadas de violaciones, de
agresiones y de bloqueos.
Hay quien dice: “Bueno, nosotros por un lado rechazamos el
embargo” -el embargo, la palabra suave que se emplea para
dirigirse a la guerra económica contra Cuba-; pero, por el otro, no
podemos dejar de señalar las preocupaciones sobre lo que ocurre en
Cuba.” Falso; porque, si usted está en contra del bloqueo contra
Cuba, debería oponerse a la maniobra que se fabrica en Ginebra,
para intentar perpetuar el bloqueo. Falso. “Hoja de parra”, para
encubrir la incapacidad de tener una posición independiente en el
tema de Cuba, que yo reconozco muy difícil para los países de
nuestra región, en medio de la compleja y contradictoria relación
con un vecino poderoso, como es Estados Unidos.
Francisco Ramírez .- Ministro, por favor, ¿habrá
consecuencias?
Felipe Pérez.- Bueno, yo no soy adivino; yo solo soy un
ministro de Relaciones Exteriores (Risas).
Aníbal Arrarte (Opción-Uruguay).- Buenos días,
Ministro.
Ministro, la pregunta que yo tenía la intención de hacerle, la
hizo el compañero Serguei.
Felipe Pérez.- ¿Quién la hizo? Ah, Serguei. Oye, Serguei,
cómo tú te apropiaste de la pregunta de... (Risas).
Aníbal Arrarte.- Pero si me permite salirme del contexto, no
ya como periodista, sino como latinoamericano nacido en Uruguay,
siento la necesidad, por vergüenza, y estoy seguro de que hablo en
nombre de la mayoría de los uruguayos, en Uruguay y alrededor del
mundo, de lamentar y disculparme por la náusea política creada con
reiteración, por segunda vez, por el gobierno uruguayo, y otros
lacayos latinoamericanos y europeos, en vergonzosa maniobra contra
Cuba, que más que ir en contra del gobierno cubano, afectan
directamente a sus pueblos.
Que la vergüenza y el desprecio universal caigan sobre estos
gobiernos, lamebotas y mercenarios.
Gracias.
Felipe Pérez.- Gracias, Aníbal; te lo agradezco.
Nosotros no culpamos al pueblo uruguayo. Nosotros tenemos una
clara conciencia de las motivaciones por las que el gobierno de
Uruguay ejecuta y se presta a una maniobra contra Cuba; pero
nosotros sabemos que todo eso va a pasar, sabemos que no falta mucho
tiempo para que el pueblo uruguayo haga justicia a Cuba, en la
política de ese hermano país hacia nosotros.
Vanessa Bauzá (Sun Sentinel).- Buenos días.
Felipe Pérez.- Buenos días, Vanessa.
Vanessa Bauzá.- Quería saber si usted pudiera informarnos
sobre la situación del grupo de personas que fue detenida en Nueva
Gerona el viernes creo que fue, o el jueves pasado, aparentemente,
que también querían hacer otro secuestro. ¿Si ha empezado el
juicio, en qué fase está?
Felipe Pérez.- Esas personas, como se explicó
públicamente, alentadas por los sucesos precedentes, en los que
varias veces ocurrió que gente que se apropió por la fuerza,
secuestró aviones y embarcaciones, llegaron a Estados Unidos y
fueron puestas en libertad, lo intentaron también, nada más y nada
menos que con un fusil automático, varios cargadores y otras armas
blancas. Este es el resultado de la irresponsabilidad y del
estímulo que significan la Ley de Ajuste Cubano y la política
tolerante y cómplice que durante décadas el gobierno de Estados
Unidos ha mantenido. Esas personas están todavía sometidas al
proceso de instrucción, previo a la celebración del juicio.
Y ha habido otros incidentes, de los que no tengo información
exacta, y planes y estímulos, y habrá muchos más si la gente ve
que esa es la manera de emigrar.
Y aprovecho ahora para aclarar: Veo que la prensa... Yo sé que
muchas veces y diría casi todas las veces, no son los
corresponsales en Cuba, que tienen un acercamiento más exacto a la
realidad cubana, sino que en sus redacciones, otros intereses se
imponen a veces, porque muchas veces, cuando he ido y le he
preguntado a un corresponsal, “¿por qué tú has dicho esto, si
tú estabas allí y me oíste explicar?, me ha dicho: “No fui yo,
Ministro. Yo puse otra cosa y me lo cambiaron”; pero, dejando eso
de lado, debo decir que se refieren a los secuestradores de naves,
como personas que querían “huir de Cuba”. Entonces, la
manipulación: “Cuba fusiló a unas personas que querían huir del
país.” Se crea la matriz de opinión de que el que emigra de Cuba
es alguien que “huye”, mientras que el que va por la frontera de
México hacia Estados Unidos “emigra”.
