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Elecciones mutiladas ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ La república yugoslava de Serbia celebrará elecciones presidenciales este domingo.
Se trata, además, de la Serbia mutilada, con una provincia —Kosovo— ocupada por casi 40 000 soldados de la OTAN y administrada por una misión de la ONU que, entre otras cosas, prohíbe al Presidente de la República entrar allí. Víspera de estos comicios la situación no puede ser más extraña. Hasta pareciera que por las tierras montañosas de los Balcanes todavía quedan ánimos para los llamados chistes democráticos. A los once aspirantes a la Presidencia —número que muestra las "ventajas" de un multipartidismo que atomiza a la vez que asfixia— y donde está incluido el actual mandatario federal, Vojislav Kostunica, no se les permitió viajar a la provincia serbia de Kosovo para realizar campaña pre-electoral en aquel territorio, que según la Constitución pertenece a Serbia. Susan Manuel, portavoz de la misión de la ONU allí, fue enfática al decir que todos los candidatos a la Presidencia de Serbia tenían prohibido entrar en Kosovo. Esto tuvo su mayor dosis de ironía cuando el propio presidente Kostunica intentó infructuosamente negociar una visita a Kosovo para, al menos, pisar la tierra de un pedazo del país que él preside y cuyo status mutila las elecciones de este domingo. La misión de la ONU y las fuerzas de la OTAN han limitado la participación electoral de los habitantes de Kosovo a cinco distritos, de manera que ni siquiera todos los ciudadanos de la provincia puedan ejercer un derecho universal, ahora manipulado y vilipendiado por los mismos que primero bombardearon y luego ocuparon esa parte de Yugoslavia. Los comicios serbios de este domingo no parecen demostrar otra cosa que la consolidación de las ambiciones políticas, la pugna por el poder y la puesta en práctica de modelos económicos y concesiones con gobiernos y organismos financieros internacionales que han llevado al país a la mayor crisis de su historia. Serbia tiene hoy un 35% de su población desempleada—350 000 personas despedidas de sus trabajos—, y aún está sancionada por Estados Unidos y la Unión Europea por una supuesta falta de colaboración con el Tribunal Penal Internacional, aunque precisamente fuera el actual primer ministro serbio, Zoran Djindjic, quien, sin consultar ni al Presidente ni al Gobierno federal, arrestara y llevara hasta el Tribunal de La Haya al ex presidente de esa nación, Slobodan Milosevic. Djindjic viajó por estos días a Estados Unidos en busca de inversiones de grandes compañías norteamericanas y del apoyo económico de la diáspora serbia en ese país. Para las elecciones de este domingo los dos candidatos con mayores posibilidades son el actual mandatario federal, Vojislav Kostunica, con algo menos del 30% de los votos, seguido del viceprimer ministro serbio, Miroljub Labus, con dos puntos por debajo del primero. Los indecisos suman 11,9 %, mientras que el otrora poderoso Partido Socialista, que encabezaba Milosevic, llega fragmentado y con pocas posibilidades de superar las tendencias, matices antagónicos y frustraciones que prevalecen en su seno. De todas formas, lo que está claro es que estas elecciones en Serbia no van a cambiar en nada el status de una parte de ese territorio —Kosovo— ocupado por las fuerzas de la OTAN, bajo el paraguas de la ONU. |
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