Protección de suelos, en la mira de los montañeses

Junto a Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, Vueltabajo reporta las tierras menos productivas del país, de manera que la respuesta en zonas de la cordillera, extendida por el 33 por ciento del territorio, es acogida como uno de los pasos imprescindibles en la necesaria protección del medio ambiente

Todo un movimiento integrador de avances científicos y tradiciones olvidadas emprenden los montañeses pinareños a fin de mejorar los suelos, cuyas calamidades tienen solución si el hombre se lo propone.

Junto a Granma, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, Vueltabajo reporta las tierras menos productivas del país, de manera que la respuesta en zonas de la cordillera, extendida por el 33 por ciento del territorio, es acogida como uno de los pasos imprescindibles en la necesaria protección del medio ambiente.

El proyecto se aplica con énfasis en más de 400 fincas entregadas en usufructo después de la Resolución 419 aprobada hace casi una década por el Ministerio de la Agricultura, pues esas zonas estaban muy abandonadas a causa de la escasez de fuerza laboral en áreas intrincadas.

Concibe el empleo de tecnologías de producción sostenible, sin dañar el entorno, consistentes en siembras en curvas a nivel, utilización de policultivos asociados a los cafetales y de abonos orgánicos, obtenidos de los restos de las cosechas en sustitución de los químicos.

Igualmente, los campesinos y obreros agrícolas intensifican la plantación de especies frutales y maderables, así como de viandas, granos y otros alimentos para el autoabastecimiento de las familias, fundamentalmente de los nuevos serranos que cubren unas 105 caballerías en los sitios de más difícil acceso.

Especial cuidado merece el establecimiento de barreras de árboles ubicados en un contorno perpendicular a las pendientes de las montañas en aras de detener el arrastre de las lluvias, uno de los principales agentes erosivos, ante el cual alertan los especialistas.

Cabe precisar que el cultivo no es dañino para el suelo siempre que se adopten las medidas adecuadas; baste decir que los cafetales benefician al aportar gran cantidad de hojarasca, cobija de numerosos microorganismos, y de no existir esa capa vegetal, las altas temperaturas del verano podrían incidir en la infertilidad.

Para formar un centímetro cúbico de tierra, la naturaleza tarda 500 años, mientras en un solo aguacero puede perderse tres veces esa cantidad, de no emplearse las técnicas correctas contra la erosión que, unido a la compactación, salinización y acidez, son males causantes de poca productividad en el 76 por ciento del área agrícola de Cuba, frente a los cuales se practican diferentes acciones. (AIN)

 

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