Manifestantes antiglobalización desbordan medidas policiales en Génova

Susana Ugarte, enviada especial

GENOVA, 20 de julio (PL). — La ocupación militar de esta ciudad italiana resultaba hoy insuficiente para detener a los manifestantes anti G-7, quienes surgen en cada rincón alrededor del blindado centro histórico que acoge a los lideres de los siete países más Industrializados.

Incendios por doquier, autos volcados, establecimientos saqueados por grupos radicales en su mayoría provenientes de Alemania, parecen incontenibles por los más de 20 mil efectivos antimotines dispuestos para garantizar la calma de los mandatarios de los siete país más industrializados más Rusia.

Esto parece Beirut, dijo un camarógrafo italiano que corría junto a esta enviada especial a fin de trabajar, para salvaguardar la vida ante el avance de las tanquetas y las fuerzas policiales que amenazaban con encerrarlos entre su despliegue y el de los manifestantes.

Decenas de helicópteros artillados lanzan gases lacrimógeno y aletargantes con el fin de detener lo que semeja una sublevación, mientras desde la base portuaria de los carabineros y servicios secretos salían continuamente pelotones de agentes de ese cuerpo y autos llenos de miembros de la policía secreta local.

Un genovés dijo a Prensa Latina que sus coterráneos habían abandonado la ciudad por el miedo que les habían infundido las autoridades del país y comentó que lo que está ocurriendo es una respuesta lógica al desmesurado mecanismo de seguridad, sin precedentes.

En Seattle, señaló un colega aludiendo a las protestas registradas en esa urbe norteamericana en 1999 durante una cumbre de la Organización Mundial del Comercio, tomaron al G-7 por sorpresa y ahora aprecia que se prepararon para contener al planetario movimiento mundial contra el esquema neoliberal...¡Y de que manera!

Uno de los activistas antiglobalización asesinado en la vía pública

Sin embargo, la zona roja (vedada a todo el que no esté debidamente autorizado) ya fue traspasada en varios puntos, entre ellos la Plaza Dante, y decenas de miles de activistas anti G-7 se han adueñado de toda la periferia de la pequeña zona histórica, donde radica el Palacio Ducal, sede de la Cumbre.

Silvio Berlusconi, jefe del gobierno italiano, y el más poderoso de los miembros del G-7, el presidente estadounidense George Bush, declararon que con esas demostraciones se condena al grueso de la Humanidad a la pobreza.

Un Berlusconi más hábil, asesorado por su eminencia gris, el canciller Renato Ruggiero, ex director de la OMC, insiste aún en el diálogo, pero como van las cosas parecen que nadie cree en esas palabras.

No pocos reporteros y manifestantes imputan los desórdenes criticables a elementos de los cuerpos de orden público infiltrados entre los manifestantes, quienes, afirman, desataron las pasiones.(Fotos: REUTERS)

 

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