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03/04/2002
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La batalla de hoy no es menos épica

Otto Rivero, primer secretario de la UJC, habla de los desafíos, aspiraciones, actualidad e insatisfacciones en el trabajo de una vanguardia juvenil que a la altura de 40 años sigue apostando por el futuro

SARA MÁS

Foto: ARNALDO SANTOS Prefiere el razonamiento a las cifras, la evaluación de la realidad y sus desafíos a conformarse con lo alcanzado. Por eso contra la lógica y los dictados de su profesión, el economista de 33 años que dirige hoy la Unión de Jóvenes Comunistas asegura que "un número, muchas veces, no dice nada", aunque sabe y reitera que "los indicadores evidencian que la UJC se viene fortaleciendo".

Foto: RAÚL LÓPEZ De la mano entonces de las urgencias de hoy, en medio de una ocupada agenda de trabajo, Otto Rivero Torres comenta para los lectores de Granma los desempeños actuales de esa organización de vanguardia, "pero con una altísima responsabilidad también con toda la juventud cubana".

¿Qué acerca y qué diferencia a la UJC hoy de aquella que le dio origen?

Para mí las semejanzas tienen que ver con la rica historia de la organización, el valor que la Revolución les ha dado a los jóvenes, la confianza depositada en ellos desde aquella primera semilla, la Asociación de Jóvenes Rebeldes.

Misiones muy importantes se cumplieron en la década del 60. Fueron jóvenes quienes marcharon a la Campaña de Alfabetización, como jóvenes los que desarrollan hoy la batalla por el conocimiento de todo nuestro pueblo. También se cumplieron tareas valiosas en los años 70, asociadas a los planes económicos e importantes misiones internacionalistas. Los padres de muchos de los que cursan la enseñanza media hoy, fueron nuestros combatientes en Angola. Después, en los 80, continuamos una batalla por lo económico y en los 90 por la resistencia y la defensa de los valores y conquistas del Socialismo. 

La de hoy no es menos épica; la hemos denominado Batalla de Ideas y en ella la Juventud ha recibido también tareas valiosas. La historia acumulada, el entrenamiento y papel activo en programas diseñados a lo largo de cuatro décadas, nos han dejado gran experiencia. 

Sí creo que, como organización, la UJC se ha caracterizado siempre por una altísima disciplina, constancia en lo que hace, consagración plena de muchos jóvenes en el país, militantes y no militantes. Por no tener un minuto libre en función de, cada vez más, integrarse a nuevas tareas. Lo veo como semejanza y también particularidad en la época actual.

Cada momento ha marcado un estilo, misiones específicas... ¿Cómo describirías las que te han tocado conducir?

Tenemos hoy dos pilares fundamentales de trabajo, el primero vinculado al para qué y por qué se formó la UJC, cuyo propósito es representar una vanguardia entre los jóvenes, integrada por casi medio millón en el país y que se construye a partir de un liderazgo ganado en cada centro, cada lugar. Consolidar la capacidad de que cada militante encarne realmente esa vanguardia, es una prioridad que hemos tenido y mantenemos.

Ahora bien, la Juventud siempre ha trabajado no solo para sí y creo que hoy, más que nunca, esos militantes están llamados a otra arista: su responsabilidad con toda la juventud cubana. Todo lo que hemos hecho en estos 27 meses ha sido precisamente para una relación mucho más efectiva y completa con la infancia y los jóvenes en general. Así pasa cuando, con ideas novedosas, abordamos el tema del empleo después de la contracción económica de la última década. Somos una organización de vanguardia, pero con altísima responsabilidad con toda la juventud cubana.

¿Y cómo evalúas hoy ese liderazgo dentro del universo juvenil en general?

Creo que va creciendo. Cada vez más estamos identificando en cada sector estudiantil, de producción y servicios, e incluso donde teníamos jóvenes desvinculados, una manera de llegar a ellos. Digamos que teníamos aproximadamente 74 000 jóvenes sin estudiar ni trabajar y para ellos se ha convertido el estudio en un empleo. Eso nos da la posibilidad también de ir encontrando nuevos mecanismos, otras vías para llegar.

Lógicamente es un reto permanente. Y la insatisfacción pasa entonces por ese desafío, porque en todos los municipios y lugares del país se apropien de métodos y conceptos nuevos que vamos aprendiendo, de atender los problemas con nombre y apellido. Nos vamos respondiendo también con mayor eficacia qué responsabilidad tiene la familia, cuál la escuela y cuál las instituciones, en las virtudes y defectos que acumula un joven cubano hoy.

¿Cuáles son aún los retos de funcionamiento que debe vencer la UJC? 

Tres indicadores evidencian que se viene fortaleciendo. El primero se relaciona con nuestra capacidad de llegar a muchos lugares donde no estábamos presentes antes, porque no teníamos organizaciones de base. En los mismos meses de la Batalla de Ideas se viene ratificando una tendencia creciente del estado de la militancia, muy ligada a procesos avalados por la calidad, y también un incremento de estructuras de base.

