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Fuente de energía poco utilizada La pasión de Sara por el biogás Enrique Atiénzar Rivero CAMAGÜEY.— Muchas veces cuando la ingeniera Sara Barreto Torrella se acuesta sueña con que al otro día, al llegar al Centro de Estudios para el Desarrollo de la Producción Animal (CEDEPA), hallará nuevas noticias sobre la recuperación de las plantas de biogás, proyecto liderado por ella y que comienza a dar sus resultados.
La investigadora de la entidad, adscripta a la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Camagüey, explica que el biogás tuvo su apogeo en la década del ochenta, con alrededor de 400 plantas en el país, la mitad de ellas en esta llana provincia. El mayor interés mostrado en su uso fue por la utilidad en instalaciones agropecuarias. Causas asociadas a la falta de materiales y a la pérdida de confianza en algunos lugares hacia la tecnología y el desconocimiento de las bondades del biogás, condujeron a que prácticamente fracasara el movimiento en esta provechosa fuente alternativa de energía, muy difundida en varias regiones del mundo. Sara comenta, que unido a la necesaria capacitación, en marcha a través del CEDEPA, aparece el deterioro en el estado técnico de las plantas con énfasis en uno de sus componentes principales: las campanas, construidas con láminas de acero, hoy deficitarias en el mercado. La actual coyuntura económica propende a desechar la idea de que el biogás se difunda con fines de iluminación, porque es más viable en la cocción de alimentos y posibilita recurrir a plantas más económicas, de cúpula fija, o las denominadas "chinas", modalidad que permite edificarlas con recursos locales. La joven científica afirma que el proyecto busca emplear diferentes biomasas, tanto las excretas de cerdos como las de vacas, y cachaza, gama de sustancias inorgánicas que pueden aprovecharse después como abono y proteger el medio ambiente. El biogás puede emplearse en el accionamiento de motobombas para riego, en faenas de oxicorte, combinándolo con acetileno, en refrigeradores, pero el método más conocido es el de las cocinas. Sara considera que Camagüey recuperará la hegemonía en su uso porque "existen conocimientos, motivaciones y la necesidad que es muy importante. La leña está cada vez más lejos, para buscarla se necesita combustible, gasto adicional, y ello incrementa la deforestación". Aunque en lo económico requiere una inversión inicial para poder recuperar o construir nuevas plantas, entiende que este proyecto debe tenerse en cuenta, dadas sus ventajas en lo social, económico y ambiental. La conversación giró en torno al tema, a los puntos de coincidencia entre las provincias de Camagüey y Villa Clara, consideradas por ella de las más avanzadas en materia de biogás, con la opinión de que las plantas pequeñas tienen mayores posibilidades de mantenerse en operaciones. Una visita al hogar de Celia y Valentín, en el reparto San Francisco, a pocos kilómetros del aeropuerto Ignacio Agramonte, demuestra lo que pueden la tenacidad de ambos y la cooperación: una planta de biogás suministra a esa familia, desde el 14 de mayo del año pasado, la energía que necesita. Quedó atrás la incertidumbre: ¿con qué cocinar? O el gasto excesivo o el tizne de las ollas. En Camagüey se han recuperado ocho plantas y se trabaja en otras siete. "Realmente siento pasión por el biogás, es parte de la especialidad en la que me formé. Y no solo por eso, sino por ver cómo puede convertirse en algo muy útil." |
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