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 Del 25 de junio al 1º. de julio en Las Tunas Décima criolla en métrica iberoamericana Antonio Paneque Brizuela
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FELICIA HONDAL |
Parece cosa de sueño ver, como silueta antigua ante el foco de la modernidad y de pantalla la vida, el modo en que el siglo XXI recibe a escala iberoamericana aquella imagen decimonónica en guayabera y sombrero de guano recostada a la montaña o al batey, al guateque o al labrantío. Y al hombre rebasarse a sí mismo en métrica y cultura para alentar al oído y al espíritu con un pensamiento, una melodía, diez versos y ocho sílabas trastocados en arte.
La otra décima guajira, llamada así porque fue en las campiñas donde, polizonte de carabelas, la joven espinela de cinco siglos prendió fuego primero
—y no donde único— ha crecido tanto en rostro y corazón durante cuatro décadas que cuesta trabajo hasta describirlo en tipos de imprenta.
"Viajera peninsular / Cómo te has aplatanado", podría decir ahora como nunca antes sobre el tema uno de los grandes repentistas cubanos, Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.
La otrora imagen de improvisador secular y su tonada, quizás ligada a un tabaco y una botella de ron para completar el inevitable perfil, no dejaba de ofrecer un tono poético y un tanto nostálgico, pero era tal la pobreza de la época
—no sólo de espíritu— que vale la pena, sino olvidarla, considerarla en su tono de premisa y su hálito de alma.
Muchos en Cuba y Latinoamérica que vivieron aquellos tiempos, levantaron la décima venida de España por encima de sus cabezas, tomaron impulso y la devolvieron, sana pero enriquecida, hacia una patria más grande, que ahora puede hablar de Décima Iberoamericana: un guajiro recostado a Los Andes o a Los Pirineos... sin menoscabo de patria o nación, que quedan pequeñas a la verdadera cultura.
Pero si de nación quiere hablarse en el estricto sentido de folclor autóctono, de aporte y de amor a una forma de la métrica clásica cultivada en otro país, hay que hablar de Cuba y de las Jornadas Nacionales Cucalambeanas que, desde 1967, se celebran en Las Tunas
—con dimensión nacional-— entre finales de junio y principios de julio, y, dentro de ellas, los Festivales Iberoamericanos de la Décima que
—con proyección regional— tienen lugar cada dos años (alternativamente se efectúan en otro país hispánico), este último con escenarios teóricos sobre la décima y su entronque en América.
Llega así, con este verano, la trigésimo cuarta de estas jornadas y la novena reunión de improvisación y debate
hispanohablante, en el inseparable recodo poético de El Cornito tunero, sobre cuya movilización de públicos diversos (10 000 personas cada día durante los encuentros) disertaron hace poco Jesús Orta y José Ramírez Cruz, los dos principales fundadores de estos eventos.
Ambos insertarían a estas lides, en una conferencia de prensa en Expocuba donde se libró la convocatoria, entre los primeros y más antiguos antecedentes de la actual estrategia de difusión masiva de la cultura. Faltaría solo por añadir que
"de masas" no significa solo un concepto de número, sino de calidades y universalidad de la obra ofrecida al gran público, cosa que, por suerte, ocurre cada vez más en los eventos cucalambeanos.
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