Promueven turismo técnico a maravilla de la ingeniería cubana en la región oriental

Pablo Soroa Fernández

Profesionales del sector de la construcción en la provincia de Guantánamo promueven el turismo técnico al viaducto de La Farola, una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana y la única exclusiva del extremo oriental de la Isla.

La modalidad la practican trimestralmente los miembros de las sociedades de Geociencias, Arquitectura y las de las ingeniarías Hidráulica, Civil, Mecánica y Eléctrica, integrantes de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción (UNAICC). 

Esta organización es la gestora de una propuesta para incluir el viaducto más extenso y complejo de Cuba en el programa de estudios de los alumnos que cursan los últimos años de la carrera de ingeniería civil en la Universidad de Oriente.

Ese acuerdo se aprobó en el IV Taller Nacional de Ingeniería de Montaña, evento que en sus más recientes ediciones ha incluido como escenario a las pendientes y audaces plataformas hormigonadas de aquel vial, primero donde se aplicó el prefabricado central en el país.

La Facultad de Tecnologia del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría, de Ciudad de La Habana, se hizo eco de la iniciativa al enviar a varios de sus futuros graduados a conocer esa obra, construida hace casi cuatro décadas con el cumplimiento estricto de las normas de la Asociación Americana de Carreteras.

Especialistas de la Unidad Provincial de Medio Ambiente participan también en los contactos técnicos al pie del imponente vial, en cuya ejecución se prescindió del empleo de explosivos, de la horadación de túneles y cortes bruscos en las laderas, para proteger el entorno de una de las zonas de mayor biodiversidad en Cuba.

Tales precauciones obligaron al empleo de martillos neumáticos, manipulados por operadores que fueron capaces de avanzar 25 centímetros por hora en la roca dura y casi el doble en la de menor consistencia, marcas todavía vigentes en la Isla.

Además de disfrutar del hermoso paisaje, los participantes en esos periplos debaten las características constructivas y utilidad de la inversión, iniciada el 14 de mayo de 1964 y concluida en poco más de un año.

Esta consiste en un vial de seis kilómetros aproximadamente, sostenido por columnas transversales voladas y pilotes, en desafío a los abismos que rodean la montaña.

En 1997, un Jurado propuesto por la UNAICC incluyó a La Farola entre las siete obras ingenieriles cubanas más sobresalientes, junto al recientemente remozado Túnel de la Bahía de la Habana, el acueducto Albear, el puente de Bacunayagua, el edificio Focsa, la Carretera Central y el túnel del alcantarillado de la capital del país. (AIN)

 

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