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![]() Pousada sacó del hueco a su
"tropa" MARIA JULIA MAYORAL "En ausencia de mamá te hago depositaria de esta carta que es de todos". Jesús Rodríguez Pousada no dice mucho más a la hermana mayor, residente en su natal pueblo de Los Arabos, Matanzas. Teme emociones demasiado fuertes; pero redacta la nota con urgencia para acompañar la misiva de Fidel dedicada a los familiares de quienes, como él, han resultado cuadros destacados del Estado y el Gobierno en el año 2000.
Para Pousada una de las cosas más importantes en su vida es estar al frente de personas humildes y sencillas como las de Comunales. A Pousada le complace ese gesto del Comandante. "Los éxitos personales, casi nunca están separados del empeño y los sacrificios de la familia", multiplicada para él en sus tres hijos y en "la tropa de gente laboriosa" que dirige hace 14 años en los Servicios Comunales del Cotorro, en Ciudad de La Habana. HOMENAJE A HOMBRES Y MUJERES MUY HUMILDES No le falta razón. Pachá, la Rubia, Pedro, Ana Sonia, Georgina, Matías, Martha Salas... hombres y mujeres dedicados, indistintamente, al barrido de calles, los servicios necrológicos, la recogida de desechos, el cultivo de plantas y el cuidado de las áreas verdes, la conservación y el embellecimiento de los parques, las labores de dirección y administrativas, ven en el reconocimiento a su jefe el estímulo ganado por todos. Juan de Dios Cegarte (Pachá), conoce hace años a Pousada, "desde los tiempos en el ejército, cuando me movilizaron como reservista y un día me echó tremenda responsa. No era para menos, me había aparecido en la Unidad tarde en la mañana, vestido de traje y con mi flauta; en aquellos momentos tocaba en la orquesta Maravillas del Ritmo. ¡¿Quién diría que al cabo de tantos años nos volveríamos a encontrar?! Sigue igualito: muy trabajador, preocupado por los demás, exigente ante lo mal hecho, buscando siempre mejorías para que estemos contentos con el trabajo."
A primera vista Pousada parece tener más de 54 años. Las arrugas acentuadas y el pelo canoso se lo achaca a los sinsabores del último decenio en período especial. "Cuando empecé en Comunales la mayoría de los trabajadores estaba sin zapatos y ropa, no existían comedores y casi todos los equipos andaban desbaratados; pero aun en esas condiciones era preciso mantener la recogida de basura, la limpieza de las calles, los servicios en la funeraria y el cementerio..., hacer que cada una de esas personas se viera tal y como es: Alguien muy importante en la vida de cualquier poblado o ciudad". RECOGIENDO LO QUE SOBRA GANAN CIENTOS DE MILES En el acopio y venta de chatarra, papel, cartón, aluminio... supo ver este director una "luz en el camino". "Al principio nadie creía que de ahí íbamos a sacar el dinero para comprar gomas, motores, equipos de frío, comida, artículos de aseo personal, pintura, luminarias para los parques y hasta medios de oficina, incluyendo computadoras. La gente me miraba como diciendo: Este anda como el perro ladrándole a la Luna". No solo fue importante hallar esa fuente de divisas —extendida a otras actividades con el paso del tiempo—, sino el modo. Según Pousada, hubiera sido fácil crear brigadas estatales para realizar el trabajo; "pero ese no era el sentido de lo que buscábamos". La recogida de materias primas debía ser voluntaria, no remunerada, "un paso para ayudarnos a levantar el espíritu de lucha, el amor propio de la gente y los colectivos. Entonces, empezamos a explicar la importancia de la idea, con la ayuda del sindicato, el Partido, la Juventud y los cuadros. Poníamos en los murales a los más destacados, sin criticar a los apáticos o incrédulos. Al cabo de varios meses, los primeros resultados hicieron su efecto. Hoy cualquiera de mis trabajadores es un convencido recogedor de materias primas. Por esa vía hemos ingresado más de 200 000 dólares". De la transformación ocurrida también dan cuenta otros datos: en 1991 el nivel escolar promedio de los trabajadores de Comunales en el Cotorro era de sexto grado, ahora se acerca al décimo; el ausentismo laboral se ha reducido a menos del uno por ciento y aumenta la presencia de jóvenes, quienes ya suman más de 200 en una plantilla general de aproximadamente 700. Pousada llegó a su condición de director de Comunales sin proponérselo, "por unos días", respondiendo a la petición del Presidente del Poder Popular en aquel entonces; preguntándose cómo le iría en la nueva encomienda. Meses atrás por segunda vez había convencido a la comisión médica de las FAR para evitar el diagnóstico de invalidez total permanente. Durante la guerra en Angola una mina antitanque dejó mellas en su cuerpo, "pero no tanto como para quedarme en mi casa; ya no podía seguir en las tropas, era teniente coronel; pero me sentía con deseos de continuar batallando en cualquier puesto. Nunca me ha gustado que me cojan lástima". |
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