Si el cubano está en Estados Unidos es “un exiliado”. Esos
secuestradores, al llegar a Estados Unidos, se convierten en
exiliados del régimen cubano; el mexicano se llama “migrante”.
Hay toda una manipulación perversa que trata de ocultar la realidad
de que Cuba, como cualquier otro país del
Tercer Mundo, tiene tendencias al flujo migratorio; que hay gente en
Cuba que quisiera emigrar hacia Estados Unidos y que podría hacerlo
si el gobierno de Estados Unidos cumpliera los acuerdos y no creara
las condiciones para que se crearan estos incidentes.
Entonces cada vez que veo llamarle al
cubano exiliado y al mexicano migrante; al cubano: que huye y al
mexicano: que emigra, realmente siento poco respeto por la
sinceridad, la seriedad que debería acompañar a los que se ocupan
de opinar y de informar sobre estas cosas.
No culpo a nadie en particular y los
declaro inocentes a todos ustedes; pero me asombra ver cómo se
repite que a un grupo de hombres que hacen lo mismo que hicieron los
secuestradores que lanzaron los aviones contra las Torres Gemelas,
con armas, apropiarse del control de una nave y llevarla a Estados
Unidos, se les llame “exiliados que huyen del régimen”. Me
parece una manipulación, una falta de consideración con el pueblo
cubano, con las personas que estuvieron a punto de perder la vida,
con las familias de los que han perdido sus vidas en medio de esos
incidentes, a lo largo de los años.
Pero, bueno, estas personas, Vanessa,
todavía no han ido a juicio.
Fernando Rasgver (BBC).-
Ministro, lo mío es una precisión nada más sobre la nota oficial.
Si entendí bien la nota dice, realmente, que de aplicarse esas
sanciones de que habla la prensa norteamericana, ¿cesarían las
compras de alimentos a Estados Unidos?
Felipe Pérez.-
¿Dice eso?
Fernando Rasgver (BBC).-
Yo entendí eso, le estoy preguntando a usted.
Felipe Pérez.-
Por eso, déjame ver qué entiendo yo.
Dice aquí: “La economía cubana y sus
servicios sociales pueden resistir la suspensión de los
supuestamente grandiosos beneficios de tales remesas, o de los
vuelos chárter o cualquier otra medida, incluida la suspensión de
las ventas de alimentos” -que no se habla de ellas en el
artículo, pero puede estar entre el “surtido” de opciones que
se estaba presentando al Presidente- “que, sin recibir el más
mínimo crédito bancario, hemos adquirido”, esos alimentos que
“se elevan ya a más de 300 millones de dólares, sin dejar de
pagar hasta el último centavo y sin un segundo de retraso.”
Dice aquí: “Tal medida solo serviría
para demostrar que Estados Unidos, por causas estrictamente
políticas, no es un abastecedor seguro y confiable de alimentos.”
Dice que tal medida “solo serviría para demostrar que, por causas
estrictamente políticas, Estados Unidos no es un abastecedor seguro
y confiable de alimentos”.
Vamos a tener que darte en Universidad para
Todos un curso de interpretación gratis (Risas).
Periodista.-
Pero, Ministro, si usted tiene un abastecedor que no es confiable,
normalmente no le compra.
Felipe Pérez.-
¡Ah!, bueno, pero ya eso es anticiparse a nuestra decisión; a lo
mejor tú te arriesgas y le sigues comprando.
Tu pregunta es: ¿En el artículo se dice
que si se imponen las medidas, Cuba dejará de comprar alimentos?
Respondo: No.
Se dice: Si se llegara a cesar, incluso, a
prohibir la venta de alimentos, eso “serviría para demostrar que
Estados Unidos, por causas estrictamente políticas, no es un
abastecedor seguro y confiable de alimentos”.
Realmente, si Estados Unidos prohíbe las
ventas, no se podrán hacer ya las compras, porque ellos las habrán
vuelto a prohibir.
En el periódico se habla de medidas contra
las remesas, medidas contra los vuelos y se habla de un surtido.
