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![]() Dos caras de una moneda Miguel Hernández Dos muertes en el ring profesional en menos de un mes parece un augurio funesto en los albores de un nuevo milenio. El panameño Pedro Alcázar murió apenas 36 horas después de haber perdido por fuera de combate el título supermosca de la Organización Mundial de Boxeo ante el mexicano Fernando Montiel en un combate disputado en un casino de la ciudad norteamericana de Las Vegas, el pasado 22 de junio. Alcázar, 26 años, y cuya pelea fue detenida en el sexto asalto, fue examinado por los médicos en el ring y luego en el vestuario, pero no recomendaron su traslado a un hospital para una revisión mayor como frecuentemente ocurre en estos casos. El púgil sufrió el colapso en el hotel, poco antes de salir hacia el aeropuerto. Días más tarde el argentino Hugo Benjamín González murió tras permanecer ocho días en estado de coma en un hospital de la capital de la norteña provincia de Salta, tras su pleito del 27 de junio con César Romero, en el que recibió un fuerte golpe en la mandíbula por el que cayó fuera del ring, sufrió un desmayo y fue internado en una sala de terapia intensiva, hasta su deceso. Mientras las peleas, por la motivación ciega del dinero, se continúen concertando en forma desnivelada o con negligencias médicas o arbitrales, las tragedias sobre el cuadrilátero proseguirán y convierten en puro slogan las medidas por "humanizar" esta disciplina, cuyos destinos en el plano tarifado internacional están regidos por ¡cinco organizaciones! También provoca que los detractores de la viril disciplina carguen nuevamente baterías en su ofensiva por abolir el pugilismo, metiendo en el mismo saco al boxeo estilo olímpico. La única muerte de un boxeador cubano de la que se tenga noticia, ocurrió el 24 de marzo de 1962, en el Madison Square Garden, de Nueva York, cuando Benny Kid Paret falleció a causa de los golpes recibidos durante la revancha por el campeonato mundial profesional welter (67 kg) ante el local Emile Griffith. La lista de púgiles fallecidos a consecuencia de combates, que se conozca, marca más de 600 desde 1884, especialmente en el mundillo del boxeo rentado, pero otras estadísticas fatales envían su señal a los enemigos acérrimos de este deporte: las cifras pudieran ser más amplias en disciplinas más peligrosas como el automovilismo, motociclismo, el alpinismo, los toros... El espectro de las investigaciones deportivas cada día es más rico: hoy, expertos locales sugieren la introducción de cabeceras con pómulos para la categoría infantil, para preservar daños al tabique nasal, mientras en el plano internacional de la genética, especialistas han exhortado al análisis en boxeadores para detectar dos genes e-4, ya que se considera con más riesgo de contraer el Mal de Parkinson prematuramente, lo que es una mayor amenaza en el contexto del profesionalismo. En Cuba, por ejemplo, el concepto de "humanizar" el boxeo va más allá del cuadrilátero, del gimnasio, de la visión certera de los árbitros y de los exámenes médicos rigurosos, al involucrarse también la seguridad de los púgiles y sus familiares en el contexto social. |
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