SAN SALVADOR, 9 de agosto (PL).—Los
      ministros de Agricultura de Centroamérica se reunirán mañana en esta
      capital para debatir sobre la hambruna que afecta hoy a 1,4 millones de
      centroamericanos debido a la intensa sequía.
      La falta de líquido provocó la pérdida
      de entre el 88 y ciento por ciento de las cosechas fundamentalmente en
      Honduras y Nicaragua, las naciones más pobres del área, devastadas por
      el huracán Mitch a fines de 1998 que dejó a su paso 20 mil fallecidos y
      desaparecidos y pérdidas por 6 500 millones de dólares.
      Por la sequía miles de familias campesinas
      sobreviven consumiendo frutas (principalmente mango) y pocas cantidades de
      agua, racionada en algunos lugares.
      En la cita participarán los titulares del
      ramo de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y
      Panamá, así como un representante de la Secretaría de Agricultura de
      México.
      El portavoz salvadoreño del sector, Arturo
      Villeda, declaró a la prensa que en el encuentro se realizará un estudio
      pormenorizado sobre los daños provocados por la escasez de
      precipitaciones y se debatirán aspectos relacionados con el comercio de
      granos básicos.
      Por otra parte, fuentes locales aseguran
      que los cultivos de maíz y frijol, considerados indispensables en la
      dieta de los centroamericanos, se han malogrado por la poca irrigación.
      Según cifras del Programa Mundial de
      Alimentos (PMA), 775 mil trabajadores enfrentan una situación de
      emergencia en las zonas rurales de Nicaragua y Honduras, mientras en El
      Salvador se contabilizan 200 mil afectados y 65 mil en Guatemala.
      El PMA recordó que las reservas
      alimentarias en la región, de unos 34 millones de habitantes, fueron
      afectadas primero por el fenómeno climatológico El Niño y después por
      el huracán Mitch.
      A esa crítica situación se sumaron los
      terremotos ocurridos a inicios de año en El Salvador que dejaron un saldo
      de mil 267 muertos, 8 000 heridos, un millón y medio de damnificados
      y pérdidas por 1 600 millones de dólares.
      El director de PMA para América Latina y
      el Caribe, Francisco Roque, informó recientemente que esa entidad de
      Naciones Unidas no cuenta con los recursos necesarios para paliar el
      hambre en el istmo y llamó a la comunidad internacional a donar unas 26 500
      toneladas de nutrientes para atender a los damnificados.