 Campo, industria, Revolución... Los sobrenombres que merece La Habana
Juan Varela Pérez La Habana campo
—así se le conoce popularmente— no es solo la mayor productora de viandas, granos y hortalizas del país. Detrás de esa laboriosa imagen agropecuaria que siempre la identifica se
"ocultan" otras como ser la segunda potencia industrial y científica cubana.
Su territorio es la sede de centros que, por el peso de lo que hacen y suministran, trascienden las fronteras del territorio e influyen en la economía nacional. Los 19 municipios están presentes en un abanico de producciones que encabezan las 950 000 toneladas de petróleo; las 80 000 de cítricos, los
14,2 millones de quintales en la agricultura no cañera, la zafra azucarera y su bajo costo por t, la electricidad
—con una reducción del índice de intensidad energética del 16,4%—, neumáticos, cemento, vidrio, ómnibus y otros vehículos, pinturas, papel de aluminio, cartón y cartulina, medicamentos, confecciones y renglones que día a día amplían la oferta y mejoran la calidad.
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AHMED VELAZQUEZ |
La producción petrolera constituye uno de los soportes de la economía habanera.
No se trata de hacerle una radiografía a La Habana pero sí sacar a la opinión pública elementos no muy divulgados y que a la hora del examen final inclinaron la balanza en la decisión tomada por el Buró Político para concederle la sede del acto central por el Aniversario 48 del Día de la Rebeldía Nacional.
La alegría de los más de 701 000 habitantes que le dan vida a este joven territorio tiene sus razones. Ellos saben, porque son los protagonistas, que su provincia dejó de ser una carga económica para la nación al no llegar a las cifras previstas por pérdidas. Al incrementar los ingresos y disminuir la ejecución del presupuesto cerraron el período que se evalúa ( julio del 2000 a mayo del 2001) con un superávit de 14,2 millones de pesos.
Han sido determinantes en este logro el incremento de las ventas al diversificarse las ofertas en la gastronomía y un comportamiento muy profesional y serio de la oficina de la Administración Tributaria sobre el control de los ingresos que deben entregar al presupuesto las entidades estatales y los privados.
Llama la atención que el superávit se alcanza pese a disminuir en 30 millones de pesos el aporte por las ventas de cigarros y bebidas alcohólicas. En cambio crecieron los ingresos por concepto de alimentos sin necesidad de alterar los precios.
La tendencia favorable a la rentabilidad, explica Angel Gárate, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular, comenzó a manifestarse en 1998 tiempo después de tocar fondo en la producción mercantil en 1994
—el año más crítico del período especial— con apenas 400 millones de pesos.
A partir del 95, a la reanimación industrial, siguió una etapa de mayor organización, mejor uso de los recursos y la aplicación de medidas que hicieron posible incrementar la productividad en 20,4 por ciento. Hoy, el 71 por ciento de los trabajadores de las empresas habaneras tienen vinculados los salarios a los resultados finales de la producción. Las estadísticas oficiales confirman que la tasa de desempleo es de solo el 4% concentrado, básicamente, en el sector femenino.
Recuerda el presidente del Gobierno en La Habana que la producción mercantil tuvo, antes del período especial, su mejor momento en el 1990 con 1 000 millones. Hoy, en cambio, se obtienen 1 308 millones de pesos.
La liquidez en manos de la población ha disminuido en forma significativa y actualmente es de 80,3 millones de pesos gracias a un aumento sustancial de las ventas en la gastronomía, el comercio y en la prestación de servicios.
Mencionar a colectivos y municipios destacados es una misión casi imposible. Entre estos últimos aparecen, por lógica, Santa Cruz del Norte
—donde a todo lo que existía se le suma una importante planta de levadura seca—, San José, Mariel, Artemisa. Los hay grandes que sobresalen. También pequeños. Cada uno hace lo suyo.
Gárate ponderó la atención que deben recibir las 78 entidades enfrascadas en el proceso del perfeccionamiento empresarial. Cierto que ya se implantó en cinco y otras 38 tienen aprobados el aval de la contabilidad y el diagnóstico, pero es un programa que por su importancia reclama un avance más acelerado y esas cifras son insuficientes.
Adentrarnos en el extraordinario mundo de la educación y el aporte de los habaneros requiere de por sí, un análisis por separado. Igual sucede con las 32 unidades del polo científico, algunas de connotación internacional y la cultura que de los últimos lugares en pasados años pasa al grupo de la vanguardia.
Lo esencial, dijo Gárate, es que los resultados del territorio implican, ante todo, el crecimiento de la economía y el fortalecimiento del sentimiento revolucionario de las masas.
"Aunque los cuadros han trabajado fuerte el principal protagonista, el actor número uno, ha sido el pueblo con su destacada participación en la batalla de ideas", señaló el dirigente.
Por estos caminos anda La Habana alegre, optimista y confiada en el futuro.
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