GINEBRA, 19 de abril.— La justicia
de Estados Unidos reclama la devolución al país del dinero de 11
cuentas abiertas en tres bancos ginebrinos, en las que hay
supuestamente 100 000 000 de dólares de comisiones
pagadas por varias compañías petroleras estadounidenses a los
dirigentes kazakos, reporta EFE.
Se trata al parecer de sobornos
destinados a obtener los derechos de explotación de campos
petrolíferos en Kazajistán, importante productor de crudo, informa
hoy el diario suizo Le Temps, que ha tenido acceso al acta de
acusación del juez neoyorquino James Comey.
En los años 90, las compañías
estadounidenses Mobil, Amoco, Texaco y Phillips Petroleum, pagaron a
un "asesor" llamado James Giffen, que colocó el dinero
recibido en las cuentas suizas del presidente de Kazajistán,
Nursultan Narzabayev, y de su ministro del Petróleo, Nurlan
Balgimbayev.
Entre 1995 y 2000, los dirigentes
kazakos cobraron de esa forma al menos 74 000 000 de
dólares, parte de los cuales sirvieron para gastos privados de los
interesados.
Así, según revela el diario, en
solo unos días de diciembre de 1998, el citado Giffen gastó más
de 365 000 dólares comprando alhajas en joyerías ginebrinas.
Siempre según Le Temps, la filial
suiza del banco francés Indosuez tuvo un papel clave en esas
transacciones.
De las nueve cuentas abiertas en ese
establecimiento, dos —a nombre de Berkut y Orel— estaban
controladas por el propio presidente Nazarbayev, mientras que de
otras era titular el Ministro del Petróleo y su familia.
Según la justicia estadounidense,
esa filial bancaria suiza participó activamente en el ocultamiento
de los sobornos mediante la simulación de contratos ficticios.
Así, a comienzos de 1997, una filial
de ese banco hizo llegar 20 000 000 de dólares a los
dirigentes kazakos como parte de un contrato relativo a la
explotación de un oleoducto en ese país asiático.
El banco recibió posteriormente
varias decenas de millones de dólares de compañías petroleras por
su "asesoramiento financiero", aunque nueve décimas
partes de esas sumas fueron a parar a los propios dirigentes kazakos
mediante una cuenta colocada a nombre de "diversos clientes de
Ginebra".
En agosto de 1999, en el momento en
que la justicia suiza comenzó a investigar el asunto, el banco
transfirió esas sumas a otras abiertas a nombre de agencias
gubernamentales kazakas.
El banco ginebrino, calificado de
"cómplice" en todo ese asunto por un antiguo colaborador,
no ha querido hacer ningún comentario, pero esas operaciones han
despertado el interés de la Comisión Federal de Bancos suiza. Esta
trata de averiguar si el establecimiento ginebrino ha respetado el
llamado "deber de diligencia", que obliga a los bancos a
comunicar a las autoridades cualquier sospecha sobre la existencia
de blanqueo de dinero o transacciones ilegales.
En el escándalo aparecen también
como cómplices un empleado de la empresa ginebrina de servicios
petroleros Cliveden, vinculado al hombre de negocios estadounidense
Friedhelm Eronat, próximo a la compañía Mobil, y que controlaba
una sociedad utilizada en la transferencia de fondos a los
dirigentes kazakos.
La justicia estadounidense exige
igualmente, según Le Temps, la restitución de unos
52 000 000 de dólares depositados en el banco privado
ginebrino Pictet & Cie en una cuenta denominada Tesoro del
Kazajistán.
Según el acta de acusación, esa
suma fue transferida por órdenes del Presidente kazako en agosto de
1999 desde una de sus cuentas personales alimentada por los sobornos
de las compañías petroleras.
Las autoridades suizas estudian
actualmente el caso para determinar si el dinero bloqueado que
reclaman las autoridades norteamericanas debe volver a EE.UU., si la
justicia ginebrina puede reclamar una parte o si debe entregarse al
Estado kazako, aun cuando sus dirigentes siguen siendo los mismos
que cuando ocurrieron los hechos.