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General de división Enrique Carreras Rolás
Un maestro de las alturas
Mayda
Millán Álvarez
Apenas comienza la
mañana. El ruido ensordecedor de los aviones indica que la pista
está cerca. El ir y venir de un grupo de militares acelera la
impaciencia de dos jóvenes pilotos que enérgicamente se ponen de
pie: ¡Ahí está el maestro!, exclama uno de ellos.
El general de división Sixto Batista Santana le impone la Orden por el Servicio a la Patria en las FAR, de segundo grado, al general de división Enrique Carreras Rolás.
Es el general de
división Enrique Carreras Rolás para quien el Ministerio de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias ha preparado un homenaje en ocasión
del aniversario 59 de su graduación como piloto, el 25 de marzo de
1944.
Todos miran al héroe.
Por un momento parece que el aire se detiene en honor a quien honor
merece. Un hombre que supo combatir a la tiranía desde las propias
filas de su ejército. El piloto que desobedeció la orden de
bombardear el 5 de septiembre de 1958 a la insurrecta ciudad de
Cienfuegos, por lo que fue condenado a seis años de prisión.
La solemnidad del acto,
en emotiva manera de agradecer tanta entrega a la Patria, nos llega
a todos. Carreras visiblemente emocionado escucha las palabras de un
joven piloto que habla de las enseñanzas del maestro, que no solo
lo es en la profesión, sino en el ejemplo ante el cumplimiento del
deber, la sencillez y modestia de un revolucionario.
En reconocimiento a su
destacada trayectoria, desde hoy brilla en su pecho la Orden por el
Servicio a la Patria en las FAR, de segundo grado, junto a la
estrella de Héroe de la República de Cuba y la Orden Playa Girón,
donde con su viejo avión hizo caer varios bombarderos ligeros
mercenarios y causó serias averías a las fuerzas navales de
desembarco.
Aquí está el héroe.
No hay tristeza en su rostro bondadoso cuando dice que en su alma y
en su corazón sigue despierto el cariño profundo hacia la
aviación. Él supo forjar el futuro y entregó su cabina al relevo.
El capitán piloto Enrique Carreras Rivery, es la continuación de
su obra. Hijo y padre se funden en un abrazo como el más fiel
compromiso de que los jóvenes sabrán seguir por el camino que les
enseñara el maestro. Fieles a su pueblo como lo ha sido él y
dispuestos a defender la Revolución hasta el último aliento.
Con la presencia de
jefes de las FAR, oficiales y pilotos se ha desarrollado este
momento que sin duda pasará al recuerdo de todos. Un reconocimiento
a quien, como dijera en sus palabras de conclusiones el general de
brigada Pedro Mendiondo Gómez, mantiene la misma voluntad, amor y
sentido del deber que le permitieron convertirse en maestro del
aire. Patriotismo y ética intachables, que lo hacen paradigma de
combatiente de las FAR y piloto de la Fuerza Aérea Revolucionaria. |