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 Majestuosa sede para las colecciones de Arte Universal
Inaugura Fidel salas del Museo Nacional de Bellas Artes, radicadas en el antiguo Centro Asturiano Pedro de la Hoz
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JORGE LUIS GONZALEZ
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Las valiosas colecciones de Arte Universal, celosamente preservadas por el Museo Nacional de Bellas Artes, cuentan desde anoche con la sede que se merecían: el antiguo Centro Asturiano, situado a un costado del Parque Central habanero, quedó inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, como un nuevo espacio de la institución.
Tras recorrer por algo más de dos horas el inmueble
—por sí mismo una obra de notables valores arquitectónicos, edificada en 1928—, el líder de la Revolución se encaminó hacia el área exterior del Museo, donde compartió el acto de inauguración, al igual que la jornada anterior, con artistas, intelectuales y periodistas, delegados a los últimos Congresos de la UNEAC y de la
UPEC, y destacadas personalidades de la cultura.
Detalles sobre el proyecto museográfico, la ejecución de la obra y las posibilidades de disfrute estético que se abren con la exhibición de las piezas fueron ofrecidos, respectivamente, por el arquitecto José Linares, proyectista general; el ingeniero Nelson Morales, en nombre de las fuerzas constructoras que laboraron allí por 26 meses; y Moraima
Clavijo, directora del Museo. Matizaron esta nueva fiesta del arte las intervenciones artísticas del Ballet Español de La Habana y el Orfeón Santiago, dirigido por el maestro Electo Silva.
En un breve discurso que puso fin al acto, Fidel calificó a las colecciones de Arte Universal como un tesoro que dejó en él una inolvidable impresión, y comentó, de manera particular, la colosal variedad de exponentes, algunos de cerca de tres mil años de antigüedad, procedentes de las culturas que florecieron entonces en el Mediterráneo. También elogió el minucioso trabajo de restauración de la edificación, que incluyó la reconstrucción de columnas y ornamentos destruidos, y hasta de un vitral rescatado en 1994 por la Oficina del Historiador de la Ciudad.
Su sentido de la justicia se puso de manifiesto al evocar a Joaquín Gumá y Herrera, Conde de Lagunillas, quien en 1954, al abrirse el Palacio de Bellas Artes, depositó allí su riquísima colección personal, la cual donó legalmente en 1960 al Museo Nacional, pues no quería que a su muerte
—acaecida aquí en su Patria dos décadas después— surgieran reclamaciones hereditarias sobre obras que expresamente deseaba que formaran parte del patrimonio de la nación.
A propósito de la inauguración de la nueva sede, comentó cómo esa zona de la capital continuará embelleciéndose con obras de valor cultural y turístico, acompañadas de programas sociales; y señaló cómo la imaginación, las ideas y la necesidad de hacer cosas útiles son factores determinantes para seguir avanzando.
Por último, el Comandante en Jefe afirmó que todos los programas que se acometen seguirán enriqueciendo a la cultura y a la nación, no para beneficio de explotadores ni clases privilegiadas, sino para beneficio del pueblo.
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