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Todos pertenecemos a
una misma literatura
William Ospina,
Premio Ezequiel Martínez Estrada 2003 de la Casa de las Américas,
representará a Colombia en la XII Feria del Libro, dedicada a la
Comunidad Andina de Naciones
Pedro
de la Hoz
William
Ospina vive con júbilo e intensidad su más larga temporada cubana.
Estuvo en diciembre como jurado del Festival del Nuevo Cine
Latinoamericano, regresó un mes después invitado por la Casa de
las Américas, que le dio el tremendo alegrón de adjudicarle el
Premio Honorífico de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada por su libro
Los nuevos centros de la esfera y aguarda en estos momentos
por el inicio de la XII Feria Internacional del Libro de La Habana,
que tendrá como invitados de honor a los países de la Comunidad
Andina de Naciones, en la que se halla su patria, Colombia. Ospina
leerá poemas suyos en el Patio de la Poesía mañana viernes a las
3:00 p.m. y presentará su libro La decadencia de los dragones
el domingo a las 2:30 p.m. en la Sala Onelio Jorge Cardoso, en la
Fortaleza de La Cabaña.
"Siento
que todos pertenecemos a una misma literatura, la de nuestra lengua
y nuestro territorio latinoamericano", comenta Ospina cuando le pido
una opinión sobre la pertinencia de englobar la dedicatoria de la
Feria a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Su respuesta
apunta más allá de este conjunto de países, en tanto nos recuerda
que la primera piedra de la literatura colombiana, la crónica de
Juan de Castellanos —"un texto desdeñado en una época"— narra
el proceso de la Conquista en Venezuela y las tierras del Caribe.
"No
podemos olvidar —considera— cómo la noción de literatura
latinoamericana parte del movimiento modernista de finales del siglo
XIX, donde son visibles las afinidades de la escritura entre
Gutiérrez Nájera, en México; José Asunción Silva, en Colombia;
Leopoldo Lugones, en Argentina; Rubén Darío, en Nicaragua y José
Martí, en Cuba. La misma comunidad se establece entre los autores
del llamado boom de los 60: ¿Qué sería García Márquez sin el
mexicano Rulfo?"
Mi interlocutor, nacido
en 1954 en Padua, departamento de Tolima, consagra tanto interés a
la poesía como al ensayo. Su poemario El país del viento
(1994) clasifica entre lo mejor de la lírica colombiana en los
últimos años. Entre sus ocho libros de ensayos destaca ¿Dónde
está la franja amarilla? (1997), que logró movilizar a sus
colegas intelectuales en torno a la necesidad de una respuesta
cultural ante la violencia endémica que padece Colombia. Justo este
tema cierra la conversación con Ospina:
"Vivo
en un país contradictorio, que oscila entre la agonía y el
carnaval. Vengo de un pueblo donde la vivacidad humana y la
creatividad se sobreponen a la violencia. Suelo decir que lo más
saludable del país es su literatura. Existe un movimiento de nuevos
narradores, hay un nuevo interés por el ensayo y es vasta la
creación poética. De todo esto que se escribe hoy, el tiempo dirá
la última palabra." |