El Segovia rinde honores a Bach y Brouwer

Pedro de la Hoz

Uno de los más famosos certámenes guitarrísticos del mundo, el Andrés Segovia, que proclamó en Almuñécar, en la vecindad de la ciudad española de Granada sus premios, dedicó su decimonovena edición a Johann Sebastian Bach y a Leo Brouwer.

Retrospectivamente los organizadores pusieron énfasis en la contribución histórica de Bach a la guitarra barroca, por lo que en la primera ronda del concurso se hizo obligatorio repasar sus obras.

Pero para la prueba final el desafío tuvo un nombre universal y cubano: Leo Brouwer. Allí el músico disfrutó la audición de su Concierto elegíaco, por parte de los finalistas. La mejor ejecución, la del noruego Anders Clemens, inclinó la balanza del jurado, del cual el cubano formó parte, junto al inglés James Lentini y los españoles María Esther Guzmán, José Luis Rodrigo, Carmelo Martínez y Antonio Martín Moreno.

Entre los actos consagrados en Granada al autor de Elogio de la danza y La espiral eterna estuvo la presentación del libro Leo Brouwer, de la musicóloga Isabelle Hernández, texto que aborda en profundidad y de manera cronológica una obra que rebasa el ámbito de la guitarra para refulgir como una de las más sugestivas de la contemporaneidad musical.

Haber centrado en Brouwer el Segovia ha sido para los organizadores "un deber ineludible" y "pagar una deuda con alguien que se ha hecho imprescindible en el panorama mundial de la guitarra".

Esta cita internacional incluyó también un concurso de composición, que pretende estimular el enriquecimiento de la literatura guitarrística. Esta vez fue conquistado por el chileno Mauricio Arenas Fuentes por su obra Hechizos, que sobresalió entre las 104 concursantes.

 

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