BUENOS AIRES, 19 de abril.— A ocho
días de las elecciones presidenciales del 27 de abril en Argentina,
la población está condenada a escuchar a diario a los candidatos
advirtiendo sobre eventuales fraudes en lugar de debates sobre
proyectos para sacar al país de la peor crisis de su historia.
Además, la intervención de la
Justicia en la definición de las primarias del partido peronista y
de la opositora Unión Cívica Radical (UCR), y en la postergación
de los comicios en una provincia y en la Ciudad de Buenos Aires hace
temer una judicialización del proceso electoral, reporta Reuters.
Los temores a un fraude y a
impugnaciones judiciales a los resultados de los comicios que
demoren el proceso toman fuerza en la paridad entre los candidatos,
que también indica que Argentina podrá ir a un balotaje por
primera vez en su historia.
Según las encuestas, ninguno de
ellos supera el 25% de la intención de voto, lo que deja con
chances de ganar a cinco postulantes que cubren todo el arco
político.
La golpeada situación económica del
país, en donde la mitad de la población vive en la pobreza, y el
hecho de que los políticos son repudiados por la población,
generaron un clima de apatía entre los 25 000 000 de
personas habilitadas a votar.
Las denuncias de posibles fraudes son
contraproducentes para los políticos, que para los argentinos son
los culpables de haber hundido al país.
Según las últimas encuestas, los
tres candidatos peronistas —el ex presidente Carlos Menem; el
postulante que apoya el gobierno, Nistor Kirchner, y el populista
Adolfo Rodríguez Saa— se disputan los primeros lugares.
Luego se ubican la centroizquierdista
Elisa Carris —que es la que más advierte sobre posibles trampas
de los candidatos peronistas en las elecciones— y el
centroderechista Ricardo López Murphy.