Nacional de Ajedrez

Holden, un laureado inconforme

Ventura de Jesús

Aunque revela que no ha sido su mejor torneo, el jovencito Holden Hernández no puede disimular su contentura.

"Creo que pude hacer mucho más, pero tengo derecho a sentirme tranquilo, pues en este certamen completé los puntos requeridos para la norma de Maestro Internacional", confiesa con la codicia de un futuro campeón.

Tiene 18 años de edad y es oriundo de Güines, un poblado con indudable fuerza en esta disciplina. "Aryam Abreu y Leinier Domínguez también son de allí, y eso naturalmente sirve de aliento e inspiración para los más jóvenes".

No recuerda la fecha exacta en que jugó su primera partida, aunque a los 4 ó 5 años ya se atrevía a mover las piezas. "Claro, entonces no sabía dar jaque mate", dice en tono jocoso. Comenta que estimulado por su hermano Holman, se inscribió en ajedrez cuando cursaba el séptimo grado.

Con la virtud de su disciplina y habilidad para batirse, pronto adquirió seguridad y recuerda con placer que unos tres años después le ganó una partida activa a Leinier.

— A propósito, ¿cuál ha sido el mejor resultado en tu corta carrera?

"Fue en un evento en Güines en el que estuvieron ajedrecistas de cierto renombre y logré ganar las siete partidas."

— ¿Tu mayor ambición?

"Hacer la primera norma de GM (cuando consiga montar un buen repertorio de aperturas puedo vencer ese anhelo) y cursar sin dificultad la licenciatura en Cibernética, que comienzo este año."

Holden suele estudiar entre 4 y 5 horas diarias y tiene en Karpov a su mayor ídolo. "Sobre todo por su amplio repertorio y facultad para hallar la mejor salida en el peor momento de juego".

A juzgar por sus compañeros, el desempeño de Holden ha sido una de las mejores noticias de este Campeonato Nacional, con victorias ante varios GM y otras partidas muy peleadas.

— ¿No te parece suficiente para sentirte dichoso?

"De ninguna manera. Pude hacerlo mejor. Tuve ventajas ante Vera y Aryam que no supe aprovechar, e imprecisiones frente a Leinier que me condujeron a la derrota.

"Que me perdonen por ser demasiado pretencioso."

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