Aquí se dice, y es lógico, que si las ventas de alimentos mediante
las cuales Cuba ha comprado ya más de un millón de toneladas de
alimentos en Estados Unidos, lo que constituye algo beneficioso para
los agricultores norteamericanos y sus familias, para empresas
transportistas, que es de interés, más allá de consideraciones
políticas, de amplios sectores políticos que han aprobado el
Congreso y el Senado... Si pese a todo eso, Estados Unidos cortara
ese comercio, bueno, estaría probando que de verdad no son
confiables. Algo que iba bien, que beneficiaba, incluso, a sus
propios empresarios y agricultores, por razones políticas, para
complacer a esa mafia que pide también el bloqueo naval y la
agresión, han roto un espacio que probaba que era posible el
comercio entre ambos países, que hizo polvo lo que decían estos
grupos cuando comenzaron esas ventas: “Usted verá que Cuba no va
a pagar, porque Cuba no tiene dinero”, y Cuba no se ha retrasado
ni un segundo y solo hay satisfacción entre los empresarios y los
agricultores norteamericanos, por la seriedad de Cuba, por su
profesionalidad al contratar, transportar, pagar. Ha habido un
reconocimiento y eso es una prueba.
Cuba importa 1 000 millones de dólares por
año en alimentos. Estados Unidos y sus agricultores estarán fuera
de ese mercado si Estados Unidos decide prohibirlo.
Nosotros no somos los que bloqueamos a
Estados Unidos, no somos los que adoptamos medidas arbitrarias
contra Estados Unidos, y nosotros no estamos preparando ningún “surtido”
de medidas para nuestro Presidente contra Estados Unidos; nosotros
sí usaremos nuestra inteligencia para enfrentar cualquier medida y
cualquier agresión.
Buenos días, Arreola.
Gerardo Arreola (La
Jornada, México).- Ministro, Amnistía Internacional, en su
más reciente informe -que si no recuerdo mal es de mayo del año
pasado- dice que en Cuba hay 49 condenados a muerte. Mi primera
pregunta es si usted puede confirmar, desmentir o precisar esta
cifra.
Amnistía también pide la conmutación de
la pena de muerte para estas personas, la segunda pregunta es,
¿qué respondería el gobierno cubano?
Felipe Pérez.-
No puedo confirmar esa cifra, no conozco en este momento ese dato.
Puedo reiterar que en Cuba la pena de muerte se ha usado de manera
excepcional y así está prevista en nuestra legislación. Está
prohibido emplearla contra menores, enfermos mentales, mujeres, como
actuación excepcional solo puede ser impuesta por un tribunal de
determinado nivel, de nivel provincial; si no hay apelación de la
defensa, de manera automática va al Tribunal Supremo, donde se
realiza un nuevo juicio para examinarla y si fuera ratificada por el
Tribunal Supremo, después de repetir un juicio con todas las
garantías de chequeos médicos, pruebas sicométricas, pruebas,
testigos, declaraciones, y fuera nuevamente ratificada, entonces
automáticamente va al Consejo de Estado, que tiene la facultad de
conmutarla o no.
Es y ha sido excepcional, y en ningún caso ha habido un uso
festinado de una medida de tal gravedad.
No puedo confirmar ese dato, no puedo opinar sobre él porque no
lo sé; pero puede ocurrir que un número de personas hayan sido
condenados a esas penas, pero que su situación esté en alguna de
las fases del proceso legal, a partir de que no hay una ejecución
en este caso sin un número de trámites previos, tales como estos
que yo he explicado.
Me pregunta, ¿el gobierno cubano conmutaría? En primer lugar,
aclaro que el gobierno no tiene facultad para eso. El Consejo de
Estado es el órgano en Cuba que puede tomar esa decisión,
integrado por 31 miembros, previa discusión y votación sobre el
asunto.
En ese caso puedo decir que el Consejo de Estado, el Tribunal
Supremo y los tribunales cubanos solo han autorizado medidas de esta
naturaleza y han apelado a ellas en situaciones totalmente
excepcionales y cuando no ha quedado otra opción.
En este caso particular en que, efectivamente, había de facto
una moratoria, las circunstancias y el momento en que se ha
producido, impidieron al Consejo de Estado y a los tribunales
cubanos hacer uso de esa facultad, de manera dolorosa, realmente,
pero sabiendo responsablemente los riesgos que tratamos de evitar.
