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El Ministerio de Cultura debate sus estrategias Programación, punto neurálgico Pedro de la Hoz La programación de las diversas manifestaciones artísticas constituirá el foco de atención de las estrategias inmediatas del Ministerio de Cultura y sus instituciones, a tono con la necesidad de satisfacer las demandas espirituales de nuestra población.
Al pasar balance, el viernes en el Palacio de Bellas Artes, a su gestión de trabajo durante el año pasado, se hizo evidente cómo subsisten vacíos e insuficiencias en la programación artística tanto a escala nacional como en los territorios. El ministro de Cultura, Abel Prieto, afirmó que lo que le da sentido a las instituciones es su vínculo con la población. Luego de valorar positivamente cuánto se ha avanzado en la relación directa de las instituciones con los creadores, incitó a que cada espacio y todos los recursos disponibles deben ser puestos en función de presentaciones artísticas y culturales sistemáticas, que tengan en cuenta las particularidades de los diversos públicos. De manera particular, en los adolescentes y jóvenes se concentran las mayores insatisfacciones y reclamos de opciones vinculadas a sus intereses estéticos y recreativos. Todas las estrategias que se adopten deberán tomar en consideración los más rigurosos indicadores de calidad, puesto que la aspiración a un disfrute masivo de la cultura no puede servir de pretexto para el empobrecimiento de las formas y los contenidos artísticos. Durante el debate se llamó la atención acerca de cómo en alrededor de un centenar de municipios, las presentaciones culturales dependen de las potencialidades del movimiento de aficionados. Este movimiento se beneficiará, en un futuro muy próximo, de la elevada calificación profesional y humanística de los instructores que se graduarán de las escuelas creadas en todos los territorios, pero también se impone una superación consecuente de la fuerza técnica que labora actualmente en las casas de cultura. El salto de intensidad y calidad que se espera en la programación cultural asimilará la experiencia atesorada en calendarios tan complejos y a la vez tan fructíferos como la reciente Feria Internacional del Libro, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano y el Festival del Cine Francés. La realización de la Feria del Libro en 19 ciudades y con la participación de 2 200 000 personas demostró que es posible concebir en la práctica un evento masivo sin concesiones populistas, en el que en torno a la letra impresa confluyeron las más diversas expresiones artísticas y se logró un movimiento de ideas. En lo que respecta a las proyecciones fílmicas de los festivales aludidos, ha sido importante lograr, con el concurso de las instituciones auspiciantes, la circulación de esas propuestas más allá de la capital del país. El ICAIC también se halla enfrascado en la utilización de las salas de video y el fomento de bancos de películas en ese soporte que ofrezcan una alternativa verdaderamente cultural a los amantes del séptimo arte, mientras que el Consejo Nacional de las Artes Escénicas está llevando un serio esfuerzo por cubrir la programación de todos los fines de semana y comienza a extenderla a martes, miércoles y jueves en algunos teatros de la capital. El momento no puede ser mejor para afianzar espacios y ampliar las opciones, cuando ya se hacen realidad programas diseñados y apoyados por la máxima dirección del país, como los cursos de apreciación artística de Universidad para Todos y el programa audiovisual vinculado al sistema docente, que tienden a la formación de un público culto y exigente. Junto a directivos de instituciones culturales nacionales y territoriales compartieron los debates del balance del Ministerio de Cultura, José Ramón Balaguer, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido; Wilfredo López, ministro de Gobierno; y Carlos Martí, presidente de la UNEAC. |
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