Persisten diferencias GB-EE.UU. sobre papel
de la ONU en Iraq

LONDRES, 8 de abril (PL). — A pesar de que trataron de matizar sus diferencias respecto al papel de la ONU en la postguerra iraquí, los mandatarios británico y norteamericano se separaron hoy sin signos de avenencia en tan sensible tema.

En la conferencia de prensa conjunta al término de dos tandas de discusiones en Belfast sobre el destino del país árabe tras la devastadora agresión que sufre, el semblante de George W. Bush no dejó dudas acerca del desacuerdo.

La crispada sonrisa del anfitrión, Anthony Blair, en nada contribuyó a despejar la impresión causada en la prensa, y menos después de que Bush dijera, tajante, que a Naciones Unidas se le reservaba sólo un papel humanitario.

Se ocupará de la distribución de alimentos, medicinas y asistencia, ratificó el Presidente de Estados Unidos, para quien el próximo paso será establecer una administración interina "con gente de afuera y de adentro", hasta la elección de un nuevo gobierno.

Un comando militar estará a cargo del país por un período —que no precisó— hasta su "estabilización", señaló.

Blair, quien lo precedió ante la prensa, volvió a referirse al "papel vital" de la ONU en la reconstrucción de Iraq, pero "en última instancia el país debe ser gobernado por su propio pueblo".

Esta posición es sustentada, además de Naciones Unidas, por Rusia y la Unión Europea.

Para perfilarla, el presidente ruso, Vladimir Putin, convocó el sábado a San Petersburgo a su par francés, Jacques Chirac, al canciller alemán, Gerhard Schroeder, y al secretario general de ONU, Kofi Annan.

Todos ellos siguen manifestándose opuestos a la guerra ilegal e injusta de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Iraq.

Tras la rueda de prensa en la que sintetizaron lo tratado entre ayer y hoy, Blair y Bush almorzaron con el primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, y abordaron la situación en Irlanda del Norte, cuyas instituciones semiautonómicas están en suspenso hace casi seis meses.

Después conversaron sobre el tema con los dirigentes de las principales fuerzas políticas de la provincia.

Bush regresa este mismo martes a Washington, en tanto Blair volverá a Londres, aunque el jueves regresará a Belfast para emitir junto con Ahern una declaración conjunta sobre Irlanda del Norte, en ocasión del quinto aniversario del Acuerdo del Viernes Santo.

Este tratado, de azarosa implementación, intenta terminar con la violencia sectaria en la provincia, incorporando a los católicos nacionalistas a las instituciones de poder, hasta ahora reservadas a los protestantes pro-británicos.

 

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