No han sido tampoco aplicadas a personas inocentes, han sido
aplicadas a personas que han cometido graves delitos previstos en
nuestras leyes y en las leyes de más de 80 países, como ya dije.
Samuel Hernández (La Isla Grande-Italia).- Buenos
días, Ministro.
En Italia se está desarrollando una campaña de prensa contra
Cuba y sobre todo contra el Comandante Fidel Castro. Entre ellas,
fue cancelada la presentación del libro de Asela Caner, con la
participación de Justino di Celmo, porque ella es cubana y él es
amigo de Cuba.
En casi todos los periódicos se leen ataques muy superficiales
que parecen dictados por una ola de histeria, más que del real
conocimiento de lo que pasa en la isla.
El presidente de la región Campania canceló su visita a Cuba;
pero -y es lo más interesante- ningún hombre de negocios hasta
ahora canceló sus relaciones con este país.
¿Piensa usted que en este plan, desgraciadamente exitoso,
formulado por Estados Unidos y reciclado bobamente en la prensa
italiana por personajes europeos, casi insospechables, como Pietro
Ingrao y Fausto Bertinotti, puedan llegar de verdad sorpresas
desagradables como castigo para la población y para la isla en su
totalidad? ¿Afectaría esto las relaciones diplomáticas entre Cuba
e Italia?
Felipe Pérez.- ¿Qué cosa?
Samuel Hernández.- Toda esta campaña de prensa que se está
hablando...
Felipe Pérez.- ¿Si afectará las relaciones?
Samuel Hernández.- Anjá.
Incluso, hay un debate para la semana que viene en el Parlamento
italiano.
Felipe Pérez.- Cuba no desea que sus relaciones con Italia
se afecten, pero no puede impedir las medidas o las decisiones que
tomen las autoridades italianas.
Cuba desea relaciones normales, respetuosas, de colaboración con
Italia y con todos los países europeos. Le duele que, en ocasiones,
sobre Cuba, la Unión Europea no tenga capacidad para formular una
política propia hacia nuestro país; pero nuestra vocación es
seguir trabajando para fortalecer y ampliar esas relaciones.
Si en contra de nuestra voluntad se tomaran decisiones en Italia
o en cualquier otro país, bueno, nosotros no podríamos evitarlo;
pero ello no disminuirá nuestro sentido de amistad y de respeto por
el pueblo italiano, por los pueblos europeos.
Nosotros hemos leído muchas de las declaraciones que se han
hecho, en algunas hay un oportunismo infamante, en otras hay
desconocimiento a partir de posiciones genuinas y honestas.
Distinguimos muy bien a cada uno de los que han declarado, porque
conocemos muy bien a la mayoría de los que han hablado.
María del Mar Marín (EFE).- Ministro, yo tenía varias
preguntas.
Más allá de las amenazas a las que usted ha hecho referencia
sobre los grupos de Miami, cuando ha hablado de la guerra contra
Estados Unidos, quería saber si el gobierno cubano considera que
existe un riesgo real e inminente de una guerra con Estados Unidos,
por un lado.
Por otro lado, me gustaría ver si podíamos profundizar un poco
más. El gobierno peruano ha llamado hoy a su embajador en La Habana
a capítulo. Quiero saber cómo están las relaciones en este
momento con Perú, y si Cuba va a retirar su solicitud de ingreso al
Acuerdo de Cotonú de la Unión Europea. Gracias.
Felipe Pérez.- Bueno, estas son tres preguntas, ¿no?
La primera pregunta, si Cuba considera un riesgo real e inminente
una agresión contra Cuba, una guerra con Estados Unidos.
Bueno, una guerra con Estados Unidos solo podría darse si hay
una agresión contra Cuba, porque Cuba no está planeando atacar a
Estados Unidos, no lo ha pensado nunca y no lo pensará nunca.
Sentimos respeto por el pueblo norteamericano y no pensaríamos
jamás en atacarlo; nos defenderíamos, porque la Carta de las
Naciones Unidas nos reconoce el derecho a la legítima defensa, y
recuerdo que el representante norteamericano en Ginebra dijo que “Israel
había hecho uso de su derecho a su propia defensa, que está
inscrito en la Carta de Naciones Unidas”, cuando ha asesinado,
bombardeado y destruido las viviendas del pueblo palestino. Así que
si se reconoce ese derecho para Israel, pienso que el gobierno de
Estados Unidos también lo reconozca a Cuba; es decir que una guerra
solo es posible, si Cuba es agredida.
