Confiamos que la experiencia cubana para la atención 
al SIDA pueda servir de modelo para otros países

Palabras del director ejecutivo de ONUSIDA y subsecretario general de las Naciones Unidas, Peter Piot, en el acto de inauguración de obras del extraordinario programa de salud ya en marcha, que se lleva a cabo en Cuba, efectuado en el Teatro Astral, el 7 de abril del 2003, "Año de gloriosos aniversarios de Martí y del Moncada".

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Buenas tardes, señor Presidente;

Buenas tardes, compañeras y compañeros:

Foto: JORGE LUIS GONZÁLEZEs un gran placer para mí estar en Cuba y compartir con el pueblo y los líderes cubanos la celebración del Día Mundial de la Salud y la inauguración del policlínico necesario "Abel Santamaría".

Hablo a nombre de toda la gran familia ONUSIDA que representa los programas de Naciones Unidas para la lucha contra el SIDA.

El mundo en que vivimos enfrenta muchos retos: conflictos armados, crisis económicas, degradación ambiental, hambre y epidemias. Pero la epidemia más importante y que más nos afecta es la del SIDA.

Se calcula que más de 42 millones de personas en el mundo viven con el VIH-SIDA, pero más allá de los números está el verdadero drama de esta enfermedad: hospitales donde todas las camas las ocupan jóvenes enfermos de SIDA, escuelas donde ya no quedan maestros calificados, ejércitos donde la mitad de los soldados están infectados. Yo he visto hogares —muchos hogares en África— donde tras la muerte de todos sus hijos, una abuela tiene que ocuparse de la crianza de sus 15 ó 20 nietos.

El SIDA es causado por un virus; pero las verdaderas raíces de esta epidemia están en la pobreza, en la falta de educación, en las desigualdades sociales y económicas, en la inequidad entre hombres y mujeres y sobre todo en la intolerancia hacia las personas vulnerables o infectadas por el virus.

Para enfrentar el SIDA debemos combatir en todos estos frentes, hablar clara y abiertamente sobre sexo y relaciones sexuales, uso sostenido del condón, ser más tolerantes ante las diferentes orientaciones sexuales.

Hoy tuve la oportunidad de conocer el programa cubano para la lucha contra el SIDA. Confiamos que la experiencia cubana en la movilización social y la atención sanitaria para el SIDA puede servir de modelo para otros países. Pero es importante no bajar la guardia y seguir adelante.

La solidaridad internacional que brinde acceso equitativo a los recursos financieros y técnicos es fundamental.

El SIDA es un problema de todos. A todos nos toca participar en la lucha contra el SIDA, como persona, como padre o madre de familia, como hijo, como estudiante, como trabajador, como líder.

¡Viva la lucha contra el SIDA! (Exclamaciones de: "¡Viva!")

Muchas gracias (Aplausos).

 

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