Técnicas que suministran la energía
combinada del viento y del Sol benefician parajes del extremo
oriental de Cuba, contiguos al tramo de costa donde desembarcó en
1895 José Martí para sumarse a la Guerra Necesaria.
Río Seco, Boca de Jauco y La Llana
se denominan las comunidades del municipio más oriental de la Isla
cercanos a Playitas de Cajobabo, en cuyas respectivas escuelas se
colocaron sistema híbridos eólico-fotovoltaico, como parte del
programa audiovisual que ejecuta el país en el ámbito educacional.
Tan inhóspitos eran en épocas
pretéritas estos parajes y sus colindancias, que el doctor Fermín
Valdés Domínguez, el amigo entrañable de José Martí, al
recorrerlos con fines científicos en la última década del siglo
XIX escribió que aquellos parecían significar desolación y luto.
Más de una centuria después la obra
de la Revolución Cubana premia a los vecinos con un imponente vial,
una cooperativa pesquera y más recientemente con el citado avance
tecnológico, cuyo propósito es que los locales receptores
funcionen con fines docentes en las horas lectivas, y como salas de
video y televisión por la noche.
Integran el sistema híbrido
energético un aerogenerador, las ya familiares para los campesinos
celdas solares, y un banco de baterías capaces de proporcionar en
conjunto casi 2 500 kilowatts hora en un día, tres veces el
aporte de los paneles fotovoltaicos aislados.
En tales condiciones, estos
garantizan el funcionamiento de televisor, videocasetera y dos
lámparas.
Además de la región en que tuvo
lugar el arribo de Gómez y Martí, disfrutarán en breve de esos
sistemas combinados de las límpida y aleatorias energía del viento
y el Astro Rey, las comunidades Viento Frío Arriba y Viento Frío
Abajo, en medio del macizo montañoso Nipe, Sagua-Baracoa, el más
abrupto de la Isla.
Especialistas del Grupo Provincial de
Aplicaciones Tecnológicas en Energía Solar, adscrito al Ministerio
de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente laboran en la inversión
que reafirma a Guantánamo, como Capital Solar de Cuba. (AIN)