María del Mar Marín (EFE).- ¿Usted considera que es un
riesgo real e inminente la agresión contra Cuba?
Felipe Pérez.- Creo que no hay un riesgo inminente. El
Secretario de Defensa, Rumsfeld, ha dicho que “por ahora, no”
(Risas). Cuando le preguntaron sobre eso, dijo: “Por ahora, no,
ahora estamos ocupándonos de Iraq y nada más nos preocupa Siria.”
“Por ahora no” -dice-, “pero, bueno, si en el futuro vemos que
en Cuba hay armas de destrucción en masa”, que es siempre aquí
el tema, “entonces, tendríamos que actuar.”
A tu pregunta respondo: el Secretario ha dicho: “Por ahora, no.”
La segunda pregunta: El Ministro peruano anunció que el
embajador en Cuba sería convocado a Lima. Me preguntas si esto
deteriora las relaciones.
Cuba desea relaciones normales y respetuosas con Perú; pero Cuba
se siente ofendida por la decisión peruana de prestarse a presentar
la resolución norteamericana, para justificar una maniobra contra
Cuba en Ginebra.
Cuba no puede comprender que un país hermano, hacia el que Cuba
solo ha tenido gestos de amistad y de cooperación, trabaje a favor
de mantener el tema de Cuba en Ginebra, no como se ha proclamado
para establecer la cooperación con Cuba, sino -como dice Estados
Unidos- para condenar a Cuba; aunque ello fue derrotado ayer por
Cuba.
Si el gobierno peruano no se prestara a esta maniobra, si el
gobierno peruano no presentara esa resolución, si el gobierno
peruano no votara a favor de ese proyecto, realmente no existiría
entre Cuba y Perú absolutamente ninguna diferencia ni ningún tema
de controversia. El tema de controversia lo ha creado el gobierno
peruano al decidir presentar este texto contra Cuba. Si eso cesara,
no habría diferendo entre nosotros.
El gobierno peruano no puede acusar a Cuba de haber hecho algo
similar. Cuba no ha tenido ningún gesto inamistoso hacia el
gobierno peruano; pero el gobierno peruano ha tomado esa decisión,
por consideraciones que corresponde a ellos explicar y no a mí, y
Cuba se siente ofendida y tiene el deber de defenderse contra el
intento de singularizarla y someterla a un escrutinio injustificable
en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra.
Sobre Cotonú, me preguntas si Cuba va a presentar su retirada.
Lo está considerando seriamente, a partir de haber constatado que
algunos en la Unión Europea conciben ilusoriamente la entrada de
Cuba a Cotonú como un mecanismo para intentar presionar a Cuba e
imponerle condicionamientos políticos. La buena fe de Cuba, su
aspiración de, a través del Convenio de Cotonú, tener no solo un
gesto solidario de agradecimiento a los Países de Africa, Caribe y
Pacífico, sino también crear un marco respetuoso de relaciones
entre la Unión Europea y Cuba, ha chocado con la oposición de
algunos países europeos, y los acontecimientos recientes han
llevado, incluso, a otros funcionarios europeos a enarbolar la
amenaza de una negativa al ingreso de Cuba a Cotonú como medida de
presión contra Cuba, y a Cuba no se le puede presionar. Cuba ha
resistido más de 40 años de bloqueo y agresiones de la principal
superpotencia mundial y no tendría una razón lógica para
soportarle presiones a la Unión Europea o a algunos de sus
miembros. Así que Cuba lo está considerando y no ha tomado
decisión sobre eso todavía.
Mauricio Vicent (El País).- Al ritmo actual de la
concesión de visados de Estados Unidos, 700 visados en seis meses,
serían 1 400 visados en un año, lo cual violaría los acuerdos
migratorios, porque el compromiso de Estados Unidos es ofrecer como
mínimo 20 000 visas. Si a esto se suman las medidas que anunciaba
el The New York Times de prohibir las remesas y no se adoptan
medidas para impedir los secuestros, se tiene tolerancia con estos
secuestradores, estaríamos ante un escenario de violación de los
acuerdos por parte de Estados Unidos. ¿En ese caso Cuba se
sentiría libre también de no hacer a lo que se comprometió en
esos acuerdos, que es promover una emigración segura y legal, y
estaríamos en ese caso ante un nuevo escenario de crisis
migratoria, o de posible crisis migratoria?
