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![]() Pobreza en el mundo Asia tampoco es excepción ARNALDO MUSA Decía Mahatma Gandhi: "Cuando tomáis una decisión tened ante los ojos la imagen del hombre más pobre que nunca os hayáis encontrado, y preguntáos si le va a ayudar esa decisión. Si la respuesta es sí, tomadla sin dudar". Cuando se habla de pobreza, y se menciona mucho, viene a nuestra mente África, en primer término; América Latina, después, y pocos piensan en Asia, si acaso en algunas zonas del denominado subcontinente. Sin embargo, pobreza es pobreza, sea donde sea. Las razones por las que millones de personas no pueden satisfacer sus necesidades fundamentales son complejas, porque, al ser esencialmente de naturaleza, económica, estructural y social, se refuerzan generalmente por la ausencia de voluntad política y el mal manejo de los poderes públicos. En el plano individual, los seres están limitados por la imposibilidad de acceder a los recursos, al conocimiento o a disfrutar de un modo de vida decente. En el social, las causas principales son las desigualdades en el reparto de los recursos, de los servicios y del poder, en fin, en la injusticia ilimitada. Estas desigualdades están institucionalizadas en forma de tierras, de capital, de infraestructuras, de mercados, de crédito, de enseñanza y de servicios de información o de asesoría. Lo mismo ocurre con los servicios sociales más esenciales como la educación y la salud, lo cual perjudica más a las zonas rurales, donde vive el 77% de los pobres del mundo. Gracias a sus inversiones en recursos humanos, algunos países han conseguido en ocasiones asociar crecimiento económico y reducción de las desigualdades. Estudios del Banco Mundial, generalmente optimistas, afirman que la diferencia entre el 20% de las familias más ricas y el 20% de las más pobres es de 4,34 a 1 en Japón, una nación industrializada. Recordemos que entre las naciones más pobres, las disparidades son en Asia de 6 a 1 de media, en el este y de 7 a 1 en el oeste. (En la mayor parte de África las diferencias son aun más fuertes: 13 a 1 de media, y llegan al máximo en América Latina: 17,5 a 1 de media). Pero en Asia, como en el resto del mundo, la pobreza tiene diferentes imágenes: está la pobreza endémica de las masas en los países más pobres y subdesarrollados (Afganistán); de las bolsas de pobreza en medio de la riqueza (India), e incluida en los países más prósperos (Japón); el empobrecimiento súbito debido a desastres naturales o causados por el hombre (Sri Lanka, Nepal, Viet Nam, Cambodia, Laos); la temporal debido a despidos (Indonesia, Tailandia); la persistente, que arrastra a miles de marginales (Filipinas), y a largo plazo, de los marginados que llevan a cabo trabajos inferiores o casi inexistentes (Bután, India, Nepal) Cuando decimos pobreza en este mundo del neoliberalismo económico debemos pensar también en la feminización de la pobreza, el aumento del trabajo infantil y el tráfico de niños; y la extensión de la destrucción ecológica que dañan la salud y el bienestar de las áreas rurales. La pobreza, junto con el suicidio y los indicios de criminalidad se han disparado como consecuencia de la crisis económica que afecta a muchos países asiáticos desde 1997, y las consiguientes intervenciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). En Tailandia había siete millones de pobres en 1997 y 12 millones en este 2002, y la parte del ingreso nacional correspondiente a la minoría rica creció del 20,5% al 22,5%. Esto fue del 22% al 24,5, en Sudcorea y del 39,3% al 42,9% en Filipinas. El 19,9% de la población indonesia vive en estos momentos bajo el límite de la pobreza, en Tailandia el 19,1% y en Sudcorea el 19,2%, si se tiene en cuenta que para estar en ese umbral se ganan respectivamente el equivalente diario de uno, dos y cuatro dólares. Asia meridional presenta un cuadro variado. En la India, con datos incompletos, el número de pobres aumentó de 224 millones a 250 millones en las zonas rurales y en las urbanas de 72 a 73 millones, para un total de 323 millones de una población de poco más de mil millones. En Bangla Desh la situación se agrava por inundaciones devastadoras, en tanto Paquistán ha tenido resultados deficientes, por lo que se estima que el número de personas en los límites de la pobreza pase del 50% en ambas naciones. Afganistán ya era paupérrimo antes de los bombardeos norteamericanos. Nepal no da señales de progreso económico, y el turismo que aún quedaba se ha visto disminuido por la extendida guerra civil. También la contienda interétnica de Sri Lanka mantiene frenado su desarrollo. Es decir, en estos ejemplos, se demuestra que la batalla contra la pobreza tampoco anda bien en amplias regiones de Asia, y que no se vislumbra aún la decisión de tomar el camino que, en este sentido, preconizaba Mahatma Gandhi. |
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