
Otuardo, el agente Yanier
ENRIQUE ATIÉNZAR
RIVERO
CAMAGÜEY.—
La noche que se hizo pública oficialmente la verdadera identidad de
Otuardo Hernández Rodríguez, el agente Yanier para los Órganos de
la Seguridad del Estado, muchas personas quedaron sorprendidas en el
barrio porque hasta ese momento lo tenían como el hombre
conflictivo, apático y que rehuía asistir a las elecciones y a
todo lo que lo comprometiera como simpatizante de la Revolución.
Desde hace unos días
para acá, en que testificó ante el Tribunal Provincial de
Camagüey que juzgó a cuatro personas, residentes en este
territorio, por trabajar al servicio de una potencia extranjera, a
través de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana,
la vida de Otuardo cambió, no se siente recriminado por la familia,
amistades y la esposa.
Vuelve a mostrarse como
el joven nacido en 1963, procedente de una familia obrera, muy
humilde, al que la Revolución le dio la oportunidad de estudiar y
realizarse como ingeniero civil, laborar en diversos organismos y
ejercer su profesión y, en determinado momento, cumplir con el
deber sagrado de la Patria, desde las filas de los Órganos de la
Seguridad del Estado, con el objetivo de conocer las actividades
contrarrevolucionarias que desarrollaban estos grupos, muchos de
ellos de nueva creación en Camagüey.
Relató que a partir de
la encomienda de penetrar en las organizaciones sufrió una
metamorfosis, un desdoblamiento, tuvo que transformarse de una
persona que mantenía una conducta intachable, responsable ante las
tareas encomendadas, militante del Partido Comunista de Cuba, en
otra que renunciara a todas esas cosas y pasar a una vida que puso
en juego las relaciones personales con la familia, el matrimonio,
sus amistades, es decir, sacrificarlo todo por la Revolución.
"Yo
logro penetrar a los contrarrevolucionarios a través de un proceso
de captación que estos grupos hacen con personas con ideas no
compatibles con la Revolución o que afrontan dificultades, ya sean
laborales y sociales. Como yo había sido sancionado política y
administrativamente, pensaron: este hombre está disgustado y
buscaron acercarse a mí.
"Yo
ingreso a la contrarrevolución en la Fundación Cubana de Derechos
Humanos como un colaborador. Posteriormente fui sufriendo un proceso
en que logro, al cabo de un período corto de tiempo, que no llega a
un año, ser su presidente en Camagüey."
Al desintegrarse
posteriormente esa organización, pasó a formar parte del Partido
Pro Derechos Humanos de Cuba como delegado de este en la provincia,
ambas de carácter nacional. También ejerció las labores de
periodismo independiente y de bibliotecario independiente.
Denunció que el
principal propósito de estas organizaciones está centrado en
desestabilizar a la Revolución, mediante supuestas violaciones de
derechos humanos, elaborar informaciones falseadas y manipuladas, y
aseguró que todo está financiado y apoyado por el Gobierno
norteamericano a través de la Oficina de Intereses de La Habana y
por la mafia terrorista de Miami.
A Otuardo en este
momento le vinieron a la mente los nombres de Yaniset Rivero, Frank
Hernández Trujillo y Ricardo Bofill, connotados
contrarrevolucionarios que radican en Miami y que apoyan todo esto,
con equipos, propaganda, dinero en efectivo en divisas. ¿El móvil?
Propiciar información al Gobierno de Estados Unidos para tratar de
condenar a Cuba en las Naciones Unidas y en Ginebra ante la
Comisión de Derechos Humanos buscando un pretexto para recrudecer
el bloqueo y la posible intervención armada, asegura en el
transcurso de la conversación.
Dijo el agente que el
objetivo fundamental de los integrantes de los grupúsculos es
emigrar, y en ese afán, caen en el grave error antipatriótico de
prestarle servicios al Gobierno de Estados Unidos y difunden
propaganda, fundamentalmente dirigida a niños sobre el modo de vida
norteamericano y con marcada exacerbación del consumismo y tratar
de sembrar esa mentalidad en las nuevas generaciones.
Una faceta que habla de
la disciplina y profesionalidad con que Yanier ejerció el papel de
agente puede resumirse en este ejemplo. Un día, hace más de un
año, la mamá le dio varias bofetadas por expresiones de corte
contrarrevolucionario que él hizo, asimiló el castigo en silencio,
bajó la cabeza y sin perder la calma.
Otuardo, actualmente,
reconciliado con su esposa, después de discrepancias ideológicas
provocadas a causa de su supuesta traición a la Patria, manifiesta
que como revolucionario, el hecho de desenmascarar a estos
contrarrevolucionarios y denunciar al Gobierno de Estados Unidos
como el principal promotor de toda esta maniobra, constituye para
él un motivo de orgullo, aunque la modestia lo lleva a pensar que
la tarea no está totalmente cumplida, porque de ahora en adelante,
según sus palabras, ante la sociedad no puedo seguir siendo el
supuesto contrarrevolucionario que vendía pececitos, sino un
ejemplo para esta y las próximas generaciones.
Las felicitaciones se
sucedieron terminado el acto de presentación; los apretones de
manos y el reconocimiento del pueblo, pusieron fin a esta noche
rebosante de patriotismo y que sella los años que llevaba Otuardo
como agente de la Seguridad del Estado, dos de ellos, desde marzo
del 2001 hasta el 3 de abril del 2003 dentro de las entrañas de las
organizaciones contrarrevolucionarias. |