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![]() Recuperación citrícola en la Isla de la Juventud Una lucha contra el tiempo Diego Rodríguez Molina NUEVA GERONA.— En una verdadera lucha contra el tiempo están los citricultores, otros trabajadores de la agricultura y de varios sectores, por salvar la mayor cantidad de frutas, entre las 18 mil toneladas que el viento y la lluvia de los dos últimos huracanes echaron a tierra y ahora la humedad y el calor amenazan con descomponer si no se saca a tiempo del campo.
Dos veces, en menos de 11 días, han visto con dolor cómo el trabajo de años en la atención a las plantaciones, se ha desvanecido, y sobre todo del duro esfuerzo hecho desde finales del pasado año tras el paso del huracán Michelle, cuando corrieron la misma suerte más de 12 mil t. "Nos entristece tanta pérdida, maxime ahora en que no quedaron toronjas en las plantas, pero no hay lamentaciones, sino dedicar el mayor esfuerzo por aprovechar hasta la última fruta", enfatiza José Antonio González Díaz, integrante de las fuerzas que, desde el amanecer, se adentran en los campos de la granja Julio A. Mella "para recoger lo más que se pueda antes que las toronjas empiecen a echarse a perder". "Nos apuramos para aprovechar las frutas en la producción de jugo concentrado, el aceite esencial para la exportación, y para distribuir de inmediato en placitas, escuelas, comedores obreros y cuanto lugar pueda emplearla para consumirla de forma natural", agrega Pablo Alarcón Ponce, y se refiere a "la firme voluntad de los citricultores para continuar posteriormente la recolección escalonada del poco cítrico que como naranja quedó en las plantas, seguir la siembra de las nuevas áreas y atender con el mayor esmero las plantaciones con vistas a venideras zafras...". "Nuestra respuesta en este importante frente de la reconstrucción ha sido inmediata, y cada vez mayor, lo mismo bajo lluvia que con el sol abrasando. Esos sacrificios son insignificantes en comparación con nuestro deber de no dejar perder ni una toronja", advierte Lourdes Gutiérrez Vega, con más de cinco años en la cosecha.
A este esfuerzo en el campo, igualmente revertido en el abastecimiento de forma fresca a la población, se sumó de inmediato la planta de jugo de la Empresa de Conservas de Cítricos, que pese a sufrir serias averías en su cubierta, reanudó las operaciones. Allí llegan uno tras otro los camiones procedentes también de la granja Patria, a donde se han volcado, igualmente, todos los trabajadores del sector. Después de recoger los pedazos de tejas dispersas y solucionar otros daños, reanudaron su labor . "Si ahora hemos podido arrancar con varias semanas de antelación a la fecha prevista inicialmente, obligados por estas adversidades naturales, ha sido, ante todo, por la respuesta de los trabajadores de mantenimiento", apunta Lino Azahares Llorente, jefe de la planta. "Ellos —subraya— crearon las condiciones en la industria para no solo moler, sino producir con eficiencia jugo concentrado y aceite esencial destinados a la exportación, y ya antes del paso del primer huracán aceleramos los preparativos para dejar lista la planta y pudiera responder con premura...". "La
actitud de los trabajadores de la industria no se hizo esperar y ha sido
tajante y la misma después de ambos huracanes: trabajar las 24 horas del
día, organizados en dos turnos, para dar abasto a los altos volúmenes
del campo", enfatizan Fidelina Villega y Palmira Fonseca. |
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