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20/05/2002
Portada de hoy

Todo Brouwer

PEDRO DE LA HOZ

Hay un antes y después del paso de Leo Brouwer en el mundo de la guitarra, en tanto ejecutante —mientras estuvo activo se codeó entre los cinco mejores intérpretes de la época— y compositor. Además de legar al instrumento piezas imprescindibles, desde que comenzó a insertar a la guitarra en obras orquestales marcó la diferencia con el resto de los conciertos hasta entonces conocidos. Julian Bream, quien estrenó su Concierto elegíaco, ha dicho que "nunca tuve ante mí una partitura en la que la guitarra creciera tanto como una orquesta", y el griego Costas Cotsiolis afirma: "los conciertos de Leo son los más interesantes escritos para la guitarra en la segunda mitad del siglo XX". 

Foto: ALDO MEDEROSKorkonen, Leo, Zamora
y Pérez Mesa felices al final
de la jornada.

Pocas veces se tiene la oportunidad, diría única, de repasar en una misma jornada varios de estos encumbrados ejemplos. La ocasión vino pintada el último sábado, en la jornada final del XI Concurso y Festival Internacional de Guitarra de La Habana. 

Por primera vez se pudo escuchar en Cuba el más reciente concierto de Leo, el Itálico, cuya novedad reside en que está escrito para un cuarteto. Y nada mejor que los intérpretes fueran precisamente los músicos a los que el cubano consagró su obra, el italiano Guitar Quartet, liderado por Gianvito Pulzone. 

El Itálico resume búsquedas formales y conceptuales de la estética brouweriana, que deben ser asumidas no solo sobre la base de una técnica depurada, sino con inteligencia e ingenio, cualidades desplegadas por el Guitar Quartet en su ejecución. Leo traduce musicalmente el espíritu de la cultura italiana del pasado siglo —no son gratuitos los títulos de sus tres partes, con alusiones a Ítalo Calvino y a Gabriele D'Annunzio— y las conecta con cubanísimas referencias, como la cita y recreación del danzón Almendra en el tercer movimiento. 

Vino después el Concierto de Helsinki con el guitarrista finlandés Timo Korkonen, un intérprete ideal para transitar por densidades y transparencias que se alternan pendularmente en la escritura guitarrística y orquestal. Korkonen es de esos intérpretes que consiguen conciliar en grado supremo emoción y entrega intelectual. 

Al final de la jornada, el cubano Jorge Luis Zamora llevó el Concierto de Lieja a la plenitud. Obra donde la fuerza telúrica de la identidad sonora insular irrumpe en un tejido de poderosas imágenes dramáticas y líricas, que desbordan los tópicos neorrománticos para concebir una música que promueve el más hondo goce estético, esta versión de Zamora satisfizo las más elevadas exigencias de la partitura y lo reafirmó como uno de los mejores exponentes de la guitarrística cubana en el plano universal. 

Nada de esto hubiera sido posible sin la Orquesta Sinfónica Nacional y su director Enrique Pérez Mesa. Fue un momento estelar en interpretación, intención y comunicación, que marcó la altura del director y la pasión y profesionalidad de los integrantes del organismo sinfónico. 

CONJUNTOS GUITARRÍSTICOS

Al despedir el XI Concurso y Festival, no podemos dejar de hacerlo sin mencionar la presencia de una agrupación que causó admiración: la Jugendorchestra, de Alemania: 26 ejecutantes que conquistaron al público y los especialistas por la seriedad con que abordan su repertorio y la motivación jubilosa que los anima en su ejercicio. 

El camino de intercambios entre esa orquesta y las cubanas —encabezadas por Sonantas Habaneras, que dirige el maestro Jesús Ortega— cerró un importante ciclo que, como la espiral eterna brouweriana, seguirá, estamos seguros, en ascenso.

20/05/2002

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