Un surcador admirable
Pastor
Batista Valdés
LAS TUNAS.— Para
algunos, Ramiro Pino es sencillamente uno de los tantos yunteros,
que a paso de buey surca y surca el terreno para sembrar yuca,
plátano, boniato u otros cultivos.
Aunque en verdad esa es
la faena que lo ocupa día tras día, a él lo signa una
consagración especial, admirada por sus compañeros de campo y que
impresiona a quienes, incluso, lo ven por primera vez.
Parado en la cabeza del
campo, en la zona de Vázquez, municipio de Puerto Padre, espero a
que Ramiro corone uno de los surcos y me dice: "Como promedio hago
en el día unos 33 ó 34 como este". Alguien cerca de nosotros
advierte que cada uno tiene más de 400 metros de largo.
Minutos después varios
trabajadores y dirigentes del sector en la zona nos confirman que a
pesar de su pequeña estatura, escaso peso corporal y más de medio
siglo vivido, este hombre supera diariamente los 13 kilómetros,
aferrado a su arado, atento a la brecha de tierra que se va abriendo
tras las pisadas de ese par de bueyes, que él cuida y ama como a
cualquiera de los integrantes de su núcleo familiar. |