Jóvenes médicos en el Plan Turquino

Yanele perdió el sentido de lejanía

Haydée León Moya

Foto: JORGE GONZÁLEZEL SALVADOR, Guantánamo.— Al cabo de más de cuatro meses de trabajo en el consultorio de Sempré, la joven del capitalino municipio de Plaza de la Revolución, Yanele Ruiz Rodríguez, asegura haber perdido el sentido de la lejanía. Hasta Chapalita, adonde va con frecuencia para visitar a sus pacientes, le resulta cercano.

Chapalita es uno de los sitios más recónditos del distante poblado de Sempré, donde reside actualmente como integrante del contingente de jóvenes galenos que, procedente de todas las facultades de Ciencias Médicas del país, labora por un año en zonas del Plan Turquino, en el extremo oriental de la Isla.

"Al principio todo lo encontraba distante, y como me resistí a la idea de montar caballo, peor aún. La Rosita, Lagunita y La Confianza, que en verdad no están tan alejados de Sempré, me parecían lejísimo; pero ya los veo allí alantico, como dicen los campesinos para señalar la distancia de cualquier lugar, aunque esté a cinco o seis kilómetros loma arriba. Pero también la humildad y la solidaridad de los montunos acorta cualquier distancia; uno se anima y sobrepone entre tanta gente buena, es como si no existiera lo distante."

El caso es que esta muchacha, hija de un matrimonio de galenos que laboran en el Instituto de Oncología, en Ciudad de La Habana, con 24 años de edad y un orgullo tremendo por militar en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas, ya no necesita compañía para andar por cualquier lugar en esta localidad del municipio guantanamero de El Salvador y realizar trabajo de terreno. Ella controla a las siete embarazadas y ocho niños menores de un año que tiene hoy en su área de Salud, la cual abarca a más de 600 pacientes. Ahí gracias a su abnegado trabajo mantienen en cero los índices de mortalidad infantil y materna.

Reconoce que jamás ha caminado tanto como en Sempré, y no porque tenga una población enfermiza, todo lo contrario, generalmente es muy sana y con una cultura de salud increíble, pues conoce bien sus enfermedades y cómo sobrepasarlas. A diferencia de otras zonas de campo, no hay alcohólicos, lo cual facilita la labor que realiza.

El que cada mañana medio centenar de viejitos, y otros que no lo son tanto, se reúnan en las cercanías del consultorio en círculos de abuelos, es uno de los resultados bien apreciados en la comunidad. Y haber logrado gran interés entre los adolescentes y jóvenes de la zona con el debate de temas relacionados con la educación sexual y sanitaria en general, y de adultos con enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión, quienes agradecen la iniciativa de esta joven en la organización de charlas y conversatorios.

Es particularmente destacado el accionar de la joven en el control del riesgo preconcepcional y su labor educativa en el combate del parasitismo en los niños; su constante quehacer, casa a casa, para influir en el cambio hacia hábitos cada vez más sanos en la población.

Al valorar la experiencia de esta avanzada de muchachos y muchachas recién graduados con excepcional rendimiento académico, ella prefiere decir que lo realmente excepcional es la idea del Comandante en Jefe de formar este contingente, y no los resultados docentes con que terminaron la carrera, "porque como jóvenes, somos la fuerza fundamental de la Revolución, y por tanto debemos formarnos sólidamente; y esta experiencia fortalece nuestra responsabilidad social, nos vuelve a graduar, pero con un alto sentido humano, y como revolucionarios dispuestos a salir adelante en las condiciones más adversas".

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Deportes | Cultura |
| Cartas | Comentarios | Ciencia y Tecnología | Lapizcopio| Temas |

SubirSubir