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15/03/2002
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Isla de la Juventud

Más legítimo ahora el júbilo de marzo

Diego Rodríguez Molina

NUEVA GERONA.— Lo que cada año sigue ocurriendo en la Isla de la Juventud con el 13 de Marzo es de esos sentimientos enraizados en la conciencia de generaciones, y hechos tradición popular para nunca olvidar la cubanía de la segunda ínsula del archipiélago y los sacrificios frente a los intentos yankis por anexarla, cual su Texas del Caribe occidental.

En estos inicios de la primavera el pueblo pinero no festeja simplemente la recordación de ese día de 1925 en que Estados Unidos se vio obligado, tras 21 años de presión popular, a firmar el Tratado Hay Quesada en que finalmente tuvo que reconocer la soberanía cubana sobre la entonces Isla de Pinos, luego de dejarla indefinida en el Tratado de París en 1898 y en la oprobiosa Enmienda Platt en 1901, junto a la acelerada inversión de capitales y la utilización de ese oscuro estatus legal como instrumento de presión para adueñarse de puertos y estaciones navales en el resto del país.

La jornada, además, evoca con la natural alegría de isleños con Patria y sin amo, el tajante rechazo a esos planes expansionistas, haber frustrado con las armas en 1905 y 1906 los intentos de propietarios norteamericanos residentes aquí, de apoderarse del territorio, y las incontables iniciativas del pueblo a favor de su islita, como la Columna de Defensa Nacional, el Comité Patriótico Pro Isla de Pinos que recorrió el país en amplia campaña política con la bandera y el machete mambí, junto a las manifestaciones de obreros, intelectuales y estudiantes encabezadas por Mella, las cuales echaron por tierra el servilismo oficial de agradecer a los yankis lo que en realidad era el derecho usurpado por ellos.

Otras muchas razones avivan también el entusiasmo de los pineros por estos días, desde haberle dado sepultura para siempre a aquella humillación de tener que escuchar el tradicional sucu sucu en inglés y la tamaña mentira de que no era cubano, hasta haber convertido en 1958 la fecha símbolo de júbilo popular en luto de recuerdo de los mártires que ofrendaron su vida por la Revolución justamente el 13 de marzo del anterior año, al suspenderse por acuerdo de los propios pineros el baile y la coronación de la señorita que se escogía en esa ocasión, lo que constituyó un masivo desafío a la tiranía y un tajante apoyo al Ejército Rebelde, que pocos meses después conquistaba la victoria.

Desde entonces el 13 de Marzo entre los pineros sintetiza ese profundo sentido antimperialista y patriótico que hace más legítimo el júbilo, nutrido con la obra cotidiana, enriquecedora, a la vez, de las tradiciones locales y nacionales que asaltan por estos días las calles en el Festival de la Toronja, donde igualmente se funde lo mejor del arte caribeño y universal, para seguir convirtiendo a marzo en eterna primavera de historia, cultura y alegría.

15/03/2002

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