 Deportistas exigen liberación de patriotas LA HABANA, 29 de junio (AIN).—El movimiento deportivo exigió la liberación de los cinco patriotas cubanos encarcelados injustamente en Miami, en una Tribuna Abierta, como parte de las actividades por el XXXV Aniversario del Cerro Pelado.
Deportistas, entrenadores, federativos, médicos, periodistas e integrantes de la delegación de esa epopeya levantaron sus puños como muestra del apoyo a la batalla que libra el pueblo por desenmascarar las nuevas patrañas del imperialismo contra Cuba.
Las áreas del Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento que lleva el nombre del buque que trasladó en 1966 a los atletas cubanos para participar en los X Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan, Puerto Rico, fue el escenario del acto.
Al igual que en la declaración del Cerro Pelado, los deportistas llamaron a sus hermanos latinoamericanos, y a los de todo el mundo, a organizar la lucha por la defensa del derecho de los atletas a representar a su pueblo en las competencias, de lo que se les quiso privar a los cubanos hace 35 años.
Entre los deportistas que intervinieron estuvo Ana Fidelia Quirot, quien destacó la heroica página escrita por deportistas en 1966, cuando el imperialismo y sus lacayos trataron de impedir la presencia de Cuba en los Juegos, en los que una vez más los cubanos pusieron bien en alto su Patria.
La campeona mundial de atletismo señaló que el ejemplo de esa aguerrida delegación, que convirtió el barco en un gran centro de entrenamiento, fue la semilla que germinó en la conducta de varias generaciones de atletas, árbitros, dirigentes y de toda la familia del deporte.
"Su actitud permitió expresar ante las múltiples provocaciones del enemigo de la Revolución, la lealtad y el patriotismo de los deportistas cubanos, convertidos en escudo y admirados por todo nuestro pueblo", apuntó.
La ocasión también fue propicia para la entrega de diplomas de reconocimiento del INDER a los integrantes de la delegación, entre ellos a José Llanusa, quien estuvo al frente de ella y que leyó en la proa del mercante la declaración del Cerro Pelado, en 1966.
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