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15/03/2002
Portada de hoy

Argentina: ¿El futuro de Duhalde,
en manos del FMI?

BUENOS AIRES, 14 de marzo.— Una parte del gobierno argentino transmitió su preocupación luego de que el presidente, Eduardo Duhalde, evaluara que una negativa del Fondo Monetario Internacional (FMI) a otorgar una ayuda financiera al país pueda impedirle terminar su mandato, escribe hoy el diario La Nación, reporta DPA.

La continuación de las protestas confirman la gravedad de la crisis.

Según el matutino, luego de reunirse con el jefe de la misión del FMI que se encuentra en la Argentina auditando las cuentas y el plan económico del gobierno, Anoop Singh, Duhalde, quien no se llevó una impresión concreta sobre la decisión que tomará finalmente el Fondo, reflexionó sobre las consecuencias de una negativa.

El Presidente está seguro de que si la respuesta del organismo no es positiva se producirá una crisis institucional que impedirá que termine su mandato y lo obligará a llamar a elecciones antes de septiembre de 2003, la fecha prevista para los próximos comicios.

El mandatario considera que dentro de tres semanas debería haber una señal positiva del FMI: es decir, que el organismo haya tomado la decisión de destrabar fondos, independientemente de que el acuerdo se pueda firmar a fines de abril.

Duhalde advirtió que no está dispuesto a conducir a la Argentina en medio de la hiperinflación y aislada de la comunidad internacional.

Los mensajes de altos funcionarios del FMI que han circulado en las últimas semanas indican que ese organismo, y también los gobiernos de Estados Unidos y de las principales naciones europeas, esperan que la Argentina haga planteos claros en cuanto a su política monetaria, fiscal y económica.

El gobierno argentino, por su parte, le presentó a la misión del Fondo en Buenos Aires un flamante presupuesto 2002, aprobado por el Congreso, y un nuevo pacto entre la nación y las provincias que establece la política de reparto de las recaudaciones tributarias.

Ambos, el presupuesto y el pacto federal, han sido abiertamente cuestionados y criticados por sectores políticos y sociales por su falta de realismo.

También, y siempre a instancias del organismo del que hoy parece pender la continuidad del gobierno, se eliminó el tipo de cambio fijo peso-dólar que rigió durante algunas semanas luego de la devaluación de la moneda argentina tras casi once años de paridad con el dólar.

El peso flota libre y en los últimos días no ha hecho más que depreciarse frente al dólar, la moneda de referencia de los argentinos. Esta semana, el dólar tocó los 2,50 pesos. De nada han servido los deseos del gobierno de que la cotización no supere los 1,60 ó 1,70 pesos ni las advertencias de Duhalde en el sentido de que quienes paguen valores tan altos perderán.

Desde que se liberó el mercado cambiario, el 11 de febrero pasado, el Banco Central (BCRA) intervino vendiendo más de 750 millones de dólares —más del 5 % de las reservas— en un intento por enfriar su cotización.

En medio de una debacle financiera que parece no terminar nunca y de un creciente descontento social debido al "corralito" y a la pobreza que se agrava cada día, Duhalde parece temer por su futuro. Pero candidatos a sucederlo no faltan.

La prensa señala al gobernador de Santa Fe, el también justicialista Carlos Reutemann, y al ex ministro de Defensa y Economía Ricardo López Murphy, quien en los próximos días renunciaría a su histórica afiliación a la Unión Cívica Radical para postularse desde un nuevo movimiento, como dos de los hombres más firmes a suceder a Duhalde en septiembre de 2003 o incluso antes.

También presenta a la diputada de Alternativa por una República de Iguales (ARI), Elisa Carrió, como una candidata con no pocas probabilidades. Los gobernadores justicialistas de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y de Córdoba, José Manuel de la Sota, y la ex ministra Patricia Bullrich también se consideran presidenciables.

La pregunta es si una inyección de dinero del FMI pudiese apaciguar el descontento social y político y darle a Duhalde la posibilidad de terminar su gobierno de transición el próximo año. Incluso, en el caso de que llegaran nuevos fondos, aún está por verse si el gobierno sacará el mejor provecho de ellos o si al cabo de poco tiempo será acusado de haber dilapidado ese nuevo crédito, tal como ocurrió con sus antecesores.

15/03/2002

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