 Fusiones y disfusiones ORLANDO ORAMAS LEON En la actualidad económica mundial las fusiones de grandes compañías están a la orden del día. Sin embargo, el término utilizado no siempre es el mejor o el más exacto para explicar el proceso por el cual los grandes capitales cada vez se concentran más, en detrimento de las necesidades e intereses de los trabajadores.
Por ello, cuando leemos que dos o más firmas se fusionan, lo que se esconde detrás de ello no es más que la compra de la empresa más débil por la más fuerte, proceso que bien pudiera graficarse con aquello de que
"el pez más grande se come al pequeño".
Claro que ello está comprendido entre las leyes ciegas del mercado, tan de moda en este mundo de globalización neoliberal, que en el campo de la economía se expresa mediante feroz competencia entre empresas, países y bloques de países.
Por tanto son tan frecuentes en estos tiempos las noticias de fusiones, como la que acaban de anunciar Hewlett-Packard (HP), el segundo consorcio estadounidense de computación, y otro fabricante de la competencia, Compaq, que como varias firmas del campo de la informática, está enfrentando dificultades y sustantivas bajas en sus ventas.
La Hewlett-Packard compró a la Compaq por 25 000 millones de dólares. Antes, otras firmas del ramo se fusionaron, cesaron a buena parte de su plantilla o simplemente se declararon en quiebra.
A nivel del gran capital la jugada se salda con una gran transacción, incluidas compra y venta de acciones. La anunciada megafusión dará lugar a uno de los mayores gigantes del sector, que está encabezado por la IBM. La nueva superempresa aspira a facturar un volumen comercial de
87 000 millones de dólares, con operaciones en 160 países, con 145 000 empleados.
Pero a nivel de la fuerza laboral este tipo de operaciones se concluye con una política de despidos que esta vez decide de un plumazo suprimir 13 000 puestos de trabajo.
Si bien es cierto que en Estados Unidos existen leyes antimonopólicas, que también por estos días se aplican a otro gigante de la informática, Microsoft, lo cierto es que la clase trabajadora norteamericana está entre las más desamparadas del mundo en cuanto a la defensa de sus derechos laborales.
Los dueños de Hewlett-Packard y Compaq ya habían lanzado a la calle a 9 000 y 8 500 empleados, respectivamente, para un total de 17 500, a los cuales se sumarán ahora los 13 000 que irán al desempleo producto de la fusión.
Ello ocurre en un país donde el movimiento sindical ha sido prácticamente diezmado y en el que no pocas veces las organizaciones de trabajadores son manipuladas de acuerdo con intereses políticos y del capital. Así las cosas, las empresas tienen las manos libres para decidir los más arbitrarios recortes de la plantilla para defender sus ganancias, entre otras cosas.
Son, en fin, gajes del sistema, por los cuales los capitales se concentran y los ricos deciden las reglas del juego en perjuicio de los trabajadores, los verdaderos creadores de la riqueza. Son las fusiones y disfusiones del capitalismo.
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