Noche Inolvidable en Ciudad Bolívar

75 años de combate 
y de confianza en 
el  futuro

NIDIA DIAZ
Enviada especial de Granma

CIUDAD BOLIVAR, 13 de agosto.—Con la sabiduría que le ha dado el haber llegado hasta aquí en medio de tantas tempestades y con la convicción de que continuará la lucha hasta el fin, cumplió Fidel hoy sus 75 años y, como una prueba de su visión de futuro nos legó en sus palabras de aniversario el compromiso irreductible de que hay que concluir la obra iniciada por Bolívar y por Martí y que, en simbólico gesto puso en manos de Hugo Chávez.

Trasmitámosle al mundo nuestro mensaje, le pidió a Chávez.

   PABLO PILDAIN

Yo he hecho mi tarea, la que me corresponde. Dedicaré a ella lo que me queda de vida útil. Cuídate, que tú haces más falta que yo. Yo he dado lo que he podido y tú tienes el deber de dar lo que puedes dar, lo instó Fidel en una prueba de confianza sin límites al que se ha convertido en un abanderado del compromiso bolivariano y a quien varias veces calificó de hermano.

La noche había comenzado con lo que anunciaron que sería una cena de Estado, ofrecida por el Presidente de Venezuela a Fidel y a la delegación de la Isla que participó en la Jornada Cultural Cuba en Bolívar.

Fue el propio Chávez quien se encargó de desmentir tal anuncio pues, dijo, aquella no era una cena de Estado, sino que era una cena de hermanos, de luchadores, de guerreros, de soñadores.

Todos sabíamos que aquella sería una noche inolvidable. Verlos juntos aquí o en Cuba, escuchar cómo bromean, cómo disfrutan de su amistad entrañable, es un privilegio inmenso. Es como si Martí y Bolívar, de haber tenido oportunidades similares, se sentaran a dialogar sobre la naturaleza, sobre cómo curar definitivamente las heridas de sus pueblos, sobre si en aquel partido beisbolero de Barquisimeto fue un strike o una bola. Verlos es saber que nunca más Latinoamérica estará huérfana de brazos y pensamiento para conducir sus destinos.

Cuando llegaron al Club Macagua, de esta ciudad, donde se festejaría el cumpleaños, Fidel y Chávez fueron de mesa en mesa y contaron anécdotas de esa mañana en el parque de Canaima. Rieron como solo suelen hacerlo esos amigos que se conocen desde el vientre de sus madres y recorren juntos los caminos de la vida.

Todos, cubanos y venezolanos, no hacíamos más que mirar los relojes, como si el minutero fuera a no avisarnos de que había llegado el 13 de agosto. 75 años cumplió Fidel con el enorme privilegio de ver realizada su obra, de saber que tiene un pueblo dispuesto a todo por no defraudarlo.

Mientras Hugo hablaba, dijo, meditaba en que hay personas que tienen algunos privilegios y a mí nunca se me pudo ocurrir que iba a conocer el primero de enero del año 2000, en que nació un nuevo siglo y un nuevo milenio, y que ese día se cumpliera el aniversario 42 de la Revolución.

Y así habló del esfuerzo de nuestro pueblo, de las desigualdades sociales en el mundo de hoy, de su afición por la lectura, de su teoría sobre el talento y el genio, y habló sobre la forma en que las personas jóvenes miran las cosas con cierta indolencia, no les prestan mucha atención y de repente, subrayó, descubren de una manera irrebatible que usted tiene 75 años y comienzan a decirle, con la mejor intención del mundo, que se cuide.

De qué sirve la vida, si uno tiene la sensación de que tienes que estar cuidándote y no poder hacer las cosas que has hecho siempre, dijo.

Y con esas y otras reflexiones se tomó los tres primeros minutos de su cumpleaños antes de que todos pudiésemos cantarle sus más que merecidas felicidades.

Primero apagó las velitas, luego cortó el cake del que probó el merengue, y preguntó dónde estaban los regalos.

Su hermano Hugo fue el primero en obsequiarle: "Fidel, este fue el fusil que mis manos de 17 años empuñaron hace tres décadas, con él al hombro me fui haciendo soldado y revolucionario, quiero regalártelo como un compromiso de lucha irrenunciable", le dijo tan emocionado, como emocionado lo recibió nuestro Comandante en Jefe.

Después le entregó el regalo del pueblo venezolano: una estatua de Bolívar. Los cubanos le hicimos varios presentes a Chávez: un tapiz de cuero repujado, del artista matancero Félix Pérez Carrazana; una escultura en madera alegórica a la música que le fue entregada por los niños del Coro Diminuto; Luis Báez le entregó un ejemplar de su libro Absuelto por la Historia y una velada artística, iniciada por Omara Portuondo, con el clásico de Silvio Rodríguez, La era está pariendo un corazón, y que fue seguida por la actuación de cada uno de los grupos que participaron en la Jornada Cultural Cuba en Bolívar. Un breve documental, con música compuesta para la ocasión por el maestro Frank Fernández.

Joropos llaneros, uno de ellos con letra del propio Chávez, fueron interpretados por artistas venezolanos que quisieron compartir con los cubanos la dicha de este cumpleaños.

Pasadas las dos de la madrugada, concluyó aquí, en el Club Macagua, la celebración del cumpleaños 75 de Fidel, que continuará en Cuba para que todos los cubanos podamos decirle, con ese cariño sano y leal con que lo hiciera anoche Chávez, ¡qué cumplas 100 años más, Comandante!

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