QUITO, 28 de septiembre.— El problema de la inseguridad y violencia en Ecuador, pero más que todo las contradicciones oficiales sobre ese tema, se reactivó esta semana que cierra con un cúmulo de interrogantes para las cuales nadie parece tener respuestas, reporta Prensa Latina.

El estallido de tres bombas en Guayaquil el lunes último, y una sucesión de amenazas de explosivos en esa importante ciudad del sudoccidente que generó una ola de pánico, tiene desde entonces al país en ascuas, en la mayor incertidumbre.

Pero más que por esos hechos en si mismos, el revuelo objeto de una máxima atención es la aparente incapacidad de esclarecerlos, y la incongruencia de criterios entre quienes deben dar claridad sobre el asunto.

La nación asiste desde entonces a un desconcertante y confuso cruce de declaraciones encabezadas por el comandante de la Policía, Jorge Molina, y el ministro de Defensa, Hugo Unda, que resulta intrigante según todos análisis. Molina, quien previamente amedrentó al país con el anuncio de que se habían detectado casi una decena de "células subversivas terroristas", atribuyó a estas los atentados, replicas de otros ocurridos días antes, todos sin el más mínimo esclarecimiento.

La versión del jefe policial es secundada por el vicepresidente, Pedro Pinto, y el ministro de Gobierno, Rodolfo Barniol, pero es rechazada por Unda y el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, que niegan la existencia de tales grupos.

Para el diario Hoy, las dispares versiones preocupan mas a la opinión pública porque, en un tema tan delicado, abona el terreno para la creciente percepción de inseguridad en Ecuador.