LA PAZ, 30 de enero (PL). — El
prefecto de la capital boliviana, Mateo Laura, viajó hoy al
trópico norte de esta región para pacificar el último foco de
disturbios, remanente de la reciente crisis social, que será tema
de un debate parlamentario en preparación.
El prefecto (gobernador) se movilizó
a Caranavi —160 kilómetros al norte de aquí—, en cuyas afueras
chocaron ayer campesinos bloqueadores de una carretera y
transportistas impedidos de transitar, con un saldo de un labriego
muerto y otros 12 heridos, incidente del que se culpan mutuamente
ambas partes.
El viaje fue anunciado por el
viceministro del Interior, José Luis Harb, quien manifestó su
confianza en una pronta pacificación mediante un diálogo con los
campesinos sobre sus demandas, de carácter regional.
Confirmó la versión de la
Confederación de Colonizadores de que el bloqueo vial se mantiene
en Caranavi porque los campesinos lugareños desacatan la
orientación de la central agraria para que cesen el cierre de vías
en cumplimiento de un acuerdo de diálogo firmado por un frente de
organizaciones con el Gobierno el domingo último.
Entretanto, la reciente crisis
social, que dejó nueve campesinos, un soldado y un policía muertos
abaleados, así como una mujer y cuatro jubilados fallecidos en
incidentes derivados del conflicto, será discutida en la Cámara de
Diputados, según anunció el presidente de esta instancia
legislativa, Guido Añez.
La autoridad parlamentaria indicó
que el martes próximo se iniciará la interpelación de los
ministros de la Presidencia y virtual primer ministro, Carlos
Sánchez, del Interior, Alberto Gasser, y de Defensa, Freddy
Teodovic, y otros cuatro miembros del gabinete del presidente
Gonzalo Sánchez de Lozada.
La interpelación fue planteada por
la oposición, que exige, entre otras, explicaciones sobre los
costos de la vasta movilización militar y policial contra los
bloqueos iniciados el 13 de enero y que se prolongaron durante dos
semanas.
Los adversarios del Gobierno
adelantaron que esperan precisar responsabilidades sobre la orden
dada a las tropas para disparar contra los bloqueadores, tema en el
que el Ejecutivo sostiene que los uniformados solo repelieron
emboscadas y otros ataques de civiles.
Entretanto, en las ciudades de La
Paz, la central de Cochabamba y la oriental de Santa Cruz comenzaron
a funcionar las siete mesas de diálogo acordadas por el Gobierno y
las organizaciones integrantes del Estado Mayor del Pueblo (EMP), al
que se niega reconocimiento oficial.
El grupo de pláticas sobre la hoja
de coca tiene como prioridad la demanda campesina de una suspensión
de la erradicación de plantíos, en la que se han denunciado
presiones norteamericanas y que en los últimos años dejó decenas
de muertos.
La demanda campesina de una pausa
erradicatoria y la negativa gubernamental a aceptarla sin un estudio
previo sobre la demanda legal de coca, son consideradas detonante
del conflicto, ampliado a la exigencia de atención a todos los
reclamos sociales.
Entretanto, el Gobierno inició un
diálogo paralelo con la Central Obrera Boliviana (COB), cuyos
dirigentes exhortaron a la parte oficial a desoír orientaciones de
organismos económicos internacionales que supervisan la mantención
de Bolivia en los marcos de la economía neoliberal, considerada por
la COB fuente de la conflictividad social.