Macedonia

Las rondas de las incertidumbres

ELSON CONCEPCION PEREZ

Trato de llevar la vista hasta la ciudad de Skopje, capital de Macedonia, y recorrer sus alrededores, donde pintorescas montañas de profusa vegetación, además de servir como pulmón para purificar el aire metropolitano, desde hace algún tiempo se han convertido en guarida de grupos armados albaneses que han hecho cada vez más inestable la vida política y económica de la nación balcánica.

Macedonia es un eslabón más de la cadena de conflictos que han signado la última década en lo que fuera la antigua República Socialista Federativa de Yugoslavia, hoy convertida en territorio donde aún no conviven pacíficamente seis estados nacionales, cinco de ellos afectados por guerras interétnicas, y sobre todo, por la injerencia foránea materializada con la presencia de decenas de miles de soldados y medios de guerra de última generación.

Esa República, de 23 713 kilómetros cuadrados y poco más de dos millones de habitantes, tiene una población de origen albanés predominante en algunas zonas. Tetovo, casi a las puertas mismas de la capital, se ha convertido en una especie de asentamiento de la secesión albanesa y de la lucha contra las fuerzas gubernamentales.

La nación, además, resulta por su ubicación geográfica, un territorio muy vulnerable, por cuanto su frontera con la provincia serbia de Kosovo, es tránsito ilegal de hombres armados de origen albanés que mantienen en jaque a los militares macedonios.

Las autoridades gubernamentales de Skopje, que en un principio desarrollaron una ardua actividad contra los terroristas que ingresaron a su territorio, fueron presionadas luego por Occidente, para que dialogaran con aquellos, y hasta para que hicieran concesiones, proceso muy difícil de lograr por cuanto las acciones contra el ejército han continuado.

La OTAN, con su presencia de primera línea en el conflicto balcánico al que incentiva, también ha hecho su periplo por Macedonia, unas veces con nuevas "recomendaciones" al gobierno para la negociación, otras "condenando" el accionar militar de los albaneses, pero siempre con los "hierros engrasados" como para intervenir directamente en el conflicto, como lo hizo antes en Bosnia, nación en la que tiene 30 000 soldados; o en Kosovo, provincia serbia donde la cifra de uniformados de la Alianza Atlántica supera los 40 000.

En el último mes se han puesto en práctica en el conflicto de Macedonia, las rondas de negociaciones, cuya cuarta versión, celebrada la víspera, había dejado un clima de "incertidumbre total", mientras dos policías resultaban muertos este miércoles durante otra incursión terrorista en la región de Tetovo.

El gobierno se ha sentado a la mesa de negociaciones, junto a representantes de los grupos albaneses de los partidos políticos de esa nacionalidad y los de origen eslavo, y con la presencia, como siempre ocurre en estos y otros casos, de los "mediadores" de Estados Unidos y la Unión Europea.

Las últimas informaciones sobre esta negociación, que se realiza en la ciudad de Ohrid, al sur del país, reportan que la misma pasa por "una fase crítica", y como único avance se mostraba la aceptación del gobierno en cuanto al uso de la lengua albanesa en aquellas regiones del país donde esa etnia supere el 20 por ciento de la población.

De lo que no hay duda alguna es que en Macedonia se ha abierto otro frente en el ya complicado mapa político de los Balcanes, donde situaciones como las de Bosnia y Kosovo solo han recibido "curitas de mercurio cromo" llevadas debajo de las botas interventoras de los soldados de la OTAN.

Si algo faltaba para corroborar esto, remitámonos a la denuncia que hiciera la agencia yugoslava Tanjug, en cuanto a que Estados Unidos pretende perpetuarse en los Balcanes, y para ello quiere arrendar por 75 años las tierras donde construye sus bases militares en Kosovo.

Con la construcción de las dos bases para los soldados norteamericanos en Kosovo, el Pentágono completaría un círculo militar en el sur europeo, donde ya posee bases militares en Macedonia, Albania y Bosnia; así como bases navales en el Mediterráneo y el Adriático; e instalaciones aéreas en Grecia, Turquía, Hungría e Italia.

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