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 ADIGIO BENITEZ, ensamblaje de historias nuestras TONI PIÑERA Adigio Benítez es un artista singular que ha sabido ser siempre fiel a sí mismo. Armado de un lenguaje personal y legible, en el que dialogan lo verosímil y lo increíble, como evidencia de que en el arte hay una integración dialéctica y un condicionamiento recíproco entre lo imaginado, camina por los terrenos del arte con paso seguro desde hace muchas décadas.
Un detalle del mural mexicano.
Las huellas más frescas de este pintor, dibujante, ilustrador y poeta, poseedor de un cuajado oficio, las acaba de estampar en un mural (2 x 5 metros) en el Salón de las Américas, ubicado en una sala de actos de un edificio de la Avenida Revolución, frente al Museo Carrillo Gil, de Ciudad de México. Luego de llegar de tamaña empresa
—pintar en casa de los muralistas, que es como decir bailar en casa del trompo—, el creador contó a
Granma que los mexicanos son apasionados de este estilo de pintura, pues allí surgieron los exponentes del mayor movimiento de muralismo de la era moderna. Por tanto admiran y conservan no solo las obras de los grandes maestros, sino también los creados por otros artistas.
Adigio en plena creación.
El mural
—realizado en acrílico sobre lienzo—, que contó con un equipo de realización integrado además por su nieto, el pintor Yelián Rodríguez y dos jóvenes artistas argentinas que trabajan en México: Carolina Berte y Mercedes Crespo, resulta el segundo pintado por Adigio en esa ciudad. En él quiso reflejar las luchas de los pueblos de Latinoamérica por su independencia... "Una obra que se inserta en el desarrollo de la muralística de ese país pero con la impronta y la visión de un pintor cubano, pues tanto las figuras representadas, como el paisaje, el concepto y las soluciones plásticas de composición y color son muy diferentes a las del muralismo en México.
De la génesis de la pieza, comentó, que por el correo electrónico envié a los patrocinadores algunos bocetos en acuarela, lo que resultó un momento de arduo trabajo, pues debía encontrar un lenguaje apropiado para la representación de un tema épico, que tuviera el estilo y las formas que caracterizan mi figuración y constituyen una metáfora. "Es que simulan una realidad hecha a la manera del origami japonés, es decir, una figuración realista, que al mismo tiempo debía tener el sentido del retrato y sobre todo, la visión ética desde la que se representa a todos los próceres de la independencia".
El estilo del artista está signado, desde hace años, por una figuración muy personal donde mezcla esas representaciones que le ha dado en llamar papiroplexia (un juego con las formas como si fueran en papel ), con apropiaciones "algo que me permite reunir imágenes de diferentes culturas y épocas en función de una visión de la postmodernidad que parte de la unión y la confraternidad, no del fin de la historia, como se ha interpretado ideológicamente a esta tendencia, sino de una apropiación más universal de la misma desde la contemporaneidad".
Desde el principio, Adigio estuvo preocupado por la manera en que sería recibida esa forma suya de expresión, ya que debía adecuar los códigos para definir esos objetivos en función de otros soportes temáticos contentivos de una textualidad épica, enaltecedora de los valores patrióticos e independentistas de los héroes representados. Sin embargo, para su sorpresa, a todo el mundo (críticos, profesores, especialistas, artistas y público en general) le gustó precisamente que el mural no fuera nada convencional.
EL MURAL Con esos elementos propios dispuso un paraje selvático con un río y colocó las figuras de los próceres representativos de diversas regiones que abarcaron lo que Martí llamó Nuestra América, del río Bravo a la Patagonia. San Martín y Bolívar a caballo, a la izquierda, al centro Juárez y Martí, más a la derecha Toussaint Louverture y al extremo Sandino también cabalgando. En la parte inferior junto al río aparece Tiradentes y más al extremo derecho Zapata. Detrás, en grises y azules, los combatientes anónimos que formaron los ejércitos libertadores.
En letras pequeñas, junto a la firma hay una leyenda donde se explica que los próceres allí plasmados no solo son exponentes de sus hazañas, sino que están situados en representación de tantos otros héroes y naciones que no pudieron llevarse al espacio pictórico.
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