
Asombro del bueno en
Vieja Linda
ALDO MADRUGA
FOTOS: ALBERTO BORREGO
Durante los casi 13
años en que permaneció entre los grupúsculos
contrarrevolucionarios, esta mujer dice que nunca tuvo duda ni miedo
ni lástima ni remordimientos, y que sí trabajó con todos sus
sentidos puestos en cumplir eficientemente cada una de las misiones
que le encomendaba el mando. Así llegó a ocupar lugares muy
cercanos a los más connotados integrantes del "estado mayor
conjunto de la subversión y la mentira" instalado en la Sección de
Intereses de Estados Unidos en La Habana y que comanda el propio
jefe de esa representación, James Cason.
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Tenemos hombres y mujeres dignos, fieles, patriotas e inteligentes que aman a su país y son capaces de darlo todo por él. |
"...Nosotros no somos ningunos
héroes, los héroes son ustedes,
el pueblo", dijo la agente Vilma
ante el barrio que la aclamaba. |
Aleida de las Mercedes
Godines, acompañada por oficiales del Ministerio del Interior, es
vitoreada junto a su compañera de labor, Alicia del Carmen Zamora
Labrada, en el Reparto Vieja Linda, de Arroyo Naranjo, lugar donde
reside.
Para algunos de sus
vecinos en esta noche Mercedes es un asombro, pero de esos grandes
que fortalecen y multiplican el orgullo de ser cubano y vivir en
estos tiempos difíciles y hermosos.
La oficial de la
Seguridad del Estado Mayra Forte Jiménez, le habla a la multitud
que se muestra excitada y curiosa:
"Hoy
conoceremos el verdadero rostro de una revolucionaria patriota e
inquebrantable", y a Aleida le comenzó un brillo en los ojos que no
tardó en convertirse en lágrimas.
Procede de una familia
de obreros. Su madre participó en actividades contra la dictadura
de Batista, llegando a ser perseguida por el Buró de Represión de
Actividades Comunistas (BRAC), explica la oradora y agrega que en
1991 a partir de la necesidad de penetrar la actividad enemiga que
se desarrollaba en la Empresa de Materiales de la Construcción de
Ciego de Ávila, donde ella laboraba, es reclutada por los Órganos
de la Seguridad del Estado.
Un padre le comenta a su
hija adolescente que gracias a personas como ellas —y señala a
Mayra y Alicia—, y a otros muchos que se sacrifican en difíciles
condiciones y arriesgan sus vidas, nuestros niños pueden ir a la
escuela, y los cubanos andan por las calles sin el riesgo de que una
bomba los haga pedazos.
En mayo de 1998 comienza
a residir en Ciudad de La Habana donde se fortalecen sus vínculos
con cabecillas y elementos contrarrevolucionarios de la capital, con
funcionarios de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, y
connotados caudillos de organizaciones terroristas en el exterior,
subraya la oficial de la Seguridad del Estado y se refiere a cómo
el trabajo de esta mujer, la agente Vilma, permitió poner al
descubierto las patrañas orquestadas por el Gobierno de los Estados
Unidos contra Cuba a través de su Sección de Intereses en nuestro
país.
"Este
trabajo anónimo fue complementado —amplía la primer teniente del
MININT— con la labor de otra agente que con entereza y dedicación
contribuyó en la documentación y constancia fotográfica de
recepciones y encuentros con funcionarios de la SINA, entre ellos
James Cason, jefe de esta representación. Ella es Xiomara para los
Órganos de la Seguridad del Estado, y su verdadero nombre es Alicia
del Carmen Zamora Labrada". Entonces el aplauso, el murmullo, las
banderitas se mueven, y la admiración estalla con doble ímpetu y
es ovación cerrada.
Ahora es Aleida, la
agente Vilma, la que habla a su barrio que hoy la mira distinta y
hace el silencio más grande de la cuadra en esta noche:
"Dos
mensajes les quiero decir: primero, nosotros no somos ningunos
héroes, los héroes son ustedes, el pueblo, que se mantiene unido
en torno a esta Revolución tan grande, y a Fidel... Nosotros, como
parte de ustedes el pueblo, lo único que hemos hecho es defender
esa unidad que es también la única manera de seguir libre y de
asegurar la justicia social que disfrutamos; y mi mensaje segundo es
que nunca se dejen confundir con eso de que la riqueza y la
felicidad están en los dólares, en EE.UU. y no se dejen engañar
ni manipular con esa gran mentira."
Toma el micrófono la
pionera Yioleisis Pimienta:
"No
tenemos bombas ni satélites espías ni portaaviones ni el poderío
militar de nuestros enemigos, pero tenemos hombres y mujeres dignos,
fieles, patriotas e inteligentes que aman a su país y son capaces
de darlo todo por sus ideas, y eso es más poderoso que todos esos
armamentos sofisticados". Todo el mundo entiende, todo el mundo
comprende, y otra vez un aplauso grande de manos y banderas.
Al otro día el
escenario cambia. Es en Antillana de Acero el encuentro. Otra vez la
misma admiración y asombro del barrio Vieja Linda, pero que no es
tanto asombro; es más bien alegría porque de que este asombro
exista, pues, como dijo la pionera Yioleisis, no tenemos satélites
espías, pero sí nos sobran inteligencia, amor y pasión para
defendernos.
Y aquí de nuevo las
agentes Vilma y Xiomara dicen que están contentas y como nunca se
sienten entre los suyos, y Francisco Moreno García, Vanguardia
Nacional y trabajador de la Empresa Siderúrgica José Martí
(Antillana de Acero) del Cotorro, les entrega flores, y Aleida de
las Mercedes Godines, le confiesa al reportero de Granma
que ella ha estado durante mucho tiempo entre cubanos que le hacen
el juego al enemigo, cubanos llenos de ambición, de amor al dinero,
de egoísmos, y de frustraciones, pero que eso nunca le ha motivado
odiar y que hoy más que nunca ama a la vida y la defiende. |