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![]() Esta lucha contra la globalización neoliberal es la causa común de todos los pueblos de la humanidad Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del IV Encuentro Internacional de Economistas. Palacio de las Convenciones, 15 de febrero del 2002, "Año de los Héroes Prisioneros del Imperio". (Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado) Distinguidos invitados: Me han dado ustedes una tarea verdaderamente difícil. Me gustaría en estos instantes tener la elocuencia y la erudición de muchos, podríamos decir casi todos, de los que han hablado aquí.
Nosotros mismos intentamos comenzar a realizar la Revolución en 1953 y tuvimos después que resignarnos a esperar cinco años, cinco meses y cinco días, parece una cosa cabalística, ¿no? —no viene de Cavallo, sino de la frase de una palabra que consta en el diccionario (Risas). Aquí, realmente —y tuve el privilegio de participar en la mayor parte de las plenarias—, hemos escuchado cosas de mucho interés. Hemos participado en las cuatro reuniones anuales de economistas y son notables las diferencias entre la primera reunión y esta, habría que preguntarse por qué. No voy a dar respuesta, hay que preguntarse o más bien comprender que son los acontecimientos de los últimos años los que han cambiado prácticamente hasta el lenguaje que se ha usado en esta reunión. Es notable el aprendizaje de estos últimos tres años y, sobre todo, el de los últimos dos años, y, de modo muy especial, el aprendizaje de los últimos seis meses, ante hechos que se veían venir y hoy están presentes. En aquella primera reunión de 1998 era todavía el fin de la historia, y lo que hoy vemos, algo al parecer lejano. Se sumaron meses, semestres y años de crecimiento de la economía, milagros en Japón, que comenzaron a dejar de serlo hace aproximadamente cuatro años, a pesar de que tanto se habló de aquel milagro; milagros en el oriente asiático que parecían definir un curso imparable; milagros en la economía de nuestros vecinos del Norte, que llevaban un récord, cada día que pasaba sin una crisis y lo anotaban todos los días, hasta finales del 2000, en que comenzaron a verse algunos índices de reducción de la producción industrial. Entonces de inmediato salieron a relucir teorías conocidas: que cuando tenían lugar tantos meses seguidos de retroceso de la producción industrial era ya un problema serio para la economía, comenzaba a ser una caída, una recesión, etcétera. Empezaron a reducirse los empleos en Estados Unidos y comenzaba a tener lugar aquello que muchos esperaban, como consecuencia inevitable de la forma en que había crecido esa economía y de los cambios que se habían producido. Todo había cambiado. En reuniones como esta se ve la relatividad de los hechos, de las personalidades históricas, de las interpretaciones de cada uno de los acontecimientos. Hasta ahora se hablaba de lo injusto que era el orden económico, las instituciones financieras internacionales, tanto globales como regionales, estas dependen de las globales. Y cuando aquí mencionamos, en alguna ocasión, a alguna de estas instituciones, sinceramente que lo hacemos sin ánimo de lastimar a las personas o representaciones que nos han acompañado, contribuyendo a darle a esta reunión el carácter que siempre se buscó, de un debate de ideas, de posiciones y de puntos de vista, ya que no debemos tener ningún temor a escuchar cualquier punto de vista. Ya desde la primera reunión conocía los ánimos de muchos de los participantes en relación con los representantes de tales instituciones. La primera de todas que vino fue el Banco Mundial, ha estado en las cuatro reuniones; en esta ocasión hubo cosas nuevas, personalidades muy destacadas que en aquel tiempo no habrían venido, no habrían tenido mucho que decir, y esta vez pudimos contar con la presencia de varias de ellas: dos Premios Nobel de Economía y un Premio Nobel de la Paz, aunque este más de una vez nos había hecho el honor de participar en reuniones en nuestro país. Incluso por televisión, desde Estados Unidos, pudimos escuchar a quien se dice que será un futuro Premio Nobel, y tal vez lo sea; pero no sé si allá quienes deciden quiénes reciben los Premios se animarán a concederles tal honor, con su elevado monto de recursos, a quienes se decidan a hablar con claridad sobre realidades que hoy están viendo. En el año 1998 qué nos podía decir el ilustre académico y profesor Joseph Stiglitz, que no era Premio Nobel todavía y no se había producido esta crisis, si acaso la del sudeste asiático, que fue la primerita, después de la mexicana, que no suele asociarse con la que se inició en 1998 en el Lejano Oriente. Hoy estas son realidades que han ido sucediendo una tras otra. Y aquí, meditando, porque no hacía otra cosa que meditar y meditar, mientras los demás se expresaban, siguiendo el orden del programa, se discutieron primero cuestiones económicas, entre las cuales, la situación argentina ocupó destacado lugar, precisamente, porque —como le decía a Pérez Esquivel, después que se concluyó la sesión de la tarde— Argentina era el paradigma de la globalización neoliberal y hoy es el paradigma del fracaso de la globalización neoliberal. Se habló ampliamente, tratando de explicar causas y posibles soluciones, del tema relacionado con la economía y la globalización, y este tema ocupó, podría decirse, un 30% o un 40%, o más, de nuestro tiempo.
Sí, decía dueños del mundo, porque aquí algunas instituciones de las que mencionamos no existen per se, existen porque hay un sistema mundial de dominación. Esas instituciones tienen dueños muy conocidos, tanto el FMI como el Banco Mundial, aunque sus misiones eran distintas. Yo pienso que al Banco Mundial lo han arrastrado y lo han obligado a abandonar las tareas que se le concedieron al finalizar la guerra, que eran las de promover el desarrollo social, y lo han dedicado, por completo, a operaciones de salvamento. Conozco la opinión de la mayoría de los que participan en esa institución, opuestos a tales tareas, que le han sido y le son impuestas, aunque allí no exista el derecho al veto que nuestro poderoso vecino del Norte posee en el Fondo Monetario Internacional, poder de veto que ejerce de forma absoluta. Jamás —como en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas— se tomará una decisión a la cual ellos se opongan, porque ese derecho al veto lo han ejercido allí, por lo menos, cuatro o cinco veces más que todos los demás miembros del Consejo de Seguridad juntos. Si ocurre allí, nada menos que en la institución que representa al mundo, ese embrión de autoridad internacional, de autoridad mundial, al cual no se le quieren ni entregar los fondos para el sostenimiento, qué no harán con el Fondo Monetario Internacional, y yo les ruego a los que aquí han participado en representación suya, que tomen cualquier mención o alusión a la célebre institución como una crítica a un sistema, a una concepción y no a los profesionales que allí trabajan o van y vienen, y donde tampoco todos los criterios son exactamente iguales. Algunos son partidarios de algunas concepciones y otros de otras menos de extrema derecha, menos radicales, menos brutales. Ojalá en el futuro... Bueno, y sin "ojaláses", las reuniones serán cada vez más interesantes, porque si en seis meses se han acumulado tantas noticias, bien que merecerán análisis profundos las cosas que ocurran en los próximos 12 meses, puesto que se han producido cambios de carácter trascendental, tanto en lo económico como en lo político. |
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