Roberto Bravo entre nosotros
El excepcional pianista chileno se presentará el martes en la
Basílica
Pedro de la Hoz
En Chile es un ícono popular. Su buen hacer trascendió hace
tiempo las fronteras del país austral. La crítica alemana,
norteamericana, francesa, mexicana y, por supuesto, la chilena ha
elogiado con sólidos argumentos sus ejecuciones. El público cubano
tendrá la oportunidad de apreciar el arte del pianista Roberto
Bravo mañana martes, a las 6:00 p.m., en la Basílica Menor de San
Francisco de Asís.
El recital,
promovido por el Instituto Cubano de la Música, la Oficina del
Historiador de la Ciudad y la Embajada de Chile en La Habana, será
consagrado a la memoria del más grande pianista chileno de todos
los tiempos, el mítico Claudio Arrau, cuyo centenario se celebra en
este 2003.
Nadie mejor que Bravo para hacerlo. Después de haberse formado
en el Conservatorio Nacional de Santiago, tuvo el privilegio de
recibir clases del maestro en Nueva York. Completaría sus estudios
superiores en Varsovia, Moscú (aquí coincidió con el cubano Frank
Fernández, de quien guarda un afectuoso recuerdo) y Londres.
De Arrau aprendió, sobre todo, sensibles lecciones de estilo,
válidas para la comprensión de las cumbres de la escuela
romántica europea. No es casual que en este homenaje habanero la
primera parte insista en obras de Johannes Brahms y Federico Chopin.
Tras el intermedio, en un repertorio también caro al maestro
Arrau, y en el que Bravo ha hecho época, se harán escuchar piezas
de los españoles Federico Mompou y Manuel de Falla, para cerrar con
el impresionista francés Claude Debussy —entre las partituras
figura el espléndido Claire de lune— y otro de los
gigantes románticos, Ferenc Liszt. |