El segundo indicador tiene que ver con la relación del militante con su estructura de base. Hoy tenemos índices de renovación en el cumplimiento de sus deberes, a partir de que el militante se debe a un comité de base, de estar presente cuando es convocado.

Y el tercero, muy relevante, es el aumento de nuestra capacidad de ser, cada vez más, la cantera principal de ingreso al Partido, algo que habíamos perdido y por lo cual recibimos señalamientos en el V Congreso del Partido. Eso se ha revertido. Más del 57% de los militantes de la UJC que tuvieron la posibilidad de ingresar al Partido el pasado año, lo hicieron. Es un indicador cualitativo, que no se cambia en un día, ni siquiera en un año y es resultado de la evolución que vamos teniendo.

Pero esa mirada no puede ser absoluta. Un número, muchas veces, no dice nada. En todo tenemos un reto permanente de participación, en el Comité de Base, como un espacio real. Hemos identificado los sectores productivo y de servicios como aquellos donde debemos tener más facilidades para llegar, conquistar al joven y seguir identificando formas para llevar adelante su vocación productiva y de servicio hacia una vocación también militante.

¿Estarían entonces en la producción y los servicios la mayoría de los espacios vacíos que se propone conquistar la UJC?

Yo no hablaría absolutamente de espacios vacíos. También en el sector productivo nos hemos venido recuperando y estamos en una situación distinta a la de hace cinco años. Si diría que es donde debemos llegar con más efectividad, conocer mejor las metas y aspiraciones de jóvenes que tienen otra edad, otros intereses, que en su mayoría han constituido una familia. Su vocación de participación debemos encontrarla con métodos que se atemperen además a las características de cada sector. No es lo mismo trabajar en la agricultura que en el turismo, emplearse en la agricultura cañera que la no cañera. El país está haciendo un crecimiento importante en los servicios y los propios programas de formación de jóvenes maestros emergentes, profesores de computación, instructores de arte, trabajadores sociales.... nos conducen a un actuar distinto. Tenemos que ser capaces de llegar con métodos renovados a todos. No se trata de llenar espacios vacíos, sino de llenar con eficacia los espacios nuevos que viene creando la Revolución, con la calidad y el rigor que se imponen para militantes y no militantes, en todos estos sectores, de forma diferenciada.

Joven a joven multiplicando ideas, ¿qué hay detrás de esa frase?

Elegimos esa frase para acompañar en este aniversario 40 a nuestro emblema, que es conocido y tiene símbolos importantes para la juventud: a Mella, a Camilo y al Che, que nos identificó como una organización de vanguardia. Todos ellos presentes junto a esos cinco jóvenes que son Héroes de la República de Cuba, símbolos también de nuestra juventud, quienes han estado con nosotros en cada momento de recordación y celebración.

Joven a Joven multiplicando ideas porque estamos precisamente en esa batalla, posible de librar porque hubo 30 años de intenso trabajo en la educación, porque los jóvenes ocuparon también un lugar destacado en la resistencia de los 90, porque aun sin terminarse el período especial se han propuesto avanzar en el fomento de una cultura general integral.

Todo eso lo sintetiza, de cierta forma, esa frase. Es también una consigna en movimiento, pues después de este 4 de abril no cesarán nuestras tareas. Es la responsabilidad que los jóvenes del presente tenemos con los del mañana.

En lo personal, ¿qué deja en ti esta experiencia de dirigir a la UJC?

Mucha responsabilidad y sobre todo un gran compromiso por las cosas que vamos haciendo y nos faltan por hacer. Cada vez que surge un nuevo programa, del cual la dirección del Partido responsabiliza con confianza a la Juventud, nos crecemos en función de seguir aprendiendo y asumirlo con modestia, humildad, sencillez. Tienen que ser esas cualidades las que nos acompañen siempre. Y sobre todo sacar en claro qué no hemos hecho bien, para alcanzar en el futuro mayor efectividad.

Sentimos un profundo agradecimiento a Fidel, por su entrega al trabajo con los jóvenes, desde siempre, pero particularmente por estos 27 meses, en los cuales nos ha dedicado más horas que todas las que dedica cualquier profesor universitario, o todos los profesores universitarios juntos, en cualesquiera de las carreras que hoy se cursan en el país. Horas de constancia, dedicación, para que aprendamos un método, rigor en el trabajo, el mismo rigor que personalmente él ha dedicado en más de 50 años para convertir el trabajo en un hábito. Esa es una enseñanza muy importante.

La otra es haber llevado adelante este proceso sobre la base de una profunda dirección colectiva. No podría hablar de un solo compañero que se destaque, sino de muchos que concatenadamente y de forma unida, han logrado que se puedan coordinar todos estos programas.

03/04/2002

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