Felipe Pérez.- ¿Qué me preguntas? Si la adopción...
Mauricio Vicent.- Si Estados Unidos incumple su parte de
los acuerdos migratorios, como todo parece que va a ocurrir, por el
tema de visados que no ha concedido, si Cuba se sentiría libre
también de no cumplir su parte.
Felipe Pérez.- Cuba mantiene un firme compromiso de
cumplir los acuerdos migratorios, es lo que ha venido haciendo, sin
una excepción, mientras desde Estados Unidos se ha incumplido.
Estados Unidos mantiene la Ley de Ajuste Cubano; Estados Unidos
mantuvo la política de aceptar automáticamente a los que llegaran
a territorio norteamericano, que en el texto de los acuerdos se
comprometió a cesar; Estados Unidos, de los interceptados en el
mar, a 10 ó 12 de cada 100 los deja finalmente entrar a Estados
Unidos, aduciendo diversos pretextos; Estados Unidos ha permitido
que lleguen los secuestradores sin enjuiciarlos. Ha ocurrido todo
eso, mientras Cuba, escrupulosamente, ha cumplido los acuerdos.
Nosotros vemos en estas medidas, de las que especula The New
York Times, realmente, un estímulo a la emigración ilegal.
Dice aquí en la Nota publicada en Granma: “Las
presuntas medidas que se anuncian de prohibir los vuelos y las
remesas, estimularían igualmente la emigración ilegal”, le
harían más difíciles las condiciones de vida a gente en Cuba, en
una circunstancia, además, en la que no hay visas, en la que hay
una situación de mayor bloqueo contra el país, que es una de las
causas principales de la emigración. Y “de esa situación no se
podría en nada culpar a Cuba, que cumple estrictamente las
obligaciones que le corresponden en los acuerdos migratorios, sin
una sola excepción.”
“Es verdaderamente absurdo y contradictorio que Estados Unidos
lance amenazas relacionadas con éxodos masivos contra un país que,
como Cuba, reiteradamente ha propuesto un acuerdo de cooperación
para la lucha contra el tráfico de migrantes, que el gobierno de
Estados Unidos ni siquiera se ha dignado considerar.”
Es lo que puedo decir como nuestra posición. No hemos dicho que
nosotros entonces vamos a dejar de cumplir los acuerdos; pero hemos
dicho que eso establecería un estímulo adicional a la emigración
ilegal desde Cuba, vendría a constituir un nuevo elemento de
estímulo.
Me han pasado la pregunta, que podría no haber quedado claro si
nosotros seguiríamos comprando alimentos si estas medidas se
adoptaran y no la prohibición. Es decir, si se adoptaran las
medidas de eliminar las remesas, los viajes, ¿Cuba seguiría
comprando alimentos? Sí, seguiría. Cuando no podría hacerlo es si
eso también se prohibiera, pero Cuba seguiría comprando alimentos.
Cuba considera que eso ha sido positivo y que “Ello limitó
nuestras compras”, dice en la Nota, “que sin embargo crecieron a
elevado ritmo dada la eficiencia y seriedad de los agricultores
norteamericanos. Si hubiésemos contado con financiamiento, entonces
el daño sería de más consideración.”
Es decir, nosotros continuaríamos comprando alimentos, si eso es
permitido. Bueno, si después, además, se prohibiera eso, ya
decimos aquí que eso probaría que Estados Unidos no es un
abastecedor confiable y habrían quedado prohibidas esas ventas, que
hasta ahora han sido beneficiosas para ambos países.
¿Alguna otra pregunta?
Gary March (Chicago Tribune).- Usted sabe que hay
un movimiento muy fuerte en Estados Unidos, en el Congreso, para
cambiar las leyes en contra de Cuba, como el bloqueo, y ahora,
después de las acciones en contra de los disidentes, que ustedes
dicen son mercenarios, este movimiento está casi quebrado ahora,
está apagado ahora, y quiero saber qué usted puede decir a las
personas de Estados Unidos, a los congresistas, al pueblo
norteamericano que están en contra del bloqueo, pero al mismo
tiempo están en contra de las acciones en contra de los disidentes.
Felipe Pérez.- Muy bien, gracias.
Tú dices que estos son unos disidentes que nosotros llamamos
mercenarios. Debo decir que estos son unos mercenarios a los que tú
llamas disidentes. Se parece, pero no es igual.
