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Enhorabuena ¡el conejo! Un abuelo complace a su nieta, otros chicos y adultos no soportan la tentación y... con un poco de cuidado usted también puede consumir en casa cientos de libras de deliciosa carne Texto y fotos: Pastor Batista Valdés MANATI, Las Tunas.—Si en los últimos cuatro años en la casa de Remigio Leyva han consumido casi 1 200 libras de carne es gracias a su todavía "pequeña" nieta Arianna. Y si Remigio es admirado y querido por los niños de ese legendario poblado azucarero, o si su nombre está retumbando en toda la provincia y frecuentemente tiene que comparecer en reuniones, foros e intercambios, se lo puede agradecer también a ella.
Porque fue precisamente Arianna quien más desconsoladamente lloró un día de 1995 cuando algún maleante entró al patio y se llevó la pareja de conejos que le había regalado una tía, y alrededor de ocho críos más que habían nacido allí. Pero como los nietos son lo que son —solo los abuelos saben de esas cosas— a Remigio la indignación y el dolor se le revirtieron en rebelde constancia y consiguió tres conejas más, un macho, redobló pasión, cuidados y...
"Aquí llevo todas las estadísticas de mi cría —afirma mientras me enseña un organizado cuaderno— y puedo decirte que con tres y a veces cuatro reproductoras por esas conejeras han pasado desde entonces más de 630 conejos, más de la mitad de los cuales hemos destinado al consumo familiar, he regalado otra cantidad grande y siempre mantengo una parte en cría: en este momento 36. "Porque usted no imagina —prosigue entusiasmado— la cantidad de animales (y por tanto de carne) que puede dar una buena coneja. Yo no soy de los que hacen una explotación muy intensiva para no abusar y, sin embargo, en un año una de mis reproductoras me da fácilmente casi 40 conejitos que, bien alimentados y atendidos, a los cuatro meses están listos para consumir. "Ah, ¿que llevan trabajo? Eso sí. Yo soy jefe de seguridad y protección en la empresa agropecuaria, trabajo en eso no menos de ocho horas, pero a los conejos les tengo que dedicar por lo menos cuatro horas más, porque limpio las conejeras tres veces al día, busco yerba abundante y fresca para la alimentación, observo cada animal, estoy al tanto de la hembra que está a punto de parir... en fin, es una labor muy paciente pero fantástica." —Y delicada —añado entonces— porque según tengo entendido el conejo se puede enfermar con cierta facilidad. En el rostro de Remigio aparece una leve sonrisa, abre un poco más los ojos y asegura: "Yo también oía hablar de eso y de las 42 enfermedades, pero entre los más de 600 conejos que han nacido aquí ninguno se me ha muerto enfermo. ¿Qué hago?: sencillo, mucha higiene en las conejeras, mucha comida (puedes echarles yerba, melón, calabaza, hojas de árboles); los baño con agua de esteladón u otro producto similar, los desparasito con plantas medicinales... y ¡oiga! ni sarna me cogen". ¿CIRCULO DE INTERES DEL CONEJO? Aunque nadie lo ha oficializado así, en Manatí funciona en la práctica una especie de círculo de interés en torno a la cría de ese apacible animalito, cuyo guía y promotor es, obviamente, Remigio. Yanet Pulido, Carlos Pino y otra decena de niños se han fascinado de tal modo con los encantos y secretos de la cunicultura que unas veces invaden el fresco hogar de Remigio para escucharle, ensimismados, aquel relato que deviene conferencia acerca de cómo cuidar al conejo, alimentarlo o lograr que se reproduzca. "En otras ocasiones —agrega Remigio— soy yo quien los visita en sus propias casas, para ver si han aprendido y si aplican correctamente las cosas que me preguntan o que yo les indico, según los manuales. "Y si algo puedo decirte es que cada día me enamoro más de ese mundo, no solo por la cantidad de carne deliciosa, nutritiva y fácil de elaborar que nos aporta para el sustento familiar, sino también porque es una bella forma de ocupar en algo útil el tiempo libre y porque en el caso de los niños les despierta valores y sentimientos de ternura, de cuidado y evita que estén por ahí callejeando, cogiendo sol o inventando quién sabe qué cosa." Esas y otras razones similares explican por qué muchas personas han comenzado a roer su propio escepticismo y son cada vez más quienes se suman a lo que ya empieza a develarse como un movimiento popular en ciernes a favor de la crianza del conejo en el radio de acción familiar. De hecho organismos como la agricultura, especialistas de veterinaria, organizaciones como los CDR, la FMC y otras entidades coinciden con la positiva apreciación que desde el punto de vista social y político tiene que, en un territorio como este, donde a pesar de todo el empeño estatal, aún son insuficientes los niveles de producción con fines alimentarios, en particular los relacionados con la proteína animal. Estudios que ya se han hecho en esta provincia indican incluso que, conservadoramente, esta experiencia podría generar aquí mediante convenios sano empleo para otras 2 000 personas o más. Todo es cuestión de organización, motivación,
"meterle —como suele decirse en buen cubano— el pecho a ese campo" y una vez en él tener en cuenta lo que finalmente decía Pablo Velázquez, otro manatiense defensor de la cunicultura:
"No busques más; el conejo solo te va a pedir tres cosas: mucha alimentación, mucha higiene, mucho cuidado". |