Gente de valor, pero
sin precio
Félix
López
Con
el privilegio de tenerlos cerca y admirarlos como a los héroes que
ellos quisieran ser, los cadetes del Instituto Superior de
Contrainteligencia Hermanos Martínez Tamayo recibieron el viernes a ocho
hombres y mujeres que acaban de engrandecer la rica, gloriosa y
larga historia de los Órganos de la Seguridad del Estado: a Miguel,
Vilma, Gabriela, Octavio, Tania, Xiomara y los dos Ernesto les
sobran experiencia y vivencias operativas para integrar el claustro
de profesores de ese centro.
Así, como maestros del
enfrentamiento a la contrarrevolución, los traidores y las
actividades subversivas e injerencistas de "diplomáticos"
norteamericanos en La Habana, fueron presentados el viernes en medio del
silencio y de una reveladora frase martiana a un lado del polígono:
"Servir es nuestra gloria". Esos rostros alegres,
advertía la teniente Loisys Inclán Ortega, ocultaron durante años
su verdadera identidad en las filas enemigas.
Tras escuchar una
síntesis de sus orígenes y de las riesgosas misiones que tuvieron
que cumplir, el cadete Leonel Rodríguez Cedeño reconoció que los
ocho, y otros más, han sido privilegiados, porque tuvieron la dicha
de estar en la primera línea de combate y neutralizar los planes
del enemigo. Cecilia y Alberto, otros dos estudiantes, se sirvieron
de los poemas de Antonio Guerrero para contar de otra manera la
arriesgada y valerosa vida de los agentes de la Seguridad del
Estado. Las conclusiones del emotivo homenaje las hizo el teniente
coronel David Vázquez, profesor del Instituto. |