Nosotros vemos con respeto y simpatía a toda la enorme masa de
la opinión pública en Estados Unidos que defiende la
normalización de las relaciones con Cuba. Nosotros respetamos a los
congresistas, los senadores que en número mayoritario en ambas
Cámaras se han pronunciado a favor de permitir los viajes, permitir
las remesas sin ningún tipo de restricción han apoyado el
autorizar el comercio, los créditos, e incluso, la normalización
de las relaciones. Respetamos, sentimos simpatía por su posición
hacia Cuba y colaboramos también con ellos en la búsqueda de un
camino de comprensión, tolerancia y respeto entre ambos países.
El mensaje que tengo para ellos es que Cuba se ha visto obligada
a adoptar esas medidas por la actuación irresponsable del gobierno
de su país y en particular de la Sección de Intereses
Norteamericanos en La Habana y de su jefe, el señor Cason, quien,
violando las más elementales normas del comportamiento
diplomático, ha intentado convertir los edificios oficiales de la
Sección de Intereses y su propia residencia en el cuartel general
de la subversión contra Cuba. Nos hemos visto obligados y, después
de haber sido años y años tolerantes, existiendo leyes y habiendo
nosotros tenido una posición paciente y tolerante, hemos sido
puestos en la situación en la que no nos quedó otra alternativa.
Es decir, lo que les diría es que la responsabilidad de lo que ha
ocurrido es, en primer lugar, del gobierno que alienta esta
política, que ha cedido a las presiones de la mafia cubana en
Miami, y, en segundo lugar, a la actuación del señor Cason en La
Habana.
Los apoyamos en su esfuerzo de normalizar las relaciones con
Cuba, y sobre sus preocupaciones acerca de los mercenarios, llamados
“disidentes”, aclararemos sus dudas, explicaremos nuestros
puntos de vista y, explicaremos, en primer lugar, que Estados Unidos
debería respetar nuestro derecho a tener nuestras propias
instituciones, nuestras propias leyes y nuestras propias normas y
nuestro propio sistema, como nosotros respetamos el derecho del
pueblo norteamericano a darse su sistema.
Nosotros no estamos intentando cambiar a Estados Unidos, ¿por
qué Estados Unidos tendría que proponerse que Cuba adoptara el
sistema que en Estados Unidos se considera el más apropiado?
Respetamos su derecho, como hay que respetar el nuestro.
Nosotros no estamos proponiéndonos cambiar la ley de
financiamiento de los partidos políticos de Estados Unidos, que
propicia que para salir senador hay que disponer de 70 millones de
dólares. Bueno, es el sistema de los norteamericanos.
Nosotros no estamos tratando de cambiar el hecho de que en
Estados Unidos vota nada más que la tercera parte de la población.
Es un asunto de los norteamericanos.
Nosotros no estamos tratando de cambiar la nueva Ley Patriótica
que restringe las libertades y los derechos civiles y políticos de
los ciudadanos norteamericanos; es un problema de sus instituciones
y les respetamos su derecho. ¿Por qué no puede respetarse el
nuestro, por ser un pequeño país? Pero, según la Carta de
Naciones Unidas, todos somos iguales y tenemos iguales derechos,
independientemente de nuestro tamaño, nuestro poderío económico o
militar.
Entonces, sobre normalizar las relaciones, apoyamos a todos esos
sectores. Sobre cuestionar nuestras leyes, no estamos de acuerdo y
les explicaremos nuestros puntos de vista, con respeto, como parte
de un diálogo respetuoso, a todos esos congresistas, senadores u
otras figuras que, habiendo defendido la normalización de las
relaciones, han tenido ahora preocupaciones con lo que ha ocurrido.
Tenemos que aclararles, porque también han sido intoxicados con
una enorme montaña de mentiras, difamaciones y distorsiones sobre
lo que ha ocurrido en Cuba.
Tracey Eaton (The Dallas Morning News).- Señor
Ministro, además de los siete secuestros en siete meses, ¿ustedes
han visto un aumento en el número de salidas ilegales que pueda
indicar que se está formando otra crisis migratoria?
Gracias.
