Jóvenes médicos en el Plan Turquino
Yanele perdió el sentido de lejanía
Haydée
León Moya
EL
SALVADOR, Guantánamo.— Al cabo de más de cuatro meses de trabajo
en el consultorio de Sempré, la joven del capitalino municipio de
Plaza de la Revolución, Yanele Ruiz Rodríguez, asegura haber
perdido el sentido de la lejanía. Hasta Chapalita, adonde va con
frecuencia para visitar a sus pacientes, le resulta cercano.
Chapalita es uno de los
sitios más recónditos del distante poblado de Sempré, donde
reside actualmente como integrante del contingente de jóvenes
galenos que, procedente de todas las facultades de Ciencias Médicas
del país, labora por un año en zonas del Plan Turquino, en el
extremo oriental de la Isla.
"Al
principio todo lo encontraba distante, y como me resistí a la idea
de montar caballo, peor aún. La Rosita, Lagunita y La Confianza,
que en verdad no están tan alejados de Sempré, me parecían
lejísimo; pero ya los veo allí alantico, como dicen los
campesinos para señalar la distancia de cualquier lugar, aunque
esté a cinco o seis kilómetros loma arriba. Pero también la
humildad y la solidaridad de los montunos acorta cualquier
distancia; uno se anima y sobrepone entre tanta gente buena, es como
si no existiera lo distante."
El caso es que esta
muchacha, hija de un matrimonio de galenos que laboran en el
Instituto de Oncología, en Ciudad de La Habana, con 24 años de
edad y un orgullo tremendo por militar en las filas de la Unión de
Jóvenes Comunistas, ya no necesita compañía para andar por
cualquier lugar en esta localidad del municipio guantanamero de El
Salvador y realizar trabajo de terreno. Ella controla a las siete
embarazadas y ocho niños menores de un año que tiene hoy en su
área de Salud, la cual abarca a más de 600 pacientes. Ahí gracias
a su abnegado trabajo mantienen en cero los índices de mortalidad
infantil y materna.
Reconoce que jamás ha
caminado tanto como en Sempré, y no porque tenga una población
enfermiza, todo lo contrario, generalmente es muy sana y con una
cultura de salud increíble, pues conoce bien sus enfermedades y
cómo sobrepasarlas. A diferencia de otras zonas de campo, no hay
alcohólicos, lo cual facilita la labor que realiza.
El que cada mañana
medio centenar de viejitos, y otros que no lo son tanto, se reúnan
en las cercanías del consultorio en círculos de abuelos, es uno de
los resultados bien apreciados en la comunidad. Y haber logrado gran
interés entre los adolescentes y jóvenes de la zona con el debate
de temas relacionados con la educación sexual y sanitaria en
general, y de adultos con enfermedades crónicas no transmisibles,
como la hipertensión, quienes agradecen la iniciativa de esta joven
en la organización de charlas y conversatorios.
Es particularmente
destacado el accionar de la joven en el control del riesgo
preconcepcional y su labor educativa en el combate del parasitismo
en los niños; su constante quehacer, casa a casa, para influir en
el cambio hacia hábitos cada vez más sanos en la población.
Al valorar la
experiencia de esta avanzada de muchachos y muchachas recién
graduados con excepcional rendimiento académico, ella prefiere
decir que lo realmente excepcional es la idea del Comandante en Jefe
de formar este contingente, y no los resultados docentes con que
terminaron la carrera, "porque como jóvenes, somos la fuerza
fundamental de la Revolución, y por tanto debemos formarnos
sólidamente; y esta experiencia fortalece nuestra responsabilidad
social, nos vuelve a graduar, pero con un alto sentido humano, y
como revolucionarios dispuestos a salir adelante en las condiciones
más adversas". |