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30/09/2002
Portada de hoy

Terror al narcotráfico tiene virtualmente
paralizada a Río de Janeiro

Más que una demostración de fuerza o de la capacidad de aterrorizar del narcotráfico, el virtual paro general que se extendió por la ciudad evidencia un estado de pánico latente en toda la sociedad que viene creciendo hace más de dos décadas

LEONEL NODAL

RÍO DE JANEIRO, 30 de septiembre (PL). — Un gran número de comercios en zonas céntricas de esta ciudad, la más conocida y visitada de Brasil por turistas, cerró hoy sus puertas por presuntas amenazas del narcotráfico, sin ninguna explicación.

A diferencia de ocasiones anteriores, cuando los bandidos ordenan luto en uno u otro barrio tras la detención o muerte de algún bandido en enfrentamientos con la policía, nada justificó la onda de rumores que aterrorizó a la antigua capital brasileña y el interior del estado, como si se tratara de un paro general.

La Policía Militar, encargada de la seguridad pública, bajo las órdenes de la gobernadora Benedita da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), salió a patrullar las calles y apostó guardias en zonas céntricas, para garantizar a los comerciantes que podían abrir sus puertas.

Sin embargo, el cierre de los establecimientos se fue extendiendo desde la populosa región norte y oeste, donde radica el barrio de la Tijuca —de clase media— hasta la más rica y exclusiva zona sur, incluidos los paraísos turísticos de Copacabana, Ipanema y Leblón.

La gobernadora Benedita da Silva se declaró extrañada por la acción de evidente terrorismo sicológico, a una semana de las elecciones presidenciales, y la atribuyó a una orquestación de quienes se quieren beneficiar con ese ambiente de inseguridad.

La dirigenta del PT, que aspira a la reelección, denunció el cierre de todas las escuelas municipales de la ciudad, bajo el control del alcalde César Maia, del derechista Partido Frente Liberal (PFL).

Maia es el mentor político de Solange Amaral, la candidata a gobernadora de la coalición de derecha que en el estado de Río de Janeiro apoya al presidenciable oficialista, José Serra.

Amaral se mantuvo el último mes en un penoso cuarto puesto en las preferencias del electorado, pero desarrolló una millonaria campaña publicitaria de virulentos ataques contra la gobernadora petista, con el fin de desplazarla del segundo lugar en las encuestas.

Aunque sigue en último lugar, con 12 por ciento de la intención de voto, ahora está técnicamente empatada con Benedita y el candidato Jorge Roberto Silveira, del Frente Laborista.

Su ambición es conquistar los votos necesarios para ir a un segundo turno electoral frente a la gran favorita, Rosinha Garotinho, del Partido Socialista Brasileño, quien goza de una cómoda aprobación de 53 por ciento del electorado.

La difusión de rumores sobre represalias del narcotráfico contra los comercios y escuelas que abran sus puertas rindió dividendos a sus autores porque los casi seis millones de moradores de Río de Janeiro viven a diario una pesadilla de asaltos, robos, asesinatos y violencia, ligada al tráfico de drogas y la actividad criminal.

Más que una demostración de fuerza o de la capacidad de aterrorizar del narcotráfico, el virtual paro general que se extendió por la ciudad evidencia un estado de pánico latente en toda la sociedad que viene creciendo hace más de dos décadas.

Sin dudas, como en días anteriores, la candidata derechista usará las imágenes de avenidas y calles comerciales con las puertas cerradas como otra muestra de la presunta ineficacia del gobierno del Partido de los Trabajadores, lo que anticipa un clima pesado para las elecciones del próximo domingo.

30/09/2002

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