Felipe Pérez.- Ha habido los secuestros, ha habido otros
planes e intentos que han podido ser frustrados, y ha habido un
incremento del tráfico ilegal de personas, originado en Miami, un
negocio lucrativo en Miami, de lanchas rápidas que viajan a las
costas cubanas, montan a los emigrantes ilegales y los llevan a
territorio norteamericano. Después la política de recibirlos allí
y otorgarles la residencia permanente de modo automático, hace el
resto para establecer, obviamente, un estímulo para otros
potenciales emigrantes que, por otro lado, no reciben visas para
viajar legalmente por parte de la Sección de Intereses. Hay
incremento de los hechos, de los planes y del estímulo a todas
estas conductas.
Moderador.- Una última pregunta. Lucía.
Felipe Pérez.- A ver, Lucía, para hacer las conclusiones.
Lucía Newman (CNN).- Sí, gracias.
Si el señor James Cason, el jefe de la Sección de Intereses, es
el principal conspirador subversivo, y causante y organizador de la
disidencia en Cuba, y si también él -como usted dice- ha violado
sistemáticamente todas las normas internacionales de conducta
diplomática, ¿por qué su gobierno no lo ha declarado a él,
persona non grata, en vez de encarcelar a penas
extremadamente largas a 75 ciudadanos cubanos, una media que ha
provocado una amplia repercusión negativa en el ámbito
internacional?
Felipe Pérez.- Gracias, Lucía.
Bueno, que no lo hayamos hecho, no quiere decir que no lo hagamos
en algún momento. Lo que hemos hecho es reservarnos el derecho de
hacerlo.
Sabemos que los grupos mafiosos cubanos, con los que el señor
Cason se reúne semanalmente, desean eso, porque saben que eso va a
constituir una señal que se podrá manipular ante la opinión
pública norteamericana. Sueñan con la idea, nunca les gustó la
decisión del presidente Carter de abrir esa Sección, de acordar
con nosotros la apertura. Hacerlo sería un regalo a esos grupos que
aspiran a que eso sea lo que ocurra. Y probablemente un regalo al
señor Cason, que todo parece indicar que le gustaría regresar a
Miami como el héroe expulsado de Cuba. Hasta ahora no hemos tomado
la decisión de darle ese gusto, pero ello no quiere decir que
nosotros hayamos renunciado a hacerlo. Nos reservamos el derecho de
actuar como consideremos en defensa de nuestra soberanía.
Has dicho que han sido condenados a penas extremadamente largas.
Debo, sin embargo, recordarte que son menores que las que recibió,
por ejemplo, Gerardo Hernández, un cubano inocente, al que una
corte en Miami ha condenado a dos cadenas perpetuas y, además, 15
años; es decir que tendría que tener dos vidas, y volver a nacer y
estar 15 años, para después de eso, salir en libertad. Es mucho
más larga esa condena, y la de algunos otros de los presos
políticos cubanos que en cárceles norteamericanas purgan hoy en
condiciones de absoluta violación de las normas internacionales
contra el trato degradante o humillante a los prisioneros, llevados
con frecuencia a celdas de castigo, mantenidos allí injustamente,
en medio de un proceso viciado y escandaloso en materia de
violaciones, y después de recibir condenas realmente inspiradas en
motivaciones políticas. No es el caso de estas personas, que no han
sido llevados al “Hueco” ni a las celdas de castigo, ninguno de
los cuales ha recibido dos cadenas perpetuas más 15 años, y, por
tanto, pienso que es relativo el término de largas condenas.
Depende de con qué se le compare; si se le compara con la de
Gerardo, son menores.
De todas maneras, nosotros no nos sentimos gozosos de tener que
ver cómo nuestros tribunales adopten esas medidas. Nosotros
quisiéramos que esas cosas no ocurrieran, pero esas cosas ocurren a
partir del aliento, de la actuación y del dinero del contribuyente
norteamericano que se emplea para estimular la subversión en Cuba,
y tenemos el derecho y el deber de defender la estabilidad del país
y su soberanía. Por tanto, los términos son relativos, depende con
lo que se les compare.
Debo decir que nosotros quisiéramos que en vez de intentar dar
lecciones a Cuba, en materia de organización de la administración
de justicia, se pusiera fin en la Corte de Atlanta, en el proceso de
apelaciones que está en marcha, a los procesos que han llevado
injustamente a prisión a cinco jóvenes cuya conducta ha sido la de
intentar evitar actos de terrorismo que harían pagar un precio en
vidas, no solo a Cuba, sino probablemente a los ciudadanos
norteamericanos y a los de otros países.
Moderador.- Muchas gracias, Ministro, por las informaciones
que ha dado.
Felipe Pérez